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Jueves, 21 Diciembre 2023 15:04

"Un Big Bang que busca un cambio de modelo: razones y controversias"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

“Voy a enloquecer tu corazón de libertad…” dice el tango que eligió Milei el día de su gala inaugural. El decretazo de anoche dejó locos en todos lados.

Los que creyeron que Javier Milei había sacrificado su visión liberal en el altar del pragmatismo, se equivocaron. El shock de libertad al modelo intervencionista estatal que el kirchnerismo profundizó hasta el último día con regulaciones y cepos, vino con un decretazo de Necesidad y Urgencia basado en que la situación de inédita gravedad del país pone en riesgo su subsistencia. En palabras sencillas, el gobierno de Milei dice que la actual “emergencia” es por el modelo de intervención estatal y que para superarla debe “liberar las fuerzas de la economía maniatadas por regulaciones”.

Ahí está el fondo, pero el problema llega por la forma. ¿Es suficiente el tenor de la emergencia descripto para validar un decreto tan amplio que prestigiosos juristas no dudaron en considerar inconstitucional?

Otros explican que es facultad del presidente describir la situación que amerite el decreto y que lo importante es que no avance en materias inconstitucionales, pero son numerosos y variopintos los legisladores que consideran la amplia batería de medidas como una extralimitación del Poder Ejecutivo que tiene vedado actuar en materia legislativa.

Otros responden que eso es relativo, considerando que el decreto va en definitiva al Congreso. Ahí las facilidades para los DNU heredadas de Cristina le dan algunas ventajas a Milei. Si las dos cámaras no rechazan el decreto, éste queda vigente. Es decir que, no hace falta siquiera que una cámara lo valide. Si las dos no lo rechazan queda en pie.

Argentina es un país que ha justificado en sus crisis, eternas facultades delegadas de emergencia económica. Milei, cuyo gobierno es el de mayor debilidad parlamentaria desde el regreso a la democracia, tomó un atajo más: la decretó.

El punto es que el decreto resulta tan abarcativo que implica un profundo cambio de modelo. Para quienes denunciaron incansablemente el modelo soviético del kirchnerismo es casi una redención hacia la libertad individual. Para los poderosos lobbies empresarios y corporativos que tuvieron la vaca atada por la protección, el cierre de mercados y las regulaciones es el fin de un negocio cautivo. ¿Quién ganará?
Javier Milei no está haciendo nada que no haya prometido. Pero muchos, con la lógica de la política tradicional, creyeron que eran fuegos artificiales de campaña y que la motosierra quedaría arrumbada en un desván.

El que no conoce al nuevo presidente, no debería confundir esto con un relato. Milei cree en la libertad, no sólo la declama. No es una pose. El decreto tiene el sello de los convencidos.

El Big Bang del DNU va al Congreso pero seguramente también va a los tribunales, al menos en materias como las laborales. Adicionalmente, esta mañana el presidente agregó que vienen más medidas.

También se refirió a los cacerozalos que se produjeron en diversas ciudades luego de los anuncios.

¿Suma del poder público? ¿Avasallamiento sobre las facultades del Congreso? Milei parece decidido a suplir con hiperactividad lo que no tiene de poder parlamentario. Leyes como la de Alquileres que el Congreso por entero no pudo resolver en tres años demuestran también las falencias de un Parlamento que en el caso del Senado, apenas sesionó un puñado de veces en 2023 y mayormente para temas relacionados con la impunidad de Cristina Kirchner. Allí terminarán ahora las medidas enviadas por decreto o por ley y le requerirá al gobierno un enorme trabajo político para lograr consensos.

El decreto, más allá de ser un manifiesto de principios liberales y de voluntad política para llevarlos adelante, deja en manos del parlamento la responsabilidad de encarar la crisis o no, de cara a la sociedad, y frente a los riesgos de Hiperinflación, Rodrigazo etc. Tácticamente, el DNU es un instrumento que involucra y obliga al Congreso, al mismo tiempo que lo deja expuesto.

Luego tallará y mucho la voz de la justicia. Es interesante revisar un concepto implícito en la argumentación de la emergencia: que la situación actual del país ya afecta los derechos constitucionales de millones de argentinos. ¿Son constitucionales las regulaciones extremas al libre comercio hoy existentes? ¿Por qué nadie las denunció considerando que la Constitución garantiza la libertad de comerciar? Se viene un postergado debate jurídico. Y un rol protagónico para la Corte Suprema. El cuestionamiento al nuevo Código Civil y su carácter tutelar en detrimento de la voluntad individual es directamente un choque de planetas. ¿Quién debe decidir cómo me vinculo económica o socialmente con otros? ¿El estado o yo mismo? ¿Democracia liberal o matriz paternalista?

En la argumentación del decreto se afirma que la actual estructura económica se basa en “la cooptación de rentas de la población”, es decir la apropiación del dinero de la población, a través de un sistema corporativo que hace a los más débiles dependientes de sectores improductivos y parasitarios: la casta parasitaria incluye a corporaciones, empresas y políticos. Esa casta suele estar tras las bambalinas asegurando sus privilegios. ¿Saldrán ahora a competir a la luz del día? El contraste se da con empresarios como Marcos Galperin, el dueño de Mercado Libre, quien afirmó: “Te mintieron durante 80 años, ayer te dijeron la verdad en 10 minutos”.

La grieta adquiere un trasfondo profundo como nunca. La discusión ya no es Macri o Cristina. Milei acaba de escalarla a términos sistémicos y filosóficos. Colectivismo o capitalismo, estado o mercado, intervencionismo o libertad. Argentina necesita crecer. Es una necesidad desesperante. ¿Estarán todos a la altura de adecuar al país para un despegue urgente?

2024 asoma con nervios de thriller a una Argentina que mira el mundo.