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Graciela Alfano: "El paso de los años se puede vivir como una decadencia o como un momento maravilloso de la vida”
Sábado, 14 Septiembre 2024 23:02

Graciela Alfano: "El paso de los años se puede vivir como una decadencia o como un momento maravilloso de la vida”

La reconocida actriz y conductora, que realizó más de 30 películas, 400 comerciales, casi 600 tapas de revistas y quien sabe reinventarse, como nadie, abrió su corazón en Íntimamente con Alejandra Rubio. Habló en detalle de su infancia, sus comienzos, su historia y como lleva con orgullo el paso de los años: “La vida cambia, pero no se termina mientras estemos vivos. El paso del tiempo se puede vivir como una decadencia o como otro momento maravilloso de la vida. Hay otras cosas maravillosas que se pueden vivir. Hay que seguir buscando donde están los ‘tesoros’ de cada momento. Nos hicieron creer que la juventud es un tesoro y la juventud se va, se termina. Hay que aprender a disfrutar de los cambios, del paso del tiempo. Disfrutar de cada momento. Mi objetivo en la vida era tener hijos y una hermosa familia. Hoy disfruto de ellos y de mi nieta y eso me llena el alma.”

Graciela Inés Alfano Casanova, es su nombre completo. Nació un 14 de diciembre de 1952. Fue portada de las revistas Gente y Siete Días, que la eligió como "Miss Siete Días". Fue elegida en Colombia como "Miss Belleza Panamericana". Luego incursionó en televisión en la telenovela Mi amigo Andrés y debutó en cine de comedia en las ya clásicas películas: “La gran aventura”, “El gordo catástrofe”, “Fotógrafo de señoras”, “La aventura de los paraguas asesinos”, “Departamento compartido”, “Gran Valor”, “Tiro al aire” y “Los Súper Agentes contra los Fantasmas”... Desde que irrumpió en los medios de comunicación con tan sólo 17 años de edad, se convirtió en un verdadero ícono de belleza y no hubo hombre que pudiera resistirse a sus encantos. Aunque ella asegura que en su adolescencia era muy fea y cuando salió tapa de la primera revista, sus compañeros y amigos no la reconocían: “De chica me veía fea. En la adolescencia no era la más linda del curso, ni mucho menos. Tenía la cara llena de granitos, que yo odiaba. Usaba anteojos, porque era muy miope y siempre usaba el pelo atado. Era la traga del curso, me gustaba mucho estudiar. De repente me encuentra un fotógrafo en la playa, me sueltan el pelo y hago una producción para la revista ‘Siete Días’. De la noche a la mañana me había convertido de la ratita estudiosa a una ‘bomba sexy’. Mis compañeros no podían creer como la miope y traga del curso se convirtió en la chica del momento.”

 
“Desde ese momento, hasta hoy, jamás paré. Comencé a hacer publicidad no paraba. Recuerdo que la primer platita que gané fue con una publicidad de esmalte. Yo ya estudiaba ingeniería y use esa plata para comprarme un libro de ingeniería de termodinámica. Yo estaba totalmente convencida que toda mi vida me iba a dedicar a la ingeniería y que lo del espectáculo era pasajero. La vida me fue llevando y al año siguiente me eligieron ‘Miss Argentina’ y me llevaron a Cali, Colombia, para ‘Miss Belleza Internacional’. Para mí fue muy fuerte cuando gané porque había 80.000 personas en el estadio. Ahí la gente me aplaudía, me ovacionó y sentí adentro de mi cuerpo algo muy fuerte. Pensé: ‘no puedo renegar de esto, no verlo. La gente me está eligiendo.’ Siempre fue una elección de la gente y yo me deje llevar. Ahí después firme mi primer película ‘La gran aventura’, donde hacía de una concursante de belleza, y no paré más. Fue un éxito impensado que nunca busqué. Después todo lo que iba haciendo se iba convirtiendo en éxito y seguí dejándome llevar. El público me eligió siempre y eso es lo más hermoso que me pudo pasar. Disfruté mucho de mi carrera aunque nunca fue mi sueño. Yo no soñaba con mi carrera, siempre soñé con tener una gran familia y muchos hijos, porque yo sufrí el ser hija única de padres grandes. Siempre desee tener hijos y una familia numerosa. Eso me o propuse, programé y hoy lo tengo. Lo logré. Me casé cuando tenía 20 años y mi hijo, Nicolás, nació cuando yo tenía 21. Siempre me preguntan si me arrepiento y yo contesto que ¡No! Al contrario, fue hermoso y era mi sueño.”
 
