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José Vélez: "Gracias al gobierno de Franco, tuvimos un techo"
Martes, 08 Septiembre 2020 16:42

José Vélez: "Gracias al gobierno de Franco, tuvimos un techo"

El canario que conquistó hace años la Argentina repasó en Íntimamente con Alejandra Rubio: su dura, pero feliz infancia; sus comienzos desde niño; su timidez; los golpes y alegrías de su vida y sus ganas constantes de superarse, pese al paso del tiempo.

José Vélez nació en un pequeño pueblo llamado Telde, zona perteneciente a las Islas Canarias. Es el mayor varón de 10 hermanos. Vivió una niñez de mucha pobreza, pero de gran alegría. Paso de vivir de la ayuda de Caritas y ganar concursos de canto, a armar una carrera artística y recibir numerosas distenciones. Un auditorio en España lleva su nombre, posee el título de ‘Hijo Predilecto’ de su ciudad natal y hasta una calle, en su lugar de origen, tiene en su honor.
Su verdadero nombre es José Velázquez Jiménez. A fines de los´60, integró un grupo armado por su profesor de música en la Organización Juvenil Española, el Grupo Maravilla, que al poco tiempo se disolvió. Fue entonces que José Vélez comenzó su carrera como solista. Se presentó en el “Festival de la canción de la Isla de Palma”, donde triunfó. A los 17 años, se instaló en Madrid. En 1976, lanzó su primer disco, “Vino griego”. Desde entonces, ganó 20 discos de Platino y 32 de Oro.
“Éramos 10 hermanos. Vivíamos en una situación muy precaria –recuerda el cantante- Dormíamos los diez en una misma habitación (solo dividida, gracias a la ayuda de Caritas con los varones de un lado y las mujeres de otro), y en la otra, dormían mi abuelo, mi tía y mis padres. No teníamos nada, sólo un pequeño patio, donde cantábamos y éramos muy felices pese a no tener nada material. Tengo unos recuerdos maravillosos de mi niñez y mi adolescencia pese a la pobreza. Cambiaría todo por tenerlos a todos otra vez y volver a vivir esa época.”
Rememorando su vida José asegura: “Mi padre hacía tubos de uralita, ése era su oficio hasta que se enfermó por la manipulación de un material. Después trabajo en una heladería muy famosa de Telde y falleció muy joven. Solo tenía 50 años cuando partió. Entonces, yo me tuve que hacer cargo de mi familia. Era el hermano mayor, solo una hermana me superaba en edad, y la música nos salvó.”
“Desde muy chico canté. Mi papá me llevaba, ya a los 7 años, todos los domingos a un concurso que hacia todas las semanas y ganaba 1000 pesetas el más aplaudido. Con eso ayudaba a mi familia. Ganaba todas las semanas. Era tan negrito, tan flaco, puro dientes, tan moreno…siempre con una sonrisa. Aparecía yo y el público no paraba de aplaudir. El ayuntamiento nos ayudó con una casa en San José de las Longueras sin pagar prácticamente nada por familia numerosa. Una de las pocas cosas que hizo bien el gobierno de Franco”.
Tan pronto se fue corriendo la fama de su voz, fue invitado a fiestas populares, comenzando por las fiestas de los barrios cercanos hasta las principales de su ciudad de Telde, todo ello fue a pesar de que no era del todo agrado de su madre el que se dedicase a cantar.
Fue realmente su padre el que siempre lo animaba a que hiciera “lo que el alma le pedía”. En esta época, el cantante era conocido por el diminutivo de su verdadero nombre: “Joselillo Velázquez”. El éxito obtenido en cada una de aquellas improvisadas actuaciones, hizo que, con solo 8 años, comenzara a actuar en calidad de solista con un grupo local llamado el “Trío Maravillas”.
Refiriéndose a sus sueños de niño se emociona recordando: “Mi madre era muy negativa. Mi padre no. Él fue el que me inculcó el optimismo, las ganas de salir adelante, de superarme, de ser mejor, de trabajar, luchar y los mejores valores para lograr todo lo que me propusiera en la vida. Mi sueño era darle a mi madre una casa grande con un salón maravilloso. La vida me premio con darme la posibilidad, poder darle todo y disfrutarla muchísimo. Desde chico he tenido muchas ansias de una vida mejor y fuerzas para superarme.”
A la edad de 12 años, José fue invitado a participar en el festival de la canción “Isla de La Palma”; era la primera vez que salía de la isla de Gran Canaria. Este festival era uno de los principales de las islas y de los pocos que se televisaban en directo. José ganó el festival por aclamación y su emisión le posibilitó que comenzara a conocerse en toda Canarias. El premio económico fue de 8.000 pesetas, una cantidad considerable para la época.
Entre los 14 y 16 años, José Vélez continuó actuando por toda Canarias, pero el artista tenía hambre de éxito y sobre todo, la ilusión de grabar un disco con posibilidades, y esto solo se podía hacer en Madrid o Barcelona. Esta vez, aunque a regañadientes, con la bendición definitiva de su madre y el dinero ahorrado, y sin cumplir aún los 17 años viajó a Madrid.
“Fue una época muy dura. Viaje con una carta de presentación y recomendación de una radio de Telde. No me sirvió de mucho. Hacerme solo en una ciudad tan grande como Madrid. Vivía en una pensión y tuve que superar mi timidez para sobrevivir. Soy muy tímido hasta hoy. En el escenario me como el mundo, pero en la vida no he podido superarlo".

