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Jueves, 23 Noviembre 2023 15:16

"Estrategias para una gobernabilidad sui generis y un puente con la Corte"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Hay que interpretar la nueva escena del poder emergente. Distinguir confirmaciones de simulaciones. Entre la copiosa lista de medidas tajantes como privatizaciones, ajuste fiscal de shock y nombres para el gabinete, también aparecen mensajes estratégicos que tienen destinatarios específicos. Y a eso hay que sumarle el posicionamiento de jugadores de la nueva oposición en la era de los tercios: en rigor hay dos oposiciones.

Vamos por parte. La gobernabilidad de un gobierno fuerte en los votos populares pero débil en el congreso requiere alianzas transversales que no hagan al presidente dependiente de un solo espacio sin que sus aliados más cercanos se ofendan. Esto es: Javier Milei no quiere cortar los puentes con sectores del peronismo, aunque su principal aliado parlamentario sea el PRO. Eso requiere un delicado armado que permita acercar a unos sin perder a los otros.

¿Pero son tan así todas las supuestas tensiones que trascienden o en realidad se trata de ejercicios de confusión para seguir guardando los nombres que no quiere que trasciendan?

No sólo Javier Milei es consciente de su debilidad de origen en materia parlamentaria. También son conscientes sus opositores. En la era de los tres tercios, hay dos oposiciones, no una. Por un lado, el peronismo que a su vez se subdivide entre el kirchnerismo y cierto peronismo racional que es el que Milei quiere atraer a su radio de poder. En cuanto al peronismo kirchnerista, que incluye gremios combativos y movimientos sociales, sabe que ahí puede esperar lo peor. El mensaje del sindicalista aeronáutico Pablo Biró escaló las palabras a un escenario de represión sangrienta, aunque luego dio marcha atrás. Y la reunión de la CGT empezó con un cartel de fondo donde se leía: Ni un paso atrás. Durante el gobierno de Alberto Fernandez no hicieron ni una medida de fuerza a pesar de la super inflación.

A su vez, con voracidad, los peronistas en el senado, ya tienen sueños destituyentes y buscan asegurarse un lugar en la presidencia provisional que está en la estratégica línea de sucesión. El club del helicóptero nunca se fue. No hay que olvidar que vienen de denigrar a su propio presidente. No son los únicos que tienen previsiones por si hay crisis.

Ayer, en un dato no menor, surgió lo que podríamos llamar la nueva liga de gobernadores. Son diez mandatarios de Juntos por el Cambio, en su mayoría radicales, que se erigieron en el principal baluarte de poder de esa coalición a la que sus líderes fundadores parecen haberle hecho el Requiem. “Juntos por el Cambio no sólo está vivo sino que se ampliará”, prometieron acordes el mendocino Alfredo Cornejo y el chubutense Ignacio Torres, ambos gobernadores electos. La ruptura en la cúpula no les conviene. Los gobernadores prometieron un vínculo republicano sin revanchismo con la administración Milei, pero también guardan distancia de cualquier idea de cogobierno. Se acercarán o se alejarán según les convenga. Además, la unidad les permite mayor fuerza de negociación. Saben que la motosierra puede ser letal para sus arcas y que necesitan hacer cotizar su apoyo en el senado. Las parrafadas cívicas de buena voluntad cambiarán por negociaciones con el cuchillo en la boca cuando se trate de fondos.

En este sentido, las que más complicaciones tienen son las provincias con mayor dependencia de los fondos nacionales.

La principal dificultad que tendrá Milei es que se le complicará tener una alianza permanente en el congreso y terminará negociando tema por tema. Será un congreso de apoyos líquidos. Eso le demandará un esfuerzo inicial para reducir la cantidad de nueva legislación a proyectos abarcadores. Economizar la cantidad de votaciones y tejer una alianza inesperada que pocos parecen estar advirtiendo.