Graciela es hija única de padres grandes, y así relata su infancia: “Mi primera infancia fue muy feliz. Tomé la teta hasta los 14 meses y a los 11 ya hablaba. Mi madre tenía una gran fantasía y creatividad. Todas las cosas malas que nos pasaban en la vida, ella tenía la facilidad de disfrazarlas para que no fueran tan trágicas y las pasábamos desde otro lugar. Eso me marcó. Me enseñó a disfrutar de la fantasía y poder trasladarme por momentos a ese mundo mágico a respirar. Transformar y llevar los malos momentos de la mejor manera. A elegir el espacio mental en el cual vivir. Los hechos que suceden no los podemos cambiar, pero si el cómo nos sentimos nosotros frente a ellos. Buscar un espacio mental mejor. Ver lo bueno que tengo a pesar de lo malo que me pasó. Esa enseñanza me acompañó siempre a lo largo de mi vida. Hoy cuando me preguntan: ‘¿Cómo andas?’ Les contesto: ‘¡Fantástica!’ ¿Cómo no voy a contestar eso si estoy viva? Anoche murió mucha gente y la vida es un regalo que hay que valorar realmente. Tenemos que disfrutar siempre, aunque no tengamos un gran propósito. No es necesario tenerlo. Sólo disfrutar realmente del momento.” Aseguró la actriz.
 
Retomando el relato de su infancia, Graciela remarcó la importancia de su padre a lo largo de su vida: Mi papá quería tener un varón y yo trataba de hacer todo lo que a él le gustaba. Mi padre era cazador de caza mayor. Yo era chiquita y me iba a cazar con él en un jeep verde. Un papa muy presente en la primera etapa de mi vida. Compartíamos muchas cosas. El cazaba, pero le gustaban mucho los animales. Comíamos lo que cazábamos. No mataba por matar. Cazábamos patos y los comíamos. A mí no me gustaba matarlos, pero con tal que él estuviera feliz yo lo hacía. El pasear con él por la naturaleza me encantaba. Él era ingeniero y en el Chaco le dieron una manzana entero en parte de pago. Había hecho una casa en el medio de la manzana y estábamos rodeados de animales. Teníamos un mono, un oro, dos linces y llegamos a tener hasta un gato montés que lo habían herido, él lo curó y nos quedó de mascota. Yo era muy chica y mi papá me enseñó a vivir entre los animales, entenderlos, observarlos, cuidarlos… Además de ingeniero, era escritor y tenía una gran facilidad y le encantaba contar y escribir cuentos. Era un gran observador. Observaba mucho a los animales y escribía cuentos muy interesantes. Mezclaba lo que observaba de la vida de los animales con reflexiones filosóficas. En ese tiempo mucho no las entendía. Por suerte aun los conservo y hoy los disfruto de otra manera. Tuve poco tiempo a mi papá, pero con un vínculo muy estrecho, pese a sus viajes. Soy una mujer que tuve un padre y eso se nota. Siempre fui una mujer fuerte que no necesite a un hombre al lado. Nunca lo necesite para apoyarme. Siempre me valí sola. Sabía que tenía que hacerlo y podía sola. Pero eso porque tuve la imagen masculina de mi padre. Él nunca me trato como una muñequita, vivía con las piernas raspadas de estar entre las plantas y seguirlo a la par. El me demostró que yo podía y siempre me apoyó." Recordó Graciela quien perdió a su padre siendo aún niña y su madre se volvió alcohólica por la perdida.
 
Esta no fueron las únicas situaciones traumáticas que Graciela tuvo que vivir en su Infancia. Después de muchos años de silencio, decidió hablar y brindar su relato para ayudar a otras mujeres que pasaron por su misma problemática. Alguien cercano a la familia, una persona de confianza abusó sexualmente de ella desde los 4 a los 7 años. Ella le pidió auxilio a su madre, pero ella nunca le creyó. Su padre, quien aún vivía, fue quien la rescato de ese infierno. Así recuerda la actriz, ese duro momento de su vida: "Mi mamá era solita conmigo porque mi papá viajaba mucho, entonces recurría a una familia de confianza, que eran nuestros vecinos de toda la vida. El hombre de la familia me iba a buscar al jardín y me llevaba a su casa hasta que mi mamá volvía de trabajar. Yo no sabía que lo que me hacía estaba mal, no sabía lo que es tocar, si era lo mismo que te toquen el pelo o ahí abajo porque esto fue entre los 4 y los 7 años. Yo iba a la casa de mis amigas y la llamaban a mi mamá para que me vaya a buscar. (...) La forma de relacionarme con mis amigas era esa, tocarlas, la normal para mí. Yo no tenía idea de la erotización de ese toqueteo. Sospeché que eso no estaba bien cuando me empezaron a poner multas morales en los colegios por relacionarme así con los demás, pero qué podía entender. Ahí hablé con mi mamá, pero no me creyó, creía que era una fantasía mía porque yo pintaba y era creativa", se emocionó recordando a su madre, que durante años no pudo perdonar por no haber confiado en ella pero mediante muchísima terapia y un gran trabajo interno logró hacerlo.
 
