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Jueves, 08 Febrero 2024 13:34

¿Cómo sigue el gobierno?

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Con el fracaso de la Ley Ómnibus también fracasó el intento de un nuevo orden en una política fragmentada como la que dejaron las elecciones. La pregunta que resuena por todas partes ahora es ¿cómo sigue el gobierno?

En el Poder Ejecutivo son enfáticos: “No hay ningún reseteo y la decisión es no mover a nadie”, dicen, en respuesta a los que arriesgan que rodarán cabezas en referencia especialmente a los funcionarios cordobeses que responden al gobernador Martin Llaryora luego de que sus diputados votaran en contra.

Con Llaryora está todo mal. La trama de lo que el gobierno llama traición lo tiene como un personaje central.

Mientras desde la oposición señalan al gobierno nacional por inexperiencia por llegar al recinto sin acuerdo para una ley tan importante, en el oficialismo juran que sí había un acuerdo. Afirman que los gobernadores pidieron a cambio de votar la ley que cinco cuestiones se discutieran posteriormente. Los cinco puntos fueron incluso mencionados públicamente por funcionarios del gobierno como ellos lo pedían. Eran Ganancias, régimen del tabaco, fórmula para calcular jubilaciones, retenciones y blanqueo. Pero cuando llegó la hora de la votación no se cumplió ese acuerdo.

Diputados dialoguistas niegan que haya existido un acuerdo para votar a libro cerrado y defienden sus facultades para introducir cambios. Para el gobierno fue traición. Lisa y llanamente. Y señalan al gobernador de Córdoba por liderar la operación para que coparticipen el impuesto PAIS aunque el presidente hubiera anticipado que era inaceptable. “Creyeron que con tal de tener la ley íbamos a dejarlo pasar pero se equivocaron”, se jactan en el gobierno. El problema, aunque no lo admitan es que esto dañó el consenso político que le da fortaleza al plan Milei y que incluso pide el Fondo Monetario.

¿Cómo seguirá el gobierno luego de romper con las provincias? La cosa se pone a cara de perro y eso no está exento de riesgos.

El gobierno se prepara para gobernar por decreto dentro del margen que le da la ley. Dicen que a la Ley Ómnibus no la dan por muerta, sino que la replegaron hasta que llegue un momento de mayor fortaleza política. Pero lo que amenaza con tempestades y cataclismos es otra cosa: las transferencias extraordinarias seguirán en cero en el mes de febrero y no sólo eso. En Economía también están decididos a dejar de enviar el dinero para programas provinciales que financiaba hasta ahora la Nación. Esto afectará seriamente a los gobernadores.

Si cuando se retiró el paquete fiscal de la ley Ómnibus reventaban los teléfonos con llamados de los ministros de economía de las provincias, ahora chocarán los planetas.

El gobierno está decidido a redoblar la apuesta, pero para una administración con tanta debilidad parlamentaria y estructural no deja de ser audaz. Una cosa es construir al enemigo, un manual que aplicó el kirchnerismo con convicción, y otra cosa es convertir a todos en enemigos.

¿Es posible que todo sea una muestra de fuerza para retomar la iniciativa luego del fracaso de la ley? Si no mandan la plata, no es una pose ni un amague ni un acting, es una declaración de guerra, dicen del otro lado.

El atajo puede esconderse en las palabras en hebreo que publicó desde Israel el presidente. Algunos lo tildaron de mesiánico por escribir líneas donde parece compararse con Moises. “Cuando llegó al campamento y vio el becerro Moises se enardeció de ira”, dice la primera línea. Otros aconsejan mirar la tercera frase que dice: “¿Quién está por Jehová? Juntense conmigo”.

Milei volverá entre la ira y la necesidad de tejer alianzas más firmes. Si la ira implica desplazamientos de funcionarios y el “Juntense conmigo”, alianzas más profundas, se sabrá después de la gira a Israel.

En el corazón del conflicto hay un tema más velado como son los puentes que aún tiende con el peronismo. Desde el Pro, le hacen llegar mensajes al Presidente para echar lastre peronista de cara a la traición sufrida en el Congreso y miran con desconfianza a funcionarios como Francos, Posse y el propio Scioli. Milei suele repetir en entrevistas públicas que él no es antiperonista y que todo el que quiera apoyar las ideas de la libertad es bienvenido. Habrá que ver quien queda y quien cae de la tabula rasa luego de las últimas conspiraciones.