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Jueves, 02 Noviembre 2023 15:32

"Ahora, la clave es el techo y no el piso electoral"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

En la primera vuelta era importante asegurar el piso de votos, en la segunda vuelta hay que asegurar el techo. Es la clave para ganar.

Aquí vienen algunas complicaciones para Sergio Massa. Ese piso peronista fiel que lo votó a pesar del desastre económico no le alcanza. Por eso jura y perjura, que no es kirchnerista y se lo hace decir a quien pueda. Porque el voto opositor sigue siendo mayoritariamente un voto anti k. Fue un camuflaje parecido el del Alberto moderado de 2019 que citaba a Alfonsin y prometía que jamás sería títere de Cristina hasta que luego de ganar la elección apareció la gran titiritera. Seguramente Massa no sería tan maleable, pero negar a la señora cuando todos saben que sin ella y Máximo Kirchner jamás habría llegado al ministerio de economía, no parece verosímil.

Es curioso, si Massa no es kirchnerista, se les parece bastante. Sus amenazas a las empresas, sus políticas policíacas para controlar el dólar, o la suma del poder que ostenta como si no hubiera presidente, sólo hacen acordar más y más a Néstor y Cristina.

Y es el estilo que el voto anti k, por cierto, detesta. Anoche mismo, Sergio Massa dijo que su gobierno comenzará el 20 de noviembre si es que gana y que desde ese día tomará medidas. No sólo Milei da miedo.

El péndulo que se balancea entre Milei y Massa no sólo tiene que ver con quién da más miedo. Es también lo que sacude a la oposición. Los mismos que querían echar a Mauricio Macri de Juntos por el Cambio la noche de la derrota son los que lo acusan de romper el espacio por acercarse a Milei. Esa misma noche que Morales, Lousteau y Yacobitti apretaron a Patricia Bullrich para que no critique a Massa y para que termine con Macri, ella actuo ante todo, siendo fiel a lo que había prometido durante toda la campaña: luchar para terminar contra el kirchnerismo. Ni aún con la pesadumbre de la derrota tuvo dudas sobre cómo alinearse. La estrategia de la neutralidad nunca hubiera sido un camino a considerar por Patricia. Por eso fue sólo cuestión de horas que ella y Macri coincidieran en el apoyo a Milei. ¿La jugada rompió Juntos por el Cambio o Juntos por el Cambio ya crujía?

Fue en el año 2022 que Macri y Bullrich intentaron por primera vez sumar al libertario a la coalición opositora. El bloqueo de entonces, encabezado por Larreta, Morales y Carrió, era entendible en materia ideológica pero también exponía las diferencias que con el correr de la campaña se iban a mostrar como indisolubles. Milei creció por afuera, en una sociedad que se había corrido a la derecha, la oposición quedó dividida y la interna feroz entre Horacio y Patricia hizo el resto. En aquella época Larreta llegó a pensar que Milei por afuera se llevaría votos duros facilitándole vencer a Bullrich. Pero todos los votos opositores se habían endurecido. Del centro le quedó apenas un 11%.

El gran dilema de la oposición hoy, es no quedar atrapada en una pelea endogámica. A diferencia del peronismo, con un carácter más societal, deberían mirar hacia donde se mueven sus propios votos. Y ahí vuelven a tallar los techos de la elección. Mauricio Macri está convencido de un fuerte traslado de los votos de Juntos por el Cambio hacia Javier Milei. Eso lo hace soñar con el armado de una nueva coalición parecida al PP moderno situada en la centroderecha. Cree además que fuera de Morales, Yacobitti y Lousteau, un gran número de radicales con mentalidad más moderna no serían ajenos y algunos ya construyen esos puentes. Sobre todo atendiendo a que sus propios votantes eligen a Javier Milei. Córdoba, Mendoza y Santa Fe por ejemplo, son distritos donde el libertario ganó la primera vuelta y posiblemente estire su diferencia en el ballotage.

Massa busca oradar ese techo potencial de Milei desalentando el voto con el feriado largo, negando ser k, y teniendo como aliados implícitos a los dirigentes opositores que se declaran neutrales. La neutralidad ya no es tierra de nadie, es tierra de Massa.

Por el lado de Javier Milei, el candidato atraviesa una transformación inevitable para que su fuerza se consolide como opción de poder. A eso no ayudan discusiones como la de la venta de órganos que ni siquiera están en los planes de gobierno y que Massa aprovecha muy bien. En lo que se concentra Milei es en moderar su mensaje para atraer al electorado de Juntos por el Cambio y elevar su techo. Lejos de ofenderlo que lo vinculen al ingeniero Macri, hoy le sirve. Es cierto que también le genera un filtro con los candidatos que hábilmente le plantó Sergio Massa en sus listas. Pero si quiere ganarle, debe tirar lastre. Los doble agentes como se ve pululan por todos lados.

Es interesante cómo en la génesis de Milei, aparece Massa como un impulsor en las sombras y Macri como una figura de coincidencia. Para ser fiel a sí mismo, Milei no puede ser fiel a ambos. Con la lógica de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, si quiere ser presidente su enemigo es Massa, el mismo enemigo de Macri.

Pero el partido final será el 19 de Noviembre. Y cuando hablamos del techo imprescindible para ganar hablamos de votantes. Personas de carne y hueso que elegirán entre el cambio o la continuidad, con dos opciones controvertidas pero que son las únicas que quedaron en pie.

Hay quienes ven peligro para la democracia en Milei por sus expresiones intolerantes y por no repudiar el terrorismo de estado. El kirchnerismo ha sido por su parte un continuo peligro para la república buscando quebrar la independencia judicial y consagrar la impunidad de su corrupción. Probablemente estas cuestiones, debatidas en los círculos más intelectuales, no sean las que prevalezcan entre los votantes, que sí tienen más presentes sus padecimientos económicos o su forma de sustento.

La clave de la arquitectura del techo electoral es interpretarlos antes de que se definan. El voto será el que defina, quién quedará en off side, pero, sobre todo, cuál será el mandato para atravesar una crisis que ya se compara con las peores de nuestra historia. ¿Seguir igual o cambiar? ¿Ser o no ser? Esa es la cuestión.