El abuso no llegó a ser carnal, una violación por un impedimento físico del hombre: "Fue un abuso reiterado – continua Graciela asegurando-, pero las secuelas te quedan igual. Todas las personas que fueron abusados y abusadas quedan rotos, es como estar discapacitados de alguna manera, como al que le falta una pierna o un brazo. No se ve el daño, pero existe, nos molesta siempre. Algunos vamos desarrollándonos, siendo cada vez más fuertes. Hoy esta mujer que ven acá no es esa niñita, es una persona que atravesó todo eso y se hizo más fuerte”.
 
Del calvario pudo librarse años después, cuando su padre volvió de viaje y Graciela tomó coraje para hablar de eso que le hacía ruido: "Cuando ya tenía un poco más de madurez, a los 7 años que ya iba al colegio, me animé y le conté a mi papá, que había vuelto de uno de sus viajes. Se encontró con este hombre. Lo recuerdo clarísimamente .Entonces como yo siempre fui muy valiente delante de ese monstruo, sabiendo que tal vez mi papá no me pueda creer, le dije todo lo que me hacía, con todas las acciones de cómo me lo hacía. En ese mismo momento, mi papá le dijo a mi mamá que prepare un bolso, nos llevó a un hotel, y empezó a gestionar la compra de una vivienda, me cambiaron de colegio, de barrio, me sacaron de ahí. Lo que hizo con este hombre no lo sé. En mi familia, no se habló nunca más del tema." Continúo relatando.
 
 “Por la vida que tuve, tuve muchas cuentas pendientes tanto con mi padre como con mi madre. Pero el amor todo lo salva y a mí me dieron mucho amor. Bien, mal, con dificultades, con enfermedades, con ausencias… pero hubo amor y eso me salvó. Ya no tengo cuentas pendientes. Perdoné. Sané. Los últimos anos de mi madre los vivimos juntas y sin ningún reproche. Con todo el amor que pude darle, hasta el último minuto de su vida. Nuestra despedida, antes de su partida, fue realmente inolvidable. Estaba muy flaquita, pesaba solo 28 kilos. Me acosté con ella, puse mi cara en su pecho y le dije, mirándola a los ojos, ‘pensar que tus ojos fue lo primero que vi cuando nací’, y la entereza que no tuvo en toda su vida, la tuvo en el último momento. Me dijo, ‘yo quiero que tus ojos sean lo último que vea cuando me vaya’, y al poco tiempo partió”. Agregó Alfano.
 
El pasar muchas cosas en la vida no te justifica en nada. La vida es tan corta que merece ser vivida. Vivir hoy, estar bien hoy…Tratar de ver las cosas de la mejor manera posible. El abrir los ojos y estar vivo y que tus seres queridos también, ese ya es un motivo para festejar. Mi ser interno me salvo siempre, porque siempre mire para adelante. No sirve miras atrás, sufrir. Hay que mirar para adelante y seguir. Pensar y pensar en lo mismo no sirve sino accionas. Pensar y pensar, sin tomar una decisión, sin resolver nada, es contraproducente. El pensamiento tiene que tener una acción como resultante, como el pájaro come coco no sirve. Nada de lo que te paso en la vida lo podes cambiar. Las cosas malas de la vida te hacen más fuerte, más sabia. Yo siempre doy el ejemplo de la oruga. Cuando ves una oruga en un capullo y ves que se está moviendo mucho para poder romperlo, si vos la ayudas y cortas el capullo, la mariposa se cae. No tiene fuerzas, no puede volar. Si vos la dejas sola, va a abrir el capullo y salir volando. Por qué? Porque hizo suficiente fuerza para que sus alas sean fuertes para poder volar. Por eso cuando las cosas displacértelas te pasan, te están entrenando, son un entrenamiento de vida. Yo puedo decir que tuve un entrenamiento feroz de vida, pero la persona fuerte que soy en estos momentos, lo soy por eso. Uno puede elegir lo que piensa y somos dueños de nuestra propia película. Hay que tener siempre proyectos, crear lo que queres de tu vida, tener ganas. A mí me salvó el ser gánica. El ser agradecida a la vida es muy importante", reflexionó Graciela quien en su vida realizó teatro, televisión, más de 30 películas, 400 comerciales, casi 600 tapas de revistas y hoy vive el presente que tanto soñó.