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Jueves, 31 Agosto 2023 15:11

"El largo camino hacia la cima de Berretalandia"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Mucho antes que Javier Milei apareciera con su heavy metal libertario, Carlos Melconián ya tenía el sello de economista de verba popular. Ahora el rock libertario tiene un contendiente que inventó su propio lunfardo para abordar sin anestesia las penurias decadentes de la Argentina, ese lugar que, bajo los designios económicos del kirchnerismo, él apodó Berretalandia.

Así definió la mediocridad del modelo K que atenta contra el progreso, sin reglas de juego, con una política tributaria contra la inversión y leyes laborales contra la creación de empleos. A diferencia de Milei que vive citando nombres difíciles y escuelas económicas, Melco, cita a su tía. El economista histriónico elegido de antemano por Patricia Bullrich como su ministro de Economía si ella gana las elecciones presidenciales, encuentra su tiempo de revancha luego de una vida preparándose para ocupar esa silla eléctrica que es el Palacio de Hacienda. La anticipada entronización tiene gusto a revancha, para quien ya precalentaba con los cortos durante el gobierno de Macri, y fue bloqueado por los gradualistas que le tenían terror a sus ideas de shock. Aquellos gradualistas preferían decir que el mundo era bello, aunque Cristina hubiera dejado una catástrofe.

Los tiempos cambian, o los electorados, y hoy, las políticas de estabilización de Melconian parecen un remanso al lado de la motosierra de Milei.

En un país que pasó de crisis cíclicas a crisis permanentes, el voto de las últimas elecciones mostró que hasta la gente entiende que es necesario hacer cambios de fondo, pero no será menor la pulseada sobre cómo hacerlo entre los dos modelos que ofrecen un cambio. Siendo la economía la principal preocupación de los argentinos, en ese cuerpo a cuerpo radicará una parte importante de las chances de triunfo.

¿Podrá Melconián desbaratar los castillos en el aire del paraíso liberal que describe Milei? ¿Podrá su bimonetarismo imponerse a la narcótica dolarización? Eso espera la candidata de Juntos por el Cambio, que volvió a la escena levantándole la mano a uno de los economistas más frontales de la escena local para consolidar su propuesta de Orden contra el Caos.

El duelo Melconian-Milei promete ser para alquilar balcones. En la Argentina, el sillón del ministerio de economía es el más sensible. También el más paradójico. Menem y Cavallo se peleaban por ser el padre de la criatura, que era la adorada Convertibilidad. El riojano le recordó desde su primera entrevista, que por más buenas recetas que tuviera, lo que contaba para la implementación de un plan económico, era el liderazgo político para llevarlas a cabo. Es memorable un cuento que le hizo sobre un monito destartalado que era el más caro de la monería a pesar de su deterioro, por un dato fundamental: que todos los otros monitos le decían a ese, viejo y desdentado, jefe, es decir, le obedecían. Basta observar cómo quedó Sergio Massa en off side luego de ordenar un bono que muchos se niegan a cumplir, para entender cuánto vale la autoridad política en términos económicos.

En el caso de Milei, su hiper protagonismo hace acordar al centralismo de Néstor y Cristina. Néstor que también pulseaba con su ministro Roberto Lavagna, terminó siendo él su propio ministro de economía con el cuadernito Gloria. Luego vendrían otros cuadernos infames. Y con excepción de Axel Kicillof, la señora Kirchner siempre buscó poner ministros débiles para ser ella la verdadera controller. En el caso del ahora gobernador bonaerense, siempre lo vio como su alter ego. Pero pasó gente notoriamente mediocre en su cartera económica. De algunos no se recuerda ni el nombre. O sólo se recuerda que se querían ir. En fin. Javier Milei, con más pergaminos académicos ofrece dos en uno: si gana, será presidente y ministro. No tendrá fusible si la cosa no funciona, y quien sea su ministro deberá acostumbrarse a sus oscilaciones.

Con la incursión de Carlos Melconián, la campaña inaugura un cuadrilátero económico en medio de una crisis que no deja de agravarse, y en la que ahora el gobierno suma una escandalosa ampliación de presupuesto que pasará en pocos meses otra cara factura de inflación. El kirchnerismo quema las naves, los puentes y el valor del peso para tratar de quedarse en el poder. Una escena de Plata Quemada, que pagaremos todos.

La contienda economicista entre Melconián y Milei, entre la dolarización y el bimonetarismo, dejará atrás los tiempos de la sarasa. Inolvidable aquélla conferencia premonitoria del ministro Martín Guzmán junto a Sergio Massa en la que el muchacho de Columbia, le dijo al entonces jefe de diputados: “Yo también puedo sarasear”. Massa siguió la sarasa desde que asumió. La sarasa cae por su propio peso mientras en medio del desastre, el país asistirá al primer debate monetario frontal luego del intervencionismo soviético y corrupto de los Kirchner. Así de importante será la pulseada económica que se viene en un país sin moneda y sin economía.

En Berretalandia, escasean ya hasta los espejitos de colores, y la resaca populista del kirchnerismo, se paga con dolor.

Dicen que de tanto en tanto se ve un fantasma, dando vuelta entre las chimeneas apagadas. Los baqueanos explican que el espectro es el propio presidente, de una presidencia que nunca fue, en las colinas tristes de Berretalandia.