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Viernes, 16 Agosto 2024 14:38

"Lula, una vergüenza"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

En estas horas Nicolas Maduro terminó arrastrando en su lodo de vergüenza y descrédito a Lula Da Silva. Cuando se agotaron todos los tiempos para la entrega de las actas, en vez de reconocer el triunfo de la oposición, el presidente de Brasil no tuvo mejor idea que sólo desconocer el triunfo de Maduro y pedir nuevas elecciones. En vez de exigirle que respete la voluntad popular, le dice que intente de nuevo. La líder de Venezuela Corina Machado no tardó en responderle.

El capítulo de enriedos que se abrió luego de esa fallida propuesta, en principio respaldada por Colombia, muestra lo aislado que está el dictador pero también sus patrocinadores de izquierda, cada vez más incómodos con la defensa de lo indefendible.

Por unas horas de confusión se había creído que el presidente de los Estados Unidos, había respaldado a Lula, pero lejos de eso, lo que le había pasado a Joe Biden es que no había entendido bien la pregunta y el comunicado de la Casa Blanca no tardó en rectificar el malentendido, demandando que se inicie una transición política.

Para esas horas, ya ni Gustavo Petro respaldaba la posición de Brasil y salía con otra entelequia: pedir un gobierno de transición. Es decir, pedirle a Maduro que comparta el gobierno con los mismos que acusa a diario de asesinos y terroristas y que su justicia adicta manda a detener. Tan mala fue la propuesta de Brasil que la rechazó hasta Nicolás Maduro, porque aceptarla sería dar el brazo a torcer en lo que se aferra: que él ganó las elecciones.

Es que no se puede tener medias tintas con una dictadura. Las democracias se basan en reconocer los resultados y la alternancia, cosa que desde hace por lo menos una década el chavismo se encarga de evitar hasta el punto de lo insostenible, que es precisamente ahora.

Sin espacio para aclaraciones, en estas horas, Lula da Silva volvió a pecar de eufemismos. Dijo que el régimen de Venezuela es desagradable y autoritario, pero que no es una dictadura.

Secuestros, desapariciones forzadas, torturas, persecución y censura. Más de dos mil detenidos desde las elecciones, periodistas acusados de terrorismo con posibles penas de hasta 20 años de cárcel y casas de opositores marcadas con cruces al mejor estilo nazi. Parece que la palabra desagradable le queda chica a Venezuela.

Edmundo Gonzalez Urrutia, el candidato de la oposición reconocido como presidente electo por la mayoría de las democracias, volvió a dirigirse a Nicolas Maduro

No es un pantano lo que describe la situación en Venezuela sino la de una olla a presión. Pero no es la primera vez que el régimen se fortalece con su juego de desgaste. La diferencia ahora es su máximo aislamiento. ¿Quién puede cambiar la dinámica para que Venezuela salve su democracia. Se lo preguntamos a Corina Machado.

¿Qué es bajarle el costo de salida y subirle el costo de permanencia a Maduro? Miguel Velarde, uno de los más estrechos colaboradores de Machado en Argentina lo explicaba así

Días pasados versiones no confirmadas oficialmente que sin embargo fueron dadas por ciertas por el diario The Wall Street Journal y el periodista Jaime Baily, indicaban que Estados Unidos negociaba con Maduro un salvoconducto. Ahora habrá que esperar señales sobre los costos de no ceder el poder para que se cumpla el esquema que plantea Machado. En el mientras tanto, sólo por la frontera con Brasil salen más de 350 venezolanos por día y el cálculo de un nuevo éxodo alcanza a los cinco millones de nuevos desplazados, lo que llevaría el número de exiliados a la friolera de 13 millones de personas.

Cuando Lula da Silva propone realizar nuevas elecciones no sólo insulta al pueblo venezolano. Insulta a toda persona de bien que defienda la democracia. Si algo ha permitido este proceso, es saber quiénes llaman las cosas por su nombre y quienes sacrifican en el altar de la ideología hasta sus más caros valores. Apoyar a Maduro a esta altura es ser cómplice de su dictadura y de sus crímenes.