A unas siete cuadras de la estación y a cinco de la plaza central de la ciudad, la familia Peloso construyó en 1903 su casa y, adelante, un almacén de ramos generales donde estacionaban carros lecheros, caballos de trabajo y luego tractores con acoplado, como cuenta el periódico semanal de la ciudad. En esa casona, ubicada en la esquina de la calles Santiago del Estero y Combate de San Lorenzo, nació y vivió Doña Ñata Peloso, que hoy tiene 85 años de edad.
En 1980 Ñata le alquiló el boliche a Beto Scapino, quien lo administró hasta el 2006, como bar o boliche de campo, que bien pudo haberse llamado pulpería.
A Marcelo Bolia (46), de Mercedes, que vive en Gowland, siempre le apasionaron los almacenes de campo y las pulperías y había alquilado la vieja esquina a Ñata Peloso en 2006, para continuar como bar de picadas, pero corría el año 2018 y lo acababa de cerrar. Se encontró en Suipacha con Elizabeth Sosa (46), quien le contó que también acababa de cerrar su restorán y le propuso reabrirlo en la esquina de la Ñata, pero juntos, para aunar esfuerzos. Marcelo aceptó pero con la condición de no poner restorán sino la primera cervecería de la ciudad.