Es socióloga, vive de su trabajo en la UNSAM, es una referente del movimiento de mujeres y defensora del aborto legal. Juega al fútbol con sus compañeras de trabajo y se autodefine como socialista, feminista y anticapitalista.
Confiesa que de no haber sido política, sería deportista.
Nació en Entre Ríos con una infancia privilegiada, se introdujo en la política a través de la universidad y el movimiento estudiantil. Se unió a la izquierda y desde allí defiende la importancia de la educación pública y la universidad como espacios de debate e intercambio de ideas.
En una charla sin filtros en Clandestina opinó de todo. Habló de la precarización laboral, la inflación y propone como principal medida un salario mínimo de 500 mil pesos. La mujer y su rol en la política, asegura que no todas son iguales y se anima a marcar diferencias entre ellas.
Sobre el país, afirma que Argentina está viviendo debajo de un puente e invita a un debate de fondo: ¿Vamos a seguir pagando deuda o vamos a invertir y hacer un país más soberano?
Siempre a favor de ampliar los derechos, defiende el lenguaje inclusivo y presentaron un amparo en la justicia porteña para que no se prohíba en las escuelas.
Entusiasta y con ganas de cambiar, Manuela sabe que el camino es largo, pero cada paso que da, lo hace con toda su alma.