Aunque no lo digan. Aunque se disimule con causas justas como la de los jubilados. Lo que está en juego detrás de la tensión entre el presidente Milei y el Congreso, es otra cosa, esencial para la supervivencia en la política: la lucha por el poder.
La mera posibilidad de que Javier Milei tenga éxito, implicaría la jubilación de numerosos dirigentes políticos. Y la supervivencia ya se sabe es esencialmente egoísta. En términos justos, nadie puede acusar a nadie por intentar sobrevivir. Pero la lucha por el poder ocurre delante de la sociedad. Y ésta, termina convirtiéndose en el árbitro final de ese partido.
Hoy, cuando uno mira las encuestas algo sobresale. De un lado está Milei, del otro lado nadie. La masa carente de liderazgos destacados en la que se han convertido el resto de los partidos, refleja la tierra yerma que inquieta a la política tradicional, no por culpa de Milei, sino por la suma de los fracasos acumulados. Por eso, en el tiempo que correrá de aquí a las próximas elecciones deberán construir sus nuevos puentes con una sociedad que esencialmente los ha castigado. Para el kirchnerismo no es difícil definirse. Tampoco para el PRO. Ahí los electorados son nítidos. Para la UCR en cambio, que tiene una fuerte bipolaridad interna, se hace muy complejo pendular en un centro que prácticamente quedó vacío. Gran parte de su electorado votó por Milei y buscar reinventarse con la bandera de las universidades o los jubilados puede implicar quedar desdibujados, o pegados al kirchnerismo. Pero es en la debilidad parlamentaria de Milei donde tienen el escenario para intentar fortalecerse. Ahora, ¿se puede estar con y en contra de Milei? No sería extraño ver a los mismos diputados que acorralaron al gobierno con el tema de las jubilaciones, terminar votando la Ley Bases.
Para entener el cimbronazo en el sistema, es interesante escuchar el análisis de un dirigente peronista del conurbano, caracterizado por su pragmatismo. Lo resume así: “Hay un cambio de época. El partido de la antipolítica que es el que gobierna está fuerte. Todo lo que no está de ese lado, está roto”. Es interesante porque la política no considera político a Milei. En eso están de acuerdo con él, que repite que no es político como si serlo le produjera alergias. Milei es un cuerpo que rechazan, porque en realidad, su mera existencia es un cuestionamiento a la política tradicional. A la vez, Milei, que, en parte ganó por acusar a la casta política, repele convertirse en ella, aunque su rol es el más alto cargo político del país.
La reacción contra las amenazas de cualquier tipo es lo más básico de la supervivencia. Más en la descarnada pelea por el poder. Pero los políticos no juegan solos. Por el contrario, deben auscultar el humor social profundo y en definitiva, interpretarlo. Ese wi fi es el que quedó desconectado entre los partidos tradicionales y sus votantes. Cuando uno repasa las encuestas de imagen, salvo el núcleo duro del kirchnerismo que también está corroído, es difícil encontrar alguien que adquiera relieve. Y los que intentan forzar la diferenciación, terminan peor de lo que empezaron. El ejemplo es Martin Lousteau, que buscó ser desde temprano quien se mostrara como el antagónico a Milei. Se volvió casi filo kirchnerista para lograrlo, pero terminó hundido en las encuestas con peor imagen que Máximo Kirchner y Sergio Massa.
El juego de Cristina Kirchner es diferente. Ella actúa por detrás, manejando los hilos del bloque del senado, donde aún su influencia es importante. Aunque sabe que la aprobación de la ley Bases puede ponerla bajo cuestionamiento. Igual, lo más complejo para Cristina es que aunque conserve su liderazgo, mucho más debilitado, pero liderazgo al fin, como dice otro peronista: “Ella no es más candidata.” El propio Milei la reconoce como su opositora y en ese acto no corre riesgos.
Para leer la subtrama de esta pelea existencial, podemos leer en esa clave los últimos cruces. Los diputados de la UCR celebraron haber aprobado el aumento a los jubilados a pesar de poner en jaque la ecuación fiscal del gobierno. Posteó Martin Tetaz: “Al final, el león terminó llorando porque le sacamos las pilas a la licuadora. De licuar jubilaciones no se vuelve”. El presidente en tanto anunció que renunciará a su jubilación de privilegio, justo lo que se negaron a eliminar los diputados y además los señaló por aumentarse las dietas. El diputado Miguel Pichetto, que había defendido las jubilaciones de privilegio, le restó importancia a haber votado en alianza con el kirchnerismo.
¿Qué pagará más políticamente? ¿Dónde está parada hoy la sociedad? ¿Le rendirá al radicalismo buscar quebrar al gobierno al que eligieron los mismos votantes de gobernadores de la UCR? ¿Será inocuo aliarse con la bancada k que busca abiertamente que el gobierno termine antes de tiempo? La resolución de esta contradicción parte de dos apuestas: si al gobierno le va bien o si al gobierno le va mal. Pero será la sociedad la que diga en definitiva quiénes son héroes y quienes villanos.
De ahí parten dos caminos. Cómo vencer a Milei antes de las próximas elecciones o cómo unirse con él. El punto de vencerlo antes linda con el golpismo o con dispararse un tiro en el pie. Hoy Milei va a Santa Fe donde arrasó de la misma manera que el gobernador Maximiliano Pullaro. ¿Qué hará Pullaro? ¿Puede ponerse en pie de guerra como los diputados de su partido? Si al gobierno le va bien, lo que hoy son islas en el archipiélago político, tenderán a confluir en un mismo continente con el gobierno. Esa aproximación ya comenzó entre el PRO y La Libertad Avanza. Del resto la pueden pagar caro los que queden ante la sociedad, pateando en contra de otra oportunidad muy finita que tiene la Argentina, para intentar salir de su postración. Al final, habrán trabajado para el kirchnerismo. La paradoja final, es que pueden sumar argumentos para decir, que al gobierno le fue mal por culpa de ellos, o le fue bien a pesar de todos.
Nadie tiene la vaca atada en esta Argentina de crisis. Anticipar las peleas por el poder puede sentirse muy impúdico en semejante emergencia.