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Lunes, 05 Agosto 2024 12:41

"Hipocresía"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

De no denunciarlo la ex primera dama, ningún cargo pesará sobre Alberto Fernández, por el hallazgo de supuesto maltrato físico que se desprende de los mensajes encontrados en el peritaje del teléfono de su secretaria.

Pero no es en la judicialización donde impacta esta noticia, sino en una nueva capa de hipocresía que se descorre sobre quien hizo política definiéndose como un presidente feminista. Las fotografías con las militantes que lucían pañuelos verdes, son parte del largo compendio de cosas que Fernández dijo ser pero no es.

La más grave de ellas, la fiesta de Olivos, también tuvo en el centro de la trama a Fabiola Yañez, y marcó el punto de no retorno del entonces presidente con la sociedad. La magnitud de aquél fraude moral, aún hoy se siente como una traición aberrante a los argentinos. Mientras a los ciudadanos de a pie se los confinaba y se les impedía hasta despedir a sus familiares en agonía por el Covid, en la Quinta de Olivos se celebraba la fiesta de cumpleaños de la mujer del presidente. Una cena con torta y champagne, fotos incluidas, que Alberto Fernández negó por días hasta que los videos completaron la foto que la Casa Rosada desmentía, y se cayeron todas las caretas.

Ahí fue cuando culpó a mi querida Fabiola...

El escándalo de Olivos fue el comienzo del fin de toda credulidad para Fernández, pero ni la exposición de semejante fraude moral hizo que al menos reconociera lo que estaba en juego. Ante la justicia las cosas se arreglaron pagando una multa de tres millones de pesos en 10 cómodas cuotas. El fiscal argumentó que no había delito porque no se juzgaba ni la ética ni la moral sino una conducta antinormativa. El propio presidente se convertía en uno de esos vivos a los que él amenazaba por televisión si no cumplía con la cuarentena.

Para el presidente no había delito en la fiesta de Olivos. Para la sociedad no había perdón. Navegando el tiempo vendría el nacimiento de su hijo hacia fin de ese mismo año. Hoy, cuando la criatura tiene ya dos años y vive con su madre en España, sale a la luz por la vía más impensada, la nueva revelación sobre la vida personal del presidente, que, otra vez, lo pone en contradicción con lo que decía ser en público. En la búsqueda de pruebas relacionadas con el escándalo de los seguros, se hallaron, mensajes de Fabiola Yañez a la secretaria de Fernández, en los que le cuenta a la mujer sobre supuestos golpes que habría sufrido por parte del presidente. También habría fotografías y audios.

A nivel judicial ninguna causa podría prosperar sin la denuncia de la víctima, porque es un delito de instancia privada, pero la justicia tenía la obligación de abrir un expediente reservado y lo hizo, a instancias del Observatorio de Género de la Corte Suprema.

En estas horas, el abogado de Yañez confirmó la existencia de la pelea, pero sobre los chats con la secretaria, dijo que fueron un desahogo y descartó que haya habido violencia. O sea, no dijo que los mensajes no fueran ciertos.

Del teléfono de la mujer se extrajeron detalles escandalosos sobre el negocio millonario de los seguros posibilitado por un decreto del propio Alberto Fernández y que beneficia a su marido, el bróker Héctor Martínez Sosa. El decreto 823/2021 y su firma, son la prueba que incrimina al propio presidente, que bajo ropajes de legalidad generó una mecánica de cautiva de contratación para que todos los organismos del estado estuvieran obligados a contratar a Nación Seguros SA, a cargo de otro de sus amigos, y que ahí aparecieran los brokers. Negocios dirigidos sin competencia, con enormes comisiones.

Entre los más beneficiados aparece el marido de la secretaria María Cantero con unos 19 contratos por 366 millones de pesos. Pero el rol de la mujer no era accesorio sino central en el armado de un sistema que involucraba varias áreas y funcionarios del gobierno y una cara lista de regalos para comprar voluntades.

Las 424 páginas de chats dan cuenta de corbatas, relojes, y hasta fajos de dólares. También hay sendas fotografías de los lujosos presentes. Hay regalos para el presidente, para el Jefe de Gendarmería Nacional, para quien aparece un fajo de dólares, y hasta para el intendente de la Quinta de Olivos, de manera que no registrara los ingresos del broker.

Antes de terminar el gobierno, Alberto Fernández se había jactado de no tener denuncias por corrupción.

Este caso estaría desmintiendo también eso. Ni feminista, ni honesto.