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Viernes, 15 Septiembre 2023 14:52

"Vendedor de aspiradoras"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Un millón de chicos se saltea al menos una comida diaria.

En el caso de los adultos es peor: unas 4 millones 300 mil personas dejan de comer para que coman sus hijos.

En un 64% de los hogares se consume menos carne y en un 44% menos frutas y verduras.

En un 19% de los hogares se dejaron de comprar medicamentos porque no alcanza y un 23 % se encuentra endeudado incluso en los sectores medios donde se incrementó el uso de la tarjeta de crédito para comprar alimentos.

Estos son algunos de los datos que arroja la Séptima Encuesta de Hogares con niños o adolescentes de Unicef Argentina.

Grafican la intimidad de la necesidad extrema, cuando la opción es dejar de llevarte comida a la boca o dejar de acceder a medicamentos, es decir una situación de supervivencia que implica resistencia en condiciones de deterioro.

Pensar que la vocera del gobierno decía hace poco que no hay hambre en Argentina.

Todo esto ocurre a pesar de la ayuda social porque el 55% de estos hogares recibe al menos alguna transferencia del estado, ya sea la AUH o algún plan social. Sin estas ayudas la pobreza en niños crecería 3 puntos y la pobreza extrema 10 puntos. Es decir que el millonario presupuesto asistencial está lejos de ser la solución para la pobreza. Aquí es donde se observa que las políticas sociales no sustituyen el trabajo, ni la capacidad igualadora de la educación. Apenas ofrecen un paliativo de urgencia que ni siquiera asegura la mínima calidad de vida.

Con la disparada de la inflación en agosto, se calcula que, sumando los aumentos que ya se produjeron en septiembre, la Canasta Básica en Capital y Gran Buenos Aires ya está superando los 300 mil pesos cuando el salario medio en Argentina contando trabajo formal e informal es de la mitad. Sólo ese dato puede permitir visualizar la tragedia en desarrollo. Digo en desarrollo porque es un daño continuo y acelerado ya que los aumentos continuan y ya se espera que el piso de inflación de Agosto más los incrementos de este mes difícilmente arrojen una baja en septiembre. Las consultoras privadas ya hablan de un piso de 10%.

En este contexto de inflación record en 32 años es que el ministerio de Economía anunció que de ahora en más dará a conocer en forma semanal y no mensual el índice de precios. Algo así como dar en cuentagotas la medición de la desgracia como si eso la disimulara. Cambian el packaging como esos productos que dicen valer lo mismo, pero te reducen la porción. Un truco de marketing para evitar que la última medición de inflación antes de las elecciones no parezca un sapo tan grande. Cuatro sapitos para disimular la catástrofe como si fueramos todos tontos. Como si la ilusión óptica engañara los bolsillos cuando se quedan vacios cada vez más temprano en el mes.

Si esperaran realmente bajar la inflación no harían esta cosmética en la difusión de los porcentajes. Y sabemos por donde empieza el manoseo del Indec pero no donde termina. Es lo último que les queda por romper. Lo que pasa es que lejos de hacer algo para desacelerar la dinámica de precios, están recalentando el motor.

Si esto fuera un incendio forestal lo que vemos no son aviones arrojando agua sino aviones arrojando más fuego.

El índice de pobreza que se conocerá a fin de mes, dará cuenta de más de un 40% de pobres y ya es una foto vieja. Pero esto que parece repetido, lo vuelvo a decir porque lo que genera este ritmo de inflación es que esa foto envejezca más aceleradamente. Y absolutamente todo lo que están haciendo genera más y más preocupación sobre lo que pueda pasar el 23 de octubre.

Si uno observa qué indicadores se mueven con celeridad y picando en alto, encuentra: precios, pobreza, y el Plan Platita.

Hasta un chico se da cuenta de que el Plan Platita busca maquillar la miseria y por experiencia sabemos que en pocos meses dejará otro salto inflacionario en un contexto dramáticamente peor que en las últimas elecciones de medio término. Hay quienes ya calculan que el Plan Platita llega a 3 mil millones de pesos.

En estas horas empiezan a aparecer algunas de las consecuencias. Andan viendo qué impuesto inventar para tapar los agujeros de las bajas en ganancias -o sea que lo que viene por un lado se va por otro- y no se sabe si el Fondo terminará afectando el acuerdo con Argentina por los incumplimientos del país. Hoy, ese acuerdo plagado de incumplimientos es la única ancla de una economía desquiciada.

Pero, además, siguen sumando situaciones delirantes y muy bizarras. Ayer, el ministro de economía, como conductor de un programa de entretenimientos, anunció sorteos de autos y electrodomésticos para incentivar que se use la tarjeta de débito en la devolución del IVA. No sabemos de dónde van a salir los fondos para financiar la baja ni los sorteos. O lo suponemos: saldrá de la maquinita, pero escucharlo, da simplemente vergüenza ajena.

Un empresario importante una vez definió a Sergio Massa como un hábil vendedor de aspiradoras, es decir un vendedor de esas cosas que no necesitas, que no te van a servir para nada, que van a implicar un enorme gasto, pero que te la vende de todas maneras, quieras o no. Su problema dijo, es que hace mucho que se le nota demasiado que es un vendedor de aspiradoras.

La más grande de todas las aspiradoras, hoy, es que el mismo que está destruyendo la economía vende con cara de poker que él la va arreglar cuando sea presidente. En el mientras tanto, la inflación, deja todo en evidencia. ¿Qué más irá a rifar? Mejor ni pensarlo.