Y con esfuerzo consiguió ganar un nuevo festival y la grabación de un disco para “Columbia”, era su oportunidad y así la vivió: “Estuve una semana entera sin dormir ni una hora. No podía dejar nada librado al azar. Sabía que era la oportunidad de mi vida, mi gran oportunidad. Olvidarme de todo lo hecho y armar mi propio estilo, canciones y personalidad” .
En 1976 sale su primer disco titulado Vino Griego el cual le sirve para cobrar cierta notoriedad fuera de España y un año más tarde aparece en el certamen de Sopot en Polonia, donde conquista el primer lugar con su tema Romántica.

Su gran momento llegó a fines de 1978 cuando representa a su país en el concierto de Eurovisión con el tema Bailemos un vals. A partir de ese momento alcanza el disco doble de platino y se convierte en uno de los cantantes románticos más afamados y reconocidos del mundo aunque desarrolló casi toda su carrera en Sudamérica, más precisamente en países como Argentina, Uruguay y Chile, donde vendió miles de discos.

 

Con los años, su carrera en la música lo llevó a giras interminables. “Llegó un momento en el que cantaba como los robots: salía y sonreía con la boca, pero no con los ojos. No podía seguir así. Entonces, durante un año dije a todo que no y priorice mi salud”, cuenta.
En su vida personal, José encontró su gran amor en Teresa Rivero. Ambos se conocieron en una discoteca: “La conocí cuando volví a Canarias después de haberme presentado, en el festival de Eurovisión. Fui a una gala, y ella estaba allí, porque había sido elegida Miss Las Palmas. La vi y quedé loco. Recuerdo que Teresa estaba sentada en una mesa con su madre, y entonces, yo fui, y le pedí el teléfono. Ella tenía diez años menos que yo. Y, además, le gustaba otro tipo de música: escuchaba a Pink Floyd, por ejemplo”. Hoy Teresa es su gran compañera con la comparte las 24 horas del día.
Su éxito en la vida y su espíritu de superación son indiscutidos. Actuó en los auditorios más prestigiosos del mundo: el “Arena” de Los Ángeles, el “Waldorf Astoria” en Nueva York, el “Madison Square Garden” el “Teatro de La Zarcuela” en Madrid, el Teatro “Gran Rex” o el “Luna Park” de Buenos Aires, donde llego a hacer diez actuaciones seguidas.
“Creo que lo más bonito que me pudo pasar es haber puesto lo que gané al servicio de los que más quiero –comenta José Vélez-.Cumplí mi sueño de ayudar a mi familia. He trabajado para lograrlo. Si golpeaba puertas y me las cerraban, volvía a tocarlas otra vez. Así ha sido siempre mi vida. Los sueños hay que perseguirlos y cuantas veces te digan que no en la vida, hay que intentarlo de nuevo. Si no es en el lugar que estas, ir a otro lugar, otro país, lo que sea necesario. Hay que jugarse por lo que uno ama”.
Su vida y su historia completa, en su propia voz, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio.