Fueron sólo centímetros. Centímetros separaron la botella de vidrio convertida en proyectil de la cabeza del flamante presidente Javier Milei. La herida sangrante del subcomisario Guillermo Armentano por un corte en la oreja lo atestigua. La cadena de sucesos que preceden y rodean al caso dejan serios interrogantes y revelan severas falencias.
Gastón Mercanzzini arrojó la botella de vidrio a las 13:01. El drone de la Policia Federal captó perfectamente la imagen. Ahí empiezan las preguntas. Por qué la persona que comandaba el drone no hizo nada al ver lo que pasaba. Ensayemos qué debió hacer: Modular, informar que detectó a tal fulano en tal lugar, decir que lo está siguiendo, modular, coordinar, y listo, lo agarraste.
¿Qué habría ocurrido si esa persona no contenta con su mala puntería hubiera intentado atacar de nuevo?
Ahí no termina la cuestión. Si nos remontamos al 1 de Septiembre de 2022 vuelve un tema fundamental: la custodia del presidente. “¿Qué pasaba si la botella era un distractivo?” Eso se preguntan los investigadores. ¿Si venían más botellas o un disparo? ¿Qué debieron hacer los custodios en ese momento? Probablemente abalanzarse y cubrir al presidente con su cuerpo. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Hubo policias de civil entremezclada del lado de las vallas? ¿Por qué no detectaron o disuadieron al atancante? Y lo más importante. ¿por qué lo dejaron ir? Gastón Mercanzzini, era un viejo conocido en la capital. En julio ya lo habían detenido por atacar a golpes una camioneta del gobierno porteño.
Si al presidente lo lastimaban, qué hubiera pasado. “¿Cómo se organiza una custodia presidencial en la Argentina?”, es la pregunta que vuelve a hacerse la fiscalía del doctor Carlos Rívolo a la que también le tocó investigar el atentado contra Cristina Fernandez.
En el registro de video se observa claramente cómo Javier Milei pregunta: “¿Qué voló?” “Una botella en la frente”, le responden. Los cuatro que están en el vehículo descapotable miran hacia el piso, incluyendo el custodio del costado que según los expertos debió proteger inmediatamente al mandatario y a su hermana.
La exposición en la campaña electoral no es lo mismo que el cuidado de la vida del presidente. Algunos recuerdan como leading case el atentado sufrido por el presidente Ronald Reagan en 1981 en el que recibió un disparo, y luego del cual la seguridad presidencial de los EEUU planteó: “Señor, su vida nos pertenece”. Este mismo debate se dio en los días posteriores al atentado contra Cristina Kirchner. Allí, la respuesta de la custodia de los alrededores de su casa justificaba el contacto de Cristina con la militancia porque, decían, no era público hostil. Hasta que apareció el “copito” Sabag Montiel que falló por su propia impericia, pero pudo gatillar a sólo centímetros de la cabeza de la vicepresidente.
Pero no es todo. ¿Por qué el custodio del presidente que fue herido siguió en funciones y no fue inmediatamente atendido a pesar de tener un hematoma en la cabeza?
Hay más. Existe otra imagen que parece ser más tardía porque si bien están las vallas ya no se ve gente, donde vuelve a aparecer Gaston Mercanzzini, que según la fuente “sigue bardeando” esta vez a seguidores de Milei, y hay presencia de la Policía Federal que tampoco interviene para detenerlo. Al parecer el sujeto estaba alcoholizado.
El fiscal de flagrancia de la ciudad le dijo a los investigadores que el domingo, a él no le dieron aviso de lo ocurrido, que nunca lo llamaron.
¿Quién era el responsable máximo de la seguridad en ese momento? La responsabilidad del gobierno anterior había cesado con la jura del nuevo presidente. Entonces, el comando unificado para el operativo estaba a cargo de la Policia Federal. Es decir que todas las fuerzas actuantes respondían al comisario Hernandez, fueran Gendarmeria, Prefectura o la misma Policia de la Ciudad.
¿Por qué la justicia federal recién se enteró el lunes a la mañana de lo que había pasado cuando alguien hizo trascender la imagen del drone a los medios?
Los investigadores lamentan que la Policia de la Ciudad dejara trascender el nombre del agresor porque eso le permitió esconderse y demoró la pesquisa.
Gastón Mercanzzini tenía antecedentes penales y notoria militancia kirchnerista. Tenía posteos con Sergio Massa, con Andres, el cuervo Larroque, con el diputado Rodolfo Tailhade, y con Dady Brieva. El mismo día del ballotage había publicado una foto suya frente a una estatua de Néstor Kirchner con la leyenda “El amor vence al odio”. Sólo días después estaba atentando contra un presidente democrático.
Luego del ataque en su contra Cristina Kirchner buscó denodadamente vincular a la oposición y aunque la justicia no probó esa conexión, la ex vicepresidenta mantuvo las acusaciones. En este caso, cuando está probado que es un militante kirchnerista el agresor de Javier Milei, no se escucharon mayores expresiones de solidaridad o conmoción entre los principales líderes del peronismo.
El peligro para la democracia que tanto denuncian es bastante selectivo.
Resulta curioso porque Gastón Mercanzzini había sido Secretario de Cultura en el municipio de Concepción del Uruguay. Vaya a saber qué méritos habrá tenido para tal designación. Su salto a la fama es menos por civilización que por barbarie.
Casi 48 horas pasaron de su ataque al presidente hasta que finalmente fue detenido. Luego de la orden del juez Ariel Lijo, tras la viralización de las imágenes el agresor cayó frente al canal de noticias Crónica TV. Si iba a dar una exclusiva, antes terminó esposado. “No quise lastimar a nadie”, afirmó sin resistirse a ser aprehendido. Con la mirada severa, aún tenía en la frente la marca de un corte vertical de alguna pelea reciente.
Si, de acuerdo a su estilo, el presidente Javier Milei busca mantener el contacto directo con la ciudadanía en situaciones de exposición ¿no debería replantearse su seguridad?
El atacante será indagado mañana. Ya le bajaron el perfil de redes y aparentecemente no pertenece a ningun grupo que hubiera planeado un atentado contra Milei ese día. Aunque eso aún está en proceso de investigación. Ahora se espera los resultados del informe forense para la calificación final. Por el momento es una tentativa de lesiones al presidente y lesiones leves o graves al custodio dependiendo de si las secuelas, en sus efectos, son inferiores o superiores a 30 dias. Si las lesiones son leves la pena es de un mes a un año. Si son graves de un uno a seis años. Podría permanecer detenido hasta el juicio ya que no tiene domicilio.
Y aquí siguen los puntos para observar: como en Argentina no hay ley de reiterancia de delitos sus antecedentes penales no cuentan a menos que tuviera alguna condena firme.
Y lo más grave: atacar a un presidente no tiene agravamiento en el código penal. ¿Acaso no debería tenerlo? Preguntas para un atentado que se produjo apenas dos horas después de la jura presidencial. Las alertas quedan encendidas.
