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Miércoles, 14 Febrero 2024 13:18

"Cristina no se hace cargo de nada y busca evitar la alianza de Milei con Macri"

Reviví el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

Cristina Kirchner vuelve a la escena política en el día de los enamorados y con un monumental texto que podría titularse “No me hago cargo de nada”. Si sus gobiernos hubieran sido tan exitosos el país no estaría como está y recordemos que el kirchnerismo estuvo en el poder dieciséis de los últimos veinte años.

Es para destacar su capacidad para la coartada pero no extraña en lo más mínimo sólo observando las causas judiciales que la comprometen y que apestan a corrupción.

Relato K recargado: en eso redundan las 33 páginas del documento que dio a conocer Cristina Kirchner donde responsabiliza por la crisis al endeudamiento como si no fuera la otra cara del déficit fiscal. Eso le enrostró el ministro de economía Luis Caputo que es el principal blanco político de la señora en su primera aparición resonante desde que el kirchnerismo perdió las elecciones.

Pero el relato de Cristina Kirchner no resulta novedoso. Lo escuchamos muchas veces, como su visión del mundo. Es más, gran parte de su argumentación la debe haber copiado y pegado de sus otroras clases magistrales. La cuestión es por qué Cristina Kirchner escribe ahora y qué clave política encierra su perorata de siempre.

No es para decir a quien ama en San Valentín sino a quién detesta. El paper en que compara a las políticas de Javier Milei con la dictadura, le advierte al mandatario que está intentando una reforma constitucional encubierta con la Ley Ómnibus y que puede incurrir en traición a la patria -algo de lo que ella misma está acusada por pactar con Irán- parece tener un objetivo claro: evitar el acuerdo de Javier Milei con el Pro que lidera el ex presidente Macri. Cristina Kirchner que hasta ahora hacía un homeopático silencio, destina sus más agudos dardos a la posibilidad de que prospere esta alianza. Dice en tono de advertencia “El Presidente Milei debería analizar seriamente que quienes fueron los amplios derrotados en los últimos comicios presidenciales intentarán condicionarlo desembarcando en las principales áreas de gobierno e incluso tomar el control político y desplazarlo del manejo del Poder Ejecutivo si lo consideran necesario”. A lo que le teme Cristina es a la fusión Macri Milei y busca psicopatearlo sobre el peligro que eso traería para el presidente cuando en realidad lo ve como un peligro para ella misma.

Es notable que no sólo se preocupa por hacerle ver que no ganó por el apoyo de la fórmula de Juntos por el Cambio, -aunque a Patricia Bullrich ni siquiera la menciona por su nombre- sino que le remarca que lo mismo esos votos se hubieran ido con él socavando la importancia del apoyo recibido luego de las elecciones generales.

Cristina Kirchner aunque parezca descabellado, entre las criticas y desacuerdos que incluyen su certeza de que se avanza a una dolarización que traerá más desesperación social, le está planteando puntos de negociación a Milei, al aceptar que son necesarias una reforma laboral y también una reforma del estado, incluso en términos de seguridad.

Lo que es inaceptable para ella es que el macrismo integre el gobierno. La figura más denostada, incluso más que el propio Macri es el ministro de Economía Luis Caputo a quien la ex presidente llama endeudador serial. Con él trabó un contrapunto luego de la publicación de su documento. El funcionario la invitó a tener un poco de dignidad y permanecer callada y ella le retrucó que “sólo en un país con este Poder Judicial” él “puede ser funcionario”.

La ex presidenta, que intentó colonizar la justicia a lo largo de sus presidencias y no menguó el embate en el mandato de Alberto Fernández, proyecta esa ambición en Macri a quien lo acusa de dominar el Poder Judicial. El espejo no es zonzo, como el miedo: a Cristina lo único que la sigue preocupando es su futuro y entrevé que con el Pro aliado con Milei sus causas judiciales lejos de una anestesia tendrán un tónico revitalizante.

Esa suerte de pacto velado de impunidad que ella leyó en las pocas referencias a la corrupción del actual gobierno es lo que se rompería con una alianza entre La Libertad Avanza y el PRO. El motivo es simple: aun cuando no existiera ninguna expresión pública en ese sentido, los tribunales donde ella sembró vientos y huracanes, se activarían solitos en una agenda que ya incluye una condena por corrupción -que está en la Cámara y puede agravarse- y cuatro juicios orales pendientes.

Este ha sido siempre el móvil de Cristina y siempre lo será: no ir presa y cubrir a su hijo también imputado. Que no se hace cargo de nada, es algo que está claro desde siempre.

Para finalizar, el gobierno que más deuda tomó fue el de Alberto Fernández y Cristina Fernández. Los Kirchner votaron con entusiasmo la privatización de YPF, Néstor recibió a Menem con una catarata de elogios en Santa Cruz y para Cristina Cavallo era el cuadro más lúcido. En esa época hicieron clin caja con las regalías por 654 millones de dólares de los que se supo poco y nada después. Para finalizar todo el discurso de la señora puede ser rebatido con su portafolio accionario liberal, americano y capitalista.