Las pymes de las economías regionales están pidiendo ayuda. La pandemia hizo que muchas se quedaran sin mercado, como es el caso de la lana y el algodón. Pero más allá de esta coyuntura, vienen castigadas hace tiempo por políticas contrarias al desarrollo y por una macroeconomía con alta inflación, alta presión fiscal y baja oferta crediticia para financiar a la producción. No tienen capital de trabajo.
Las economías regionales están pobladas por muchos pequeños y medianos productores, los más vulnerables del sistema productivo. Desde hace tiempo que la tienen que remar contra la corriente y así van quedando fuera del sistema. Eso quedó plasmado en el último censo agropecuario, según el cual en las últimas dos décadas se perdieron 50 mil explotaciones agropecuarias en cada una de las últimas dos décadas.