“Ningún celular de ustedes es interdictado por el estado. Ningún periodista ni ningún opositor es espiado por el Estado Nacional”. De eso se jactaba el presidente, hace sólo un mes.
La curiosa mención sobre inteligencia interna se produjo durante su discurso en IDEA y al tiempo que estallaba el escándalo de Insaurralde y sus andanzas en yate en aguas de Marbella. Con la megaoperación de inteligencia interna que acaba de salir a la luz, y que tenía resortes fundamentales en dos hombres que responden a Cristina y Máximo Kirchner, estas palabras del presidente toman otra consistencia. ¿El presidente estaba cubriéndose de algo que iba a saberse? Por lo que acaba de surgir, lejos está de haber cumplido su objetivo de terminar con los sótanos de la democracia como dijo al comienzo de su gobierno.
La pregunta que cabe ante lo que acaba de surgir es: ¿Hay una AFI paralela? Estamos hablando de archivos inmensos de más de 3 terabytes, con todo el padrón, con nombre sueldos y cargos. Y el RENAPER completo. En lo más alto de la Corte Suprema de Justicia admiten que “es una trama que recién empieza y tendrá muchas ramificaciones”. Y esperan que la investigación “llegue más arriba”.
Entre los espiados por el ex policía preso Ariel Zanchetta, que ahora se sabe respondía al operador judicial de la vicepresidenta y ex funcionario de la AFI, el diputado Rodolfo Tahilade y al número dos de la AFIP, Fernando Conu Rodriguez, hombre de La Cámpora y de Máximo Kirchner, también estaba el propio presidente. Pero no era el único. Hay más de mil nombres con carpetas que incluyen información íntima, patrimonial, migratoria, seguimientos y hasta videos, de políticos, jueces y periodistas.
Que en el caso del presidente aparezca una discusión sobre las expensas es una miscelánea. La cuestión es que accedían a sus conversaciones. Entre los espiados están los candidatos presidenciales Sergio Massa, Javier Milei y Patricia Bullrich, pero también figuras del espectáculo como Marcelo Tinelli o periodistas como Baby Etchecopar, Jorge Fontevecchia y Luis Novaresio.
Para entender quién es Fabián Conu Rodriguez, cuyo nombre aparece en la causa en estas horas, basta una definición muy simple de quienes lo trataban: “el Conu es Máximo”. Hoy, la justicia allanó sus oficinas como subdirector de la AFIP, un cargo que le daba acceso a la información financiera más sensible de millones de personas. Pero su recorrido por áreas del estado no había comenzado allí. Fue Presidente de Telam y manejó los medios de la provincia de Buenos Aires bajo el gobierno de Kicillof. Según se desprende de uno de sus diálogos con el ex policía Zancheta, preso por el espionaje a miembros de la Corte Suprema, éste, le reportaba directamente. Los chats no son antiguos: están fechados entre septiembre de 2022 y junio de 2023, es decir, son recientes.
A pedido del fiscal Gerardo Pollicita, el juez Martinez de Giorgi, le secuestró celulares, documentos, y computadoras en su oficina y en una casa. También se allanó la sede de Sudamericanadata, la empresa de antecedentes comerciales de la que obtenían información de las personas espiadas.
La causa apunta a sectores del kirchnerismo en la AFI que respondían a esta estructura de espionaje ilegal en cuya cadena de mando operativa aparecen Tahilade y Rodriguez, a quienes se reportaba Ariel Zanchetta que a su vez, concretaba los seguimientos, armaba las carpetas o tiras sobre cada persona e incluso montaba cámaras ocultas.
Entre los espiados está la ministra Victoria Tolosa Paz. Sobre ella informa Zanchetta en uno de los intercambios con Rodriguez: “Esta mina no toca a un pobre ni con una caña” y luego publica, a pedido de su interlocutor, y en un sitio financiado con pauta oficial, una nota que se titula “¿Está para los más humildes? Cómo es el club de campo y la mansión alucinante donde vive la nueva ministra de Desarrollo Social.” El origen de la información y cómo fue gestada hasta la publicación no habla de una nota periodística sino de un modus operandi mediante el cual, blanquean información obtenida con medios ilegales para intentar utilizarla. Un esquema que se reitera. Tolosa Paz recientemente fue quien secundaba como candidata a vicepresidente a Daniel Scioli en su fallido intento de presentarse a las elecciones presidenciales de las que terminó bajándose.
El vuelco en la investigación por espionaje contra Ariel Zanchetta, quien para la justicia es agente inorgánico de la AFI aunque él se haga llamar periodista, se produjo cuando lograron recuperar mensajes borrados de un celular suyo. En eso mensajes es el propio Fernando Conu Rodriguez quien ordena el seguimiento a Tolosa Paz. De Telam, al manejo de medios en el gobierno bonaerense, a la AFIP: ¿qué rol paralelo cumplía el camporista Rodriguez? ¿Estamos ante las pruebas de una estructura de espionaje ilegal montada bajo el amparo kirchnerista? Las preguntas que guían la investigación, individualizan a dos hombres que responden directamente a Cristina Kirchner y a su hijo. De hecho, la causa se inicia por el hallazgo de celulares con líneas creadas falsamente a nombre de los jueces de la Corte Horacio Rossati y Carlos Rosenkrantz y el hackeo simultáneo a varios jueces federales, entre ellos, dos que juzgaban a la vicepresidenta.
Es en intercambios entre Zanchetta y Tahilade que llega el archivo sobre el viaje a Lago Escondido que fue usado como evidencia en el juicio contra la corte. Evidencia que por su origen y producción de prueba es absolutamente ilegal. En ella se repitió el modus operandi de publicación, blanqueo y uso como prueba.
Precisamente, lo que investiga el fiscal Gerardo Pollicita es una infracción a la Ley de Inteligencia que castiga con tres a diez años de prisión e inhabilitación especial por el doble de tiempo, a “todo funcionario o empleado público que realice acciones de inteligencia prohibidas” y aclara que “incurrirán en el mismo delito quienes hubieran sido miembros de algunos de los organismos integrantes del Sistema de Inteligencia Nacional que realicen acciones de inteligencia prohibidas”. Rodolfo Tahilade, que por la protección que le otorgan sus fueros como diputado no fue allanado”, reuniría estas últimas condiciones como ex funcionario de la AFI.
¿Si la investigación escala en jerarquía a dónde llega? ¿Bajo qué ordenes actuaron, Tahilade y Rodriguez, que responden políticamente a Cristina Kirchner y a su hijo Máximo? Y la otra pregunta ¿hablará el ex policía preso Zanchetta? Sus celulares ya comenzaron a hacerlo. Los sótanos de la democracia parecen cloacas a cielo abierto. Ahora sí, hablemos de lawfare.
