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Miércoles, 27 Diciembre 2023 13:05

"Milei, a todo o nada"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

A Carlos Menem, tan admirado por el Presidente Milei, le gustaba definir la política como el arte de lo posible.

El arte de hacer posibles los cambios profundos que prometió, es lo que el actual mandatario intenta con ritmo frenético desde que asumió. Sus primeros 17 días de gobierno son los más intensos que se recuerde por la batería de medidas y la profundidad de los cambios anunciados.

Hace sólo dos semanas, derechos consagrados por el artículo 14 de la Constitución como comerciar o usar y disponer de la propiedad privada estaban obstruidos por una maraña de regulaciones y controles del estado. Cuando el vocero presidencial anunció “Quien decida importar va a poder importar”, estaba refiriéndose a algo que permite la ley, pero que impedía el kirchnerismo. La sustitución de importaciones no sólo es un anacronismo imposible en un mundo interconectado. En los últimos meses, era lisa y llanamente escasez por la crisis terminal de un modelo que ya no permitía ni importar insumos básicos para las industrias o para sectores vitales como la salud. Pero no sólo era la escasez de dólares. El cepo era también un agujero negro de arbitrariedad y corrupción del que las SIRA fueron el último monumento. Pero por sobre todas las cosas era un sistema autoritario de control de la economía no sólo por premisas ideológicas sino también para asegurar el llamado capitalismo de amigos, que era una red de circulación más de dinero que de bienes, que redujo a la economía a un circuito feudal, de atraso y decadencia.

Que todo aquello haya sido un delirio no implica que sea sencillo de desmontar. Y ahí vuelve la cuestión política. ¿Podrá Milei ser el reformista que se propuso ser? ¿Logrará la maestría del arte de lo posible? Estamos en pleno choque de planetas.

El domingo pasado Mirtha Legrand conmovió a todos al decirle al nuevo presidente que no quería irse de este mundo sin volver a ver florecer a la Argentina

El país hace doce años que no crece y volver a tener una economía sana requiere de un ordenamiento fiscal y productivo para el que Javier Milei tiene toda la voluntad y el mandato popular, pero carece del poder legislativo para llevar adelante. En estas horas el presidente advirtió que de no tener apoyo para su megadecreto en el Congreso podría llamar a una consulta popular.

El camino plebiscitario, que no es vinculante, sí busca ser una presión para el sistema político, que aún no sale del shock por la irrupción de un outsider en la Rosada. Pero Milei fue aún más allá y sugirió que las trabas al decreto no sólo son por desacuerdos técnicos o ideológicos, sino que, “algunos diputados buscan coimas” para “vender sus votos”.

¿Audacia, impericia o sinceridad brutal? Estamos ingresando en un terreno delicado. El presidente de la nación no puede realizar esta aseveración sin denunciar a quien corresponda en la justicia. Más allá de lo netamente judicial, políticamente está poniendo bajo sospecha o dejando en evidencia viejas prácticas de la casta en el “toma y daca” por las leyes. El choque de planetas le puede salir muy bien o muy mal. Cuando la negociación se convierte en una pulseada el final siempre tiene heridos o derrotados. Por lo pronto Milei se abrió un nuevo frente. ¿Estrategia o improvisación? La política aún no logra definir la lógica del nuevo inquilino de la Rosada que parece decidido a preservar su identidad no política a pesar de ocupar el más alto cargo político de la república. Milei apuesta a cambiar el juego y gran parte de la clase política intenta llevarlo a su inercia.

Por su parte, lo que está pasando con el decreto es muy curioso. Son pocos los cuestionamientos al contenido. Ya hay cuatro denuncias incluida una penal por traición a la patria que lo acusa de pretender la suma del poder público. Es extraño que ATE, el gremio autor de esta denuncia, nunca haya advertido esa misma pulsión en Cristina Kirchner que buscó denodadamente desmantelar la justicia y que gobernó con facultades extraordinarias sus dos mandatos. Además de la doble vara, lo que no contempla esta denuncia es que el decreto va al Congreso y que éste podría rechazarlo.

Los que conocen los vericuetos de los tribunales ven movimientos propicios en el fuero contencioso administrativo que se erigiría como tribunal de atracción al que irían todas las causas relacionadas con el decreto. Los baqueanos jurídicos remarcan que el influyente camarista Sergio Fernandez que tiene estrechos vínculos con el procurador Rodolfo Barra, y oh casualidad, habría pedido quedarse toda la feria.

La estrategia frontal del presidente, es muy peligrosa. Parece de esos inversores que para ganar mucho se exponen a alto riesgo: si no resulta vencedor puede desnudar su debilidad y perder mucho. Pero Javier Milei parece estar convencido de lo contrario: de que quienes quedarán en evidencia son los que, en definitiva, le impidan gobernar.

Y ahí hay que analizar la composición de los opositores. Para el kirchnerismo es negocio oponerse. Para los legisladores de Juntos por el Cambio, cuyos votantes eligieron masivamente a Milei, puede ser un pelotazo en contra. Al mismo tiempo, ambos sectores están en plena crisis de liderazgo. Unos por el desastre que dejaron y otros porque su propia interna los dejó afuera del ballotage.

Lo que ninguno debería perder de vista es que la crisis es tan honda y tan dolorosa que algunas picardías de antaño, ya no tienen retorno. Cada paso equivocado puede ser para cualquiera de los jugadores, un límite final, en esta Argentina sin márgenes.