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Miércoles, 05 Junio 2024 13:47

"Buscan quebrar al gobierno"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

El 14 de Octubre de 2010 la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetó la ley que había sido aprobada por el Congreso y que establecía una jubilación mínima del 82% del salario, mínimo vital y móvil. La mandataria argumentó que la promulgación de esa ley implicaría la quiebra no sólo del sistema previsional sino del Estado.

Catorce años después, es posible que esa misma decisión sea tomada por el Presidente Javier Milei, pero en circunstancias aún peores. El sistema previsional ya está quebrado y el Estado fundido. El gobierno ha aplicado un ajuste fiscal durísimo para bajar la inflación que este mes estaría alcanzando su valor más bajo en dos años, pero con un porcentaje que en cualquier país del mundo sería un escándalo. Si la ley que aprobaron, kirchneristas, radicales, Hacemos País y la izquierda se promulgara, al estado le costaría más que todo lo que se ahorró en lo que va del año con un enorme esfuerzo. Es decir, se tiraría por la borda el sacrificio para tratar de encarrilar una economía en llamas.

Los mismos diputados que le negaron hasta hoy al gobierno una ley para poder llevar adelante su plan económico ahora, con demagogia e irresponsabilidad, buscan disparar al corazón de su plan que es el equilibrio fiscal. Siendo ese equilibrio frágil, la principal ancla del gobierno de Milei, de intentar quebrar ese eje gravitacional sólo puede pensarse que buscan quebrar al gobierno. El otro sostén que tiene Milei hasta hoy a pesar de los inconvenientes de su gestión, es el apoyo popular y el mandato de las urnas. Esto a los disputados parece importarles poco.

Nadie puede decir que es justo lo que ganan los jubilados. Nadie niega que la licuadora pasó especialmente por el gasto previsional en los dos primeros meses del gobierno. Y también es innegable que la mitad del presupuesto para pagar jubilaciones lo debe poner el tesoro porque el financiamiento que viene de los aportes previsionales sólo alcanza para el 50% de lo que se necesita. Este 50% coincide con los jubilados que no hicieron la totalidad de los aportes y accedieron al sistema por moratorias otorgadas sin contar con el financiamiento asegurado. El cálculo es muy simple: con la misma plata para el doble de personas se achatan ostensiblemente los ingresos de todos. Es injusto sobre todo para el que aportó toda la vida. Pero el Congreso no tiene problema en reñirse con las matemáticas.

Es tan paradójico todo, que los mismos que votaron el aumento de las jubilaciones con un extra para recuperar los puntos perdidos a comienzo de año, se negaron a eliminar las jubilaciones de privilegio. El argumento de que eso no se le puede hacer a un ex presidente, suena a cinismo. Gastan con la billetera del estado, pero aseguran la billetera propia.

Son momentos muy difíciles de la Argentina. El país no ha salido de terapia intensiva. Perder la frágil estabilidad que puede llevar a un reordenamiento económico sólo podría derivar en una crisis mayor. Quizás el gobierno de Milei no les guste y hasta los haga sentir amenazados en su supervivencia política, pero no es por Milei que el Congreso debería ser responsable, sino porque la política toda es culpable del desastre económico argentino y parecen no hacerse cargo de que otro tenga que arreglar sus desmanes. Quieren más. ¿De dónde va a salir la plata? No les importa.

En el mismo acto legislan que pague el tesoro mientras no son capaces de dar el ejemplo.

Javier Milei representa el camino más duro elegido por la sociedad ante la insoportable decadencia del país e interpela profundamente a la clase política. Pero a cualquier presidente le hubiera tocado un duro camino de saneamiento y todos los diputados lo saben. Como también saben que lo más probable es que el Presidente vete esta ley. Para poder insistir necesitarían los dos tercios de ambas cámaras y eso no es tan sencillo. Entonces, por lo pronto, parece que sólo se trata de infligir un costo político al gobierno, que en definitiva recaerá sobre la sociedad. Creen que castigan a Milei pero en el mismo movimiento, sólo demuestran que siguen actuando como casta, y peor, como si sus votos produjeran por arte de magia lo que es inviable en la realidad, es decir, sin hacerse cargo de las consecuencias.