Ya existieron dos mensajes fundamentales teledirigidos a la Corte Suprema y la visita anticipada de quien será ministro de justicia, Mariano Cuneo Libarona, con foto y todo al lado de los supremos. Javier Milei hizo música para los oídos del Máximo Tribunal anticipando que está en contra del juicio político que se lleva adelante en el Congreso. Y al mismo tiempo, remarcó que trabajará en forma consensuada con la Corte, incluso en materia de nuevas designaciones. Su puente con la Corte tiene una doble lectura. Por un lado, ambos se necesitan. Iniciativas como la dolarización o la eliminación del Banco Central terminarán en definitiva en ese tribunal. Pero también las demandas de las provincias por recursos que perdieron con las medidas de Sergio Massa que redujeron dinero coparticipable, como IVA y Ganancias. A su vez la Corte, es el último eslabón al que llegarán todas las causas de Cristina Fernandez. Si a Milei le va bien, el frente judicial se acelerará para una mujer que quemó las naves y generó en la familia judicial un consenso nunca visto. En la caída en desgracia de los políticos se cosechan las tempestades de los vientos que se sembraron. Cuentan que el espíritu de cuerpo permea hasta en los empleados judiciales que se sintieron manoseados en los procesos y ataques del kirchnerismo. ¿Qué puede esperar la mujer que quiso descabezar el Poder Judicial? En la Corte no hablan de venganzas, sino de algo peor. “Cristina tendrá que enfrentar las consecuencias de sus actos en términos legales”. Con las graves causas que la involucran, no hace falta dirimir venganzas. Con que actúen los tribunales, ocurrirán los peores presagios de la señora. Si la vicepresidenta tenía como objetivo volver al poder para lograr impunidad, falló completamente. Además del desastre económico, llega la intemperie judicial y no pudo voltear a la Corte. Algunos calculan que como las audiencias están convocadas para el mes de abril, a partir de la mitad de año podría haber definiciones amargas de la Cámara en la causa Vialidad que deberá decidir si mantiene la figura de defraudación al estado o la agrava con la acusación de Asociación Ilícita que volvió a demandar el fiscal Diego Luciani, el del memorable alegato en el que sintetizó la cuestión con una frase: “Es corrupción o justicia”. Reitero, esto puede pasar a partir de la mitad de año. El tiempo es veloz, como dice la canción.

Alguien muy sagaz se preguntaba qué significa que Cristina no haya aceptado foto de su reunión con la vicepresidenta entrante Victoria Villarruel. “Ella nunca quiere mostrarse cediendo el poder”, afirmó este analista. Hubo reunión, pero nadie la verá. En estas horas se sumó otra mala noticia: el fiscal Eduardo Taiano podría llamarla a declarar por la muerte del fiscal Nisman.

Pero más allá de los aprestos de la gobernabilidad líquida, el mayor contrincante de Javier Milei es la catastrófica situación económica que deja como herencia Sergio Massa. El presidente electo no pierde oportunidad en decir que hay riesgo de hiperinflación. Y que es el primer presidente que dijo lo que iba a hacer: pasar la motosierra, y por lo tanto, eso es lo que hará.

A diferencia de otros presidentes que fueron sus propios ministros de economía sin ser economistas, Milei es el primer presidente economista que será su propio ministro de economía, aunque designe alguien que siga sus lineamientos. Por eso no hay que buscar un perfil estridente en ese ministerio.

Milei, que se declara bilardista, depende de sí mismo cuando el barco acelera su marcha hacia el iceberg. Serán clave varias cosas: el arte de generar expectativas que son el insumo principal de los mercados luego de la confianza, la capacidad de explicar el rumbo a seguir a la gente para que el sacrificio tenga sentido, y el timing. Necesita actuar con velocidad para que las medidas más duras se tomen en un contexto de popularidad y con la responsabilidad del gobierno saliente muy presente. Ahí, el aprendizaje de los errores de Macri al comienzo de su gestión por no decir claramente el estado en que había encontrado el estado y por hacer kirchnerismo de buenos modales, resulta crucial.

Milei debe apegarse al mandato de sus votantes: motosierra, el que las hace las paga, y libertad. Los límites vendrán solos. Si se los pone él mismo, lo verán balbuceante. Y no puede darse ese lujo. Los leones o son reyes de la selva, o son presa de cazador. Y cazadores, es lo que sobra en ese colectivo que él llama “casta” y donde muchos no perdonan que un outsider los haya desbancado.