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Jueves, 05 Octubre 2023 15:09

"En el mismo lodo todos manoseaos"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

La ilusión óptica del Plan Platita se deshace antes de tiempo al paso de la escalada del dólar. Y la escalada del dólar tiene mucho que ver con el Plan Platita. Cualquier sensación de mejora del ingreso se desbarata entre el dólar y el supermercado. Las ayudas excepcionales otorgadas en campaña serán un recuerdo olvidable cuando las consecuencias de tanta emisión se derramen como plagas. Y apenas empezaron.

Así lo explicaba el economista Fausto Spotorno de Orlando Ferreres y Asociados. Los 51 allanamientos en el microcentro porteño buscan poner curitas en la corrida. Tras el despliegue de las fuerzas de seguridad en busca de fugadores, el objetivo encubierto es tranquilizar la plaza que ayer disparó a más de 900 el contado con liquidación.

La realidad es que el gobierno ha sido altamente eficiente en la producción de pobres y de inflación. Y está decidido a mejorar sus marcas. Los pesos que tiraron a la hoguera de un mercado que huye del peso van al dólar, destruyen más la moneda, generan más inflación y por lo tanto más pobres.

El candidato del oficialismo convirtió al ministerio de economía en su plataforma de campaña. Como consecuencia tampoco hay ministerio de economía, y casi ni economía. No sólo no buscó asegurar un escenario de cierta previsibilidad entre las Paso y las elecciones generales, sino que tiró nafta al fuego.

A tal punto, que la calma que esperaba comprar hasta el 22 de octubre se gastó en pocos días. Aunque en medio de esta agonía más que calma se trate de un tranquilizante. Y ni eso.

El Plan Platita suma más de 2 millones de millones de pesos que equivalen a 1.3 del PBI y multiplican la sed por la divisa.

El gobierno está entre un yate en llamas por el escándalo de Marbella y un barco que navega directo hacia el iceberg en la economía de Massa.

Y no se trata sólo de pasar las elecciones. Luego espera diciembre. Diciembre llega siempre con todo el pasado y con todo el futuro por delante. Se intensifica la presión social y encima espera el cambio de gobierno. Con ese horizonte, toda esta irresponsabilidad costará mucho más cara.

A este coctel se suma la incertidumbre electoral: el gobierno que llegue deberá tomar decisiones sobre las ruinas de lo que deje Massa. Incluso Massa.

No pocos sintieron sana envidia en el Coloquio de Idea al escuchar al Presidente del Banco Central de Peru, Julio Velarde Flores, contando los límites que tiene en sus atribuciones: no puede prestarle dinero al gobierno porque podrían echarlo, no puede establecer tipos de cambio diferenciales porque podrían echarlo y no puede obligar a los bancos a comprarle bonos al Tesoro porque podrían echarlo. Así, nadie querría cerrar el Central. Aquí hacen todo eso y no echan a nadie, al contrario, le piden que siga. El contraste es un cachetazo.

El otro cachetazo se viene en una semana, cuando se conozca el índice de inflación. Las consultoras privadas esperan entre 10 y 11%. La homeopatía de informar inflación semanal para que se vea una sola cifra pasa desapercibida.

Algunos debaten si esto ya es una hiperinflación. El Banco Mundial se metió en la discusión y consideró que es demasiado pronto para hablar de hiper. Pero advirtió que para bajar la inflación hay que lograr cuentas fiscales disciplinadas. Todo lo contrario de lo que ocurre. Además, la mera situación de que una hiperinflación esté al acecho, si no se hace algo, sólo agrava el estado de ansiedad crónica que vive la economía argentina, y todos los argentinos.

Una de las frases más increíbles del ministro candidato durante el debate fue intentar diferenciar éste gobierno de su gobierno en caso de ganar. Nadie le puede negar talento para la viveza a Sergio Massa. El tema es que se hace el vivo con todos nosotros. Este gobierno es su gobierno. Es más, él llegó al virtual control del gobierno, luego de un golpe de palacio, secundado por Máximo Kirchner y su poderosa Madre vicepresidenta. Los mismos que empoderaron a Martin Insaurralde en la provincia de Buenos Aires y que antes de viajar a Marbella compartió un acto de campaña con el ministro candidato. Están en el mismo lodo todos manoseaos aunque cunda por estas horas el operativo despegue. A todo esto, ¿vieron lo que dijeron Cristina y Máximo Kirchner del escándalo del yate? Nada. Y eso, también recién comienza.