Graciela Inés Alfano Casanova, es su nombre completo. Nació un 14 de diciembre. Fue portada de las revistas Gente y Siete Días, que la eligió como "Miss Siete Días". Fue elegida en Colombia como "Miss Belleza Panamericana". Luego incursionó en televisión en la telenovela Mi amigo Andrés y debutó en cine de comedia en las ya clásicas películas: La gran aventura , El gordo catástrofe Fotógrafo de señoras , La aventura de los paraguas asesinos , Departamento compartido , Gran Valor, Tiro al aire y Los Superagentes contra los fantasmas. Desde que irrumpió en los medios de comunicación con tan sólo 18 años de edad, Graciela Alfano se convirtió en un verdadero ícono de belleza. Y no hubo hombre que pudiera resistirse a sus encantos. Aunque ella asegura que en su adolescencia era muy fea y cuando salió tapa de la primer revista, sus compañeros y amigos no la reconocían.
Graciela Es hija única. Su padre era ingeniero civil y cazador:” Mi padre era cazador de caza mayor. Yo era chiquita y me iba a cazar con él. Un papa muy presente en la primera etapa de mi vida. Compartíamos muchas cosas. El cazaba, pero le gustaban mucho los animales. Comíamos lo que cazábamos. No mataba por matar. Era un gran observador. Observaba mucho a los animales y escribía cuentos muy interesantes. Mezclaba lo que observaba de la vida de los animales con reflexiones filosóficas. En ese tiempo mucho no las entendía. Por suerte aun los conservo y hoy los disfruto de otra manera”.
“Tuve poco tiempo a mi papá, pero con un vínculo muy estrecho, pese a sus viajes. Soy una mujer que tuve un padre y eso se nota. Siempre fui una mujer fuerte que no necesite a un hombre al lado. Nunca lo necesite para apoyarme. Siempre me valí sola. Sabía que tenía que hacerlo y podía sola. Pero eso porque tuve la imagen masculina de mi padre. El nunca me trato como una muñequita, vivía con las piernas raspadas de estar entre las plantas y seguirlo a la par. El me demostró que yo podía y siempre me apoyó".
Él ponía la bala en el cráneo de muchos animales y en mi casa teníamos cabezas embalsamadas. Mi mamá estaba muy en contra de esto, lo detestaba. Y el final de mi padre fue con un tiro en la cabeza. Rigieron que se había suicidado, y no fue así. Mi padre no se suicidó, fue asesinado. Se marcó como suicidio en Resistencia, Chaco, pero cuando fuimos a recoger el cadáver con mi mamá, el calibre de la bala que tenía no coincidía con el calibre de la pistola que llevaba en la mano. Cuándo fuimos a buscar el cuerpo alguien del juzgado le dijo a mi mamá: 'Señora, usted tiene una hija. Por favor olvídese de esto, llévese a su marido muerto y quiero que el apellido Alfano no se escuche nunca más'. Yo tenía 12 años en ese momento y mucho no pude hacer". Recordó Graciela.
“Fue una época difícil de mi vida. Mi mamá me iba a buscar al colegio completamente alcoholizada. Me juraba mientras volvíamos a casa que no había tomado una gota de alcohol y yo, con 12 años, tenía que rearmar a mi mamá, vivíamos un día a la vez. Mi infancia fue muy tremenda, espantosa, y por eso yo me ponía esa máscara de ira y violencia, porque es la única forma en la que pude salir adelante”.
Esta no fueron las únicas situaciones traumáticas que Graciela tuvo que vivir en su Infancia. Después de muchos años de silencio, decidió hablar y brindar su relato para ayudar a otras mujeres que pasaron por su misma problemática. Alguien cercano a la familia, una persona de confianza abuso sexualmente de ella desde los 4 a los 7 anos. Ella le pidió auxilio a su madre, pero ella nunca le creyó. Su padre, quien aún vivía, fue quien la rescato de ese infierno. Así recuerda la actriz, ese duro momento de su vida: "Mi mamá era solita conmigo porque mi papá viajaba mucho, entonces recurría a una familia de confianza, que eran nuestros vecinos de toda la vida. El hombre de la familia me iba a buscar al jardín y me llevaba a su casa hasta que mi mamá volvía de trabajar. Yo no sabía que lo que me hacía estaba mal, no sabía lo que es tocar, si era lo mismo que te toquen el pelo o ahí abajo porque esto fue entre los 4 y los 7 años”. Recuerda Alfano.
“Yo iba a la casa de mis amigas y la llamaban a mi mamá para que me vaya a buscar. (...) La forma de relacionarme con mis amigas era esa, tocarlas, la normal para mí. Yo no tenía idea de la erotización de ese toqueteo. Sospeché que eso no estaba bien cuando me empezaron a poner multas morales en los colegios por relacionarme así con los demás, pero qué podía entender. Ahí hablé con mi mamá, pero no me creyó, creía que era una fantasía mía porque yo pintaba y era creativa", se emocionó recordando a su madre, que durante años no pudo perdonar por no haber confiado en ella pero mediante muchísima terapia y un gran trabajo interno logró hacerlo.
