La inflación de Noviembre y su empinado 12,8% no asusta tanto como las previsiones para diciembre que rondan el 20%. ¿Pero qué pasará después? ¿Los precios reprimidos y la reducción de subsidios mantendrán alta la inflación? Esa sería la consecuencia obvia. El que consultó precios hoy de pasajes aéreos por ejemplo, ya recibió cotizaciones del doble. Pero ¿seguirá esa inercia? Los analistas locales y el propio gobierno anticipan varios meses de alta inflación antes. Sin embargo la revista The Economist analizó el plan de ajuste de Milei y le da una chance a otra posibilidad. Afirma que también puede ocurrir que el énfasis que pone el presidente Milei en la disciplina fiscal puede servir de reaseguro para los mercados de que Argentina no se encamina hacia un desastre y que eso hará que los mercados estén dispuestos a creerle. La prestigiosa publicación apuesta a que este shock de expectativas podría bajar la inflación lejos de subirla. Como vemos hay una batalla de la economía que increíblemente su juega en las palabras.
Pero hay otras pruebas que tienen plazos mucho más cortos. En las últimas horas la CGT hizo advertencias al nuevo gobierno luego de dormir una larga siesta de cuatro años. Quizás hubieran estado más cómodos si al menos podían quejarse de una reforma laboral. Pero eso no fue anunciado. Los salarios están tan bajos y destruidos en dólares que la reforma laboral más salvaje fue la que hizo el modelo kirchnerista, arrojando a la pobreza al 30% de trabajadores registrados a pesar de tener trabajo y a otros 8 millones al abismo del trabajo en negro donde la inflación gana por goleada a la recomposición de ingresos.
La otra prueba de la calle será más frontal. Tiene que ver con la movilización convocada por las organizaciones sociales el traumático 20 de diciembre, que evoca penosamente la crisis de 2001. “El que corta no cobra”, fue la advertencia del presidente en su mensaje inaugural. Y hoy agregaron que habrá sanciones severas para quienes impidan la libre circulación, sea el que corta, el que transporta o el que financia. Se verá si los piqueteros eligen el abierto desafío y si sus bases responden considerando que sus ingresos pueden peligrar. En el caso de los planes sociales, si bien la AUH y la Tarjeta Alimentar serán duplicadas, el monto correspondiente al Plan Potenciar Trabajo quedó congelado. La prueba del nuevo gobierno es desmantelar el sistema extorsivo de los gerentes de la pobreza. Será interesante observar si el peronismo bonaerense intenta usarlos de fuerza de choque. Pero eso también requiere financiación y todos sabemos ya que no hay plata. Por ningún lado.
Se abrieron en las últimas horas interrogantes en varios sentidos. ¿Volverá el impuesto a las ganancias al Congreso? El ministro de Economía lo puso en duda y las provincias ya están en alerta. Pero el vocero presidencial habló de sostenerlo por un tiempo. Sería una contradicción para el gobierno de Milei, reinstalar lo que él mismo votó en contra. También hubo una nueva fórmula sobre las tarifas de servicios públicos. Para la luz, el ministro de economía adelantó que habrá una nueva segmentación y ayudas a dos sectores que recibirán 100 kwz o 200 kwz sin costo. Lo que consuman por encima de eso se pagará en tarifa plena. También en el caso de colectivos habrá una quita parcial de subsidios de un 35% en la primera fase. Allí la discusión pasará por la pulseada de costos con las empresas de transporte.
Sobre la gobernabilidad y ante el gobierno más débil en materia legislativa desde el regreso de la democracia, ayer pasó algo fundacional cuando al unirse las bancadas anti k del Senado lograron evitar que el kirchnerismo concretara su plan de quedarse con la administración de la Cámara Alta e incluso postergara la asunción del presidente provisional del Senado para febrero. Fue clave la renuncia en la línea de sucesión de la senadora Carolina Losada que sorprendió al peronismo k en plena sesión.
Mientras tanto, los ciudadanos, observan con lupa si se cumplen las promesas de ajustar a la política. En un tuit, el presidente de la Nación, posteó: “El que no tiene presentismo no cobra”. En la red social X, la periodista Liliana Franco contó algo desopilante: “Ayer a Casa Rosada vinieron 700 empleados que hacía 3 años que no venían”. Esperan ese escenario en varios ministerios. Las capas geológicas de empleados públicos que el home office pandémico supo apañar deberán justificar su presencia. No importa si es mucho o poco. Cobrar del estado sin trabajar es un robo del dinero de los contribuyentes. Es de verdad una cuestión moral. Y los casos que existan en ese sentido deben cesar.
También debería darse marcha atrás urgente con el indignante último decreto de Alberto Fernandez por el cual, el ex presidente, se aprobó custodia por el mundo a cargo de su empobrecido país. Ayer trascendió que habían derogado esa decisión, pero hoy no apareció el decreto y la ministra de seguridad que lo había anunciado lo borró. Esperemos que aparezca pronto esa decisión como otra prometida hoy, que es la derogación de la infame ley de alquileres. Se supo además, según una investigación de la periodista Mariel Fitz Patricks que en los dos últimos meses de Alberto Fernandez hubo 1200 pases a planta permanente. Son tres veces más que los realizados por Mauricio Macri. Realmente no hay más tolerancia para estos abusos.