El abuso no llegó a ser carnal, una violación por un impedimento físico del hombre: "Fue un abuso reiterado – continua Graciela asegurando-, pero las secuelas te quedan igual. Todas las personas que fueron abusados y abusadas quedan rotos, es como estar discapacitados de alguna manera, como al que le falta una pierna o un brazo. No se ve el daño, pero existe, nos molesta siempre. Algunos vamos desarrollándonos, siendo cada vez más fuertes. Hoy esta mujer que ven acá no es esa niñita, es una persona que atravesó todo eso y se hizo mas fuerte”.
Del calvario pudo librarse años después, cuando su padre volvió de viaje y Graciela tomó coraje para hablar de eso que le hacía ruido: "Cuando ya tenía un poco más de madurez, a los 7 años que ya iba al colegio, me animé y le conté a mi papá, que había vuelto de uno de sus viajes. Se encontró con este hombre. Lo recuerdo clarísimamente .Entonces como yo siempre fui muy valiente delante de ese monstruo, sabiendo que tal vez mi papá no me pueda creer, le dije todo lo que me hacía, con todas las acciones de cómo me lo hacía”, continuo relatando.
“En ese mismo momento, mi papá le dijo a mi mamá que prepare un bolso, nos llevó a un hotel, y empezó a gestionar la compra de una vivienda, me cambiaron de colegio, de barrio, me sacaron de ahí. Lo que hizo con este hombre no lo sé. En mi familia, no se habló nunca más del tema".
Ese hecho y la necesidad de saber, la hizo volver al barrio tiempo después. "Cuando tenía 19 años me compré mi primer auto y lo primero que hice fue ir a esa casa en la calle Aráoz. Estuve ahí durante 4 horas parada en la calle, mirando mi casa y la de ellos que eran pegadas, y me pasaron mil cosas por la cabeza, hasta las ganas de matarlo".
Este hecho marco su vida y la relación con los hombres para siempre. "Yo no tuve una buena sexualidad ni en la primera vez, ni en los siguientes años. También tiene que ver con lo que fui desde joven... Era 'Graciela Alfano, la Lolita'. Sexualizaba a todo un país y es porque me puse encima todo ese modelo. Me dio mucho ese papel, pero yo hubiera querido hacer otra cosa. Les he tenido miedo a los hombres. Los atraía muchísimo y luego bajaba mi autoestima por el piso cuando trataba de satisfacerlos. Cuando uno trata de satisfacer a los demás, no es feliz", aseguró.
“Por la vida que tuve, tuve muchas cuentas pendientes tanto con mi padre como con mi madre. Pero el amor todo lo salva y a mí me dieron mucho amor. Bien, mal, con dificultades, con enfermedades, con ausencias…pero hubo amor y eso me salvó. Ya no tengo cuentas pendientes. Perdoné. Sané. Los últimos anos de mi madre los vivimos juntas y sin ningún reproche. Con todo el amor que pude darle, hasta el último minuto de su vida. Nuestra despedida, antes de su partida, fue realmente inolvidable. Estaba muy flaquita, pesaba solo 28 kilos. Me acosté con ella, puse mi cara en su pecho y le dige, mirándola a los ojos, ‘pensar que tus ojos fue lo primero que vi cuando nací’, y la entereza que no tuvo en toda su vida, la tuvo en el último momento. Me dijo, ‘yo quiero que tus ojos sean lo último que vea cuando me vaya’, y al poco tiempo partió”. Agregó Alfano.
El pasar muchas cosas en la vida no te justifica en nada. La vida es tan corta que merece ser vivida. Vivir hoy, estar bien hoy…Tratar de ver las cosas de la mejor manera posible. El abrir los ojos y estar vivo y que tus seres queridos también, ese ya es un motivo para festejar. Mi ser interno me salvo siempre, porque siempre mire para adelante. No sirve miras atrás, sufrir. Hay que mirar para adelante y seguir. Pensar y pensar en lo mismo no sirve sino accionas. Pensar y pensar, sin tomar una decisión, sin resolver nada, es contraproducente. El pensamiento tiene que tener una acción como resultante, como el pájaro come coco no sirve. Nada de lo que te paso en la vida lo podes cambiar. Las cosas malas de la vida te hacen más fuerte, más sabia. Yo siempre doy el ejemplo de la oruga. Cuando ves una oruga en un capullo y ves que se está moviendo mucho para poder romperlo, si vos la ayudas y cortas el capullo, la mariposa se cae. No tiene fuerzas, no puede volar. Si vos la dejas sola, va a abrir el capullo y salir volando. Por qué? Porque hizo suficiente fuerza para que sus alas sean fuertes para poder volar. Por eso cuando las cosas displacértelas te pasan, te están entrenando, son un entrenamiento de vida. Yo puedo decir que tuve un entrenamiento feroz de vida, pero la persona fuerte que soy en estos momentos, lo soy por eso. Uno puede elegir lo que piensa y somos dueños de nuestra propia película. Hay que tener siempre proyectos, crear lo que queres de tu vida, tener ganas. A mí me salvó el ser gánica. El ser agradecida a la vida es muy importante", reflexionó Graciela.
Más reflexiones, su vida y su historia completa, en su propia voz, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio.