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Liliana Pécora: “Soy orgullosamente una luchadora de la vida y de la profesión”
Sábado, 02 Noviembre 2024 22:54

Liliana Pécora: “Soy orgullosamente una luchadora de la vida y de la profesión”

La reconocida actriz, comediante, autora y directora teatral habló en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio sobre su carrera artística, su infancia, sus comienzos y como, sin quererlo, se convirtió en un ejemplo para muchos de resiliencia y fuerza de voluntad. En una profesión difícil como la artística, Liliana Pécora, supo reinventarse para cumplir 50 años de carrera viviendo del arte sin subsidios. Creo hace 23 años “El taller de la risa” y siempre se auto gestionó: “Yo soy maestra jardinera, a los 23 años debuté como actriz en el Teatro Municipal General Martín y adopte esta profesión para siempre. Cuando fue el corralito y la cosa se puso más difícil que de costumbre, comencé a investigar y formé ‘El taller de la risa’. Estaba muy deprimida porque no había posibilidad de trabajo y a mí la risa siempre me salvó. Fue el momento justo y hasta el día de hoy me sigue dando satisfacciones. En pandemia, que no podíamos trabajar, me reinventé y empecé a hacerlo por zoom. Eso me salvó y me sacó del encierro pudiendo ayudar a muchos y a mí misma. Ahora el mismo taller, además de hacerlo presencial, lo hago de forma online para toda Argentina y varios países del mundo. Es maravilloso ver cómo se van animando y cambiando sus vidas. Siempre en momentos difíciles la risa sana y alegra el corazón. Fue una idea para poder salvar mi economía y me sacó de la tristeza ayudando a muchos a aprender a divertirse y salir, en muchos casos, de la depresión. Soy orgullosamente una luchadora de la vida y de la profesión.” Aseguró la actriz que, en su taller, utiliza las herramientas que aprendió como maestra jardinera y estudiante de psicología.

“La idea de organizar los talleres surgió de un estado mío de gran depresión en la época del “corralito”. El abatimiento generalizado me dejó sin trabajo. Pensé: ‘¿Quién iba a contratarme para hacer humor en un escenario o en un evento. Fue un tiempo de luto?’. Trabajaba cada vez menos. Qué podía hacer. Soy de las personas que ponen atención a la mitad del vaso lleno. En Argentina había solo un matrimonio que lo hacía. En aquel momento no había tanto material como ahora, entonces dije: ‘Voy a recurrir a mi experiencia de maestra jardinera. Porque un taller de la risa tienen que ser un lugar donde la gente se tiene que divertir. Donde venga a jugar y divertirse. Cuando uno se divierte sale una sonrisa y a veces hasta una carcajada. Empecé a buscar todos los juegos que yo hacía con los chicos cuando era maestra jardinera, los ejercicios más divertidos de cuando estaba en las colonias de vacaciones, los ejercicios de teatro… Fui haciendo un coctel y así lo armé. Me aventuré, y comencé a organizar juegos y ejercicios que resultaran cómicos. Inventaba situaciones... Y continúo hasta hoy. Ya hace 23 años de aquel momento y estoy muy feliz con la respuesta. Este curso lo diseñé para todos aquellos que quieren acercarse al teatro de una manera divertida y original. ¿Quién dijo que el teatro solo puede ser serio y dramático? En este curso, exploramos  el mundo del teatro desde la óptica del buen humor. Aprenderemos a utilizar la comedia como herramienta para expresarnos y conectar con el público. Ya sea que sea su primera vez en el teatro o que ya tenga experiencia en otros grupos. Este curso ofrece la oportunidad de desarrollar las habilidades actorales de una manera única y desafiante. Las dinámicas consisten en juga, jugar, jugar y jugar. De la risa sale el juego. Exploramos diferentes técnicas de improvisación, juegos teatrales y ejercicios de comedia para estimular nuestra creatividad y liberar nuestra imaginación. Algunos juegos son técnicas teatrales, que son juegos, y de ahí sale la risa, la risa real, consciente, la risa no armada desde la cabeza sino la risa que sale de las extrañas ¡Esa es la risa que a mí me interesa! ¡No el 1, 2, 3 ahora todos a reírse! Esa no es mi técnica, mi técnica es a través del juego, del baile, que la gente se divierta y empiece a esbozar una sonrisa, los que están más encapsulados. Los que están más flojos se empiezan a divertir más, se mueven, se ríen y así sucesivamente, todo depende de la estructura mental de cada uno de los participantes. Trabajamos mucho con la creatividad, les hago hacer muchas manualidades, porque el expresarse con las manos es muy importante para descargar y tener la mente ocupada. Les hago hacer cosas con arcilla, jardinería… y hasta hacer sus propio vestuarios con papel de diario. Hacemos un carnaval veneciano y realizan trajes realmente maravillosos. Aprenden a convertir los objetos en arte y el arte es sanador, sana las almas y acá vienen a sanar sus almas.” Aseguró la actriz.

 
Refiriéndose al curso online Pécora se explayó diciendo: “Después de la pandemia y haberlo hecho por zoom, se me ocurrió expandirme y poder llegar a muchas más personas que los que vienen al taller en CABA. No es como el que hacía por zoom. Es un curso que se compra y te queda para toda vida. Consta de 10 módulos teórico-prácticos con videos que  ayudan a entender cómo la risa puede transformar tu vida de una manera divertida y poderosa. Se aprenden técnicas y ejercicios de risoterapia que ayudan al desarrollo personal, social, laboral y espiritual. Técnicas, creatividad, reducción del estrés y la ansiedad de la vida cotidiana. El curso es flexible y se puede acceder a él en cualquier momento. Consiste en recibir las clases a través de un correo electrónico, donde se envían de a dos para que puedas trabajar en ellas. Lo hago de esta manera porque no me gusta que lo compren y lo dejen tirado. Les pido que realicen los ejercicios y yo los superviso para asegurarme de que estén progresando. A medida que se va completando las tareas asignadas, que incluyen algunas individuales y otras en pareja con amigos o familiares, envió las clases restantes. Luego, se pone en práctica lo aprendido en grupos, ya sea sociales o familiares. Una vez completadas las 10 clases, se entrega un diploma que certifica la participación. Durante el curso, reciben teoría y práctica a través de videos y testimonios, y cuentan con mi asesoramiento personalizado y un grupo de WhatsApp. Allí me dicen que les cuesta, que les es dificultoso y yo le doy tips para que sigan progresando. Muchas veces les cuestas vencer sus propios prejuicios y quieren abandonar. Yo los incentivo a que continúen. Amo que se cumpla el objetivo. Muchos me dicen compraron el curso y ya está, es responsabilidad del que lo compra si lo hace o no. A mí me gusta acompañar y dar más herramientas para que para ellos sea un éxito. Muchos que hacen el curso online terminan haciéndolo también presencial, son  ejercicios diferentes y hacer los dos es un combo maravilloso.” Recalcó Liliana.
 
Liliana Inés Pécora nació el  23 de diciembre de 1952, en Buenos Aires y así cuenta ella misma su historia: “Nací en el Barrio de Mataderos un día antes de navidad, barrio que amo y donde viví 21 años. Nací de una manera muy loca y especial. Mi mamá fue con su hermana al sanatorio a la mañana, ya con contracciones y el médico le dijo: ‘No señora todavía no va a nacer, vuelva a la tarde tipo siete y la internamos. Mi mamá que ya sabía que iba a nacer, le dijo que no, que yo iba a nacer ya, que ya lo sabía por era su tercer hijo y el médico insistía que se vaya y mi mamá le dijo que  se iba a quedar ahí. Se quedó con su hermana en la sala de espera de la guardia y le dice a su hermana: ‘Nace, ya nace’. Mi tía desesperada comenzó a buscar un médico, una enfermera y no encontró a nadie. Agarró una camilla, la ayudó a subirse a mi mamá, le sacó sus prendas íntimas y le dijo: ‘vamos que acá estoy yo’. Y con un pujo solo salí y me agarró mi tía. Empezó a los gritos que  había nacido un bebé y vinieron a cortarme el ombligo y atenderla a mi mamá. Así que yo nací en un pasillo de una clínica y en un solo pujo. Jajaja. Cuando era chica mi mamá me decía que nací un 23, que casi casi me había tirado Papá Noel por la chimenea y, viste como son los chicos, yo me imaginaba la situación y me preocupaba pensando que hubiera nacido toda golpeada de caerme de semejante altura jajaja. Como teníamos un hogar a leña yo me quedaba mirando preocupadísima. Nací en una fecha que nunca hay nadie. Siempre festejar mi cumpleaños era una odisea y cuando crecí odiaba que me hicieran un solo regalo. Decía: ‘¿Por qué  Cristina y Carlitos ( que son mis hermanos) les hacen dos regalos (para su cumpleaños y navidad) y yo uno solo?’. Para mí era una injusticia jajaja.”Recordó Liliana.
 
Siguiendo con su historia Pécora continuo: “Soy la tercer hija, tengo una hermana y un hermano mayor que me llevan 11 y 7 años. Yo soy la más extrovertida. Mi hermano es muy serio y mi hermana muy vergonzosa. Tuve una infancia muy feliz. Nací con el arte en la sangre. Mi primer escenario fue la mesa del comedor de casa. Me subían ahí para que hiciera mis payasadas con casi dos años. Mis tíos me decían que moviera la colita y bailara, yo bailaba y ellos me aplaudían. Ya amaba el aplauso. Imitaba la publicidad del aceite La Malagueña y ellos me ovacionaban. La mesa era muuuy  grande porque éramos siete y para mí era un súper escenario. Mi casa era un chalet muy grande, con una escalera caracol de mármol que usaba de tobogán cuando mi mamá no me veía; un jardín muy grande con árboles frutales, muchas plantas, muchos rosales… y yo jugaba muchísimo allí. Vivía en penitencia porque desde muy chiquita era brava y contestataria. La penitencia era no salir a la vereda o jugar con alguna amiguita, o ir a la casa de alguien… pero igual yo seguía contestando. El: ‘Porque si’ no lo aceptaba. Yo quería que me explicaran las cosas y siempre terminaba castigada.  Entonces me quedaba en el jardín y jugaba con la naturaleza. Yo siempre fui muy payasa, me gustó jugar, y teatro es acción, yo no lo sabía cuándo era chica, y jugar es teatro. Yo jugaba… jugaba, hacia personajes, jugaba a la maestra, jugaba a una ecónoma que había en aquel tiempo, que estaba de moda, Doña Petrona C de Gandulfo. Las hojas del malvón eran las milanesas que las pasaba por agua y arena; una pelota pulpito, que había encontrado rota, era un bowl donde yo hacía que batía huevos… Ponía las muñecas para que me vieran y las hacía hacer de público. Jugaba a la maestra, que también es mi otra pasión. Esperaba los viernes que llegaba mi hermana del normal y le pedía su guardapolvo que era recto (como el de las maestras) y le enseñaba a las muñecas… Por parte materna, todas las primas son maestras y yo cuando termine el secundario estudie magisterio y ejercí como maestra jardinera.” Recalcó Liliana.
 
“Mi papá tenía una fábrica de cables y mi mamá ama de casa. Ella era muy payasa y amaba a Niní Marshall. Mi abuela materna que vivía con nosotros, madrileña, era muy payasa también. Yo tenía esos dos modelos que amaba y que fueron fundamentales para yo ser una mujer alegre, divertida y bailar como ellas. A mi mamá le encantaba bailar y era el alma de todas las fiestas y mi abuela también. Mucha gente piensa que yo estudié danza clásica ¡Y no estudié clásico! ¡Simplemente imitaba porque me encantaba! Entonces, me ponía a bailar, copiaba las publicidades, imitabaAprendí baile, pero no clásico: flamenco, danza árabe, salsa y merengue… Mi papá tocaba el violín y mi tía tocaba el piano. Mi papá también tocaba el piano, pero de oído. La música siempre estaba en mi casa. UN día mi papá compra un pianito de estudio para practicar él, yo tenía 7 años, me pregunto si me gustaba y me dijo: ‘Bueno, vos vas a estudiar piano’ porque vos sos la que tiene oído. Estudie piano por 11 años y, antes de recibirme de profesora, decidí abandonar. Mis dedos son muy chiquitos y sabía que con algunos temas no podía alcanzar la velocidad de las personas que tienen dedos largos y desistí. Fui consiente de mis limitaciones y preferí resignar el título. Le dije a mi papá; ‘¿Para qué querés que tenga un título si no voy a poder ser buena profesora?  No puedo tocar como corresponde y no me parece justo. No quiero más. No quiero continuar.’ y mi papá me entendió. Tenía 17 años y continúe con dibujo y pintura que eso si me fascinaba. El arte estaba en mí, pero yo quería ser maestra, nunca se me ocurrió ser actriz. Actúe en todos los actos de la escuela primaria, secundaria y en el profesorado, cuando fui maestra jardinera hacíamos obras de teatro y actuaba con los papás y los maestros… Pero en mi cabeza no estaba ser actriz.” Recordó Liliana Pécora.
 
“Charles Chaplin y Niní Marshall fueron mis referentes en mi infancia y después de grande me di cuenta que fueron los cimientos más importantes en mi formación como actriz. Desde siempre admiré a Charles Chaplin y a Niní Marshall, los copiaba, los imitaba… Hasta el día de hoy me pasa que los veo y me emociono, me conmueve su genialidad. Yo era chiquita, teníamos un cine graf con manivela de mi hermano que se proyectaba en la pared y me apasionaba. Ahí veía una película de Chaplin hasta que lo quemé. Lo pasaba de atrás para adelante, de adelante para atrás y un día me quedé en una imagen para imitarlo y lo quemé. A Niní llegué a conocerla, tuve el placer de trabajar en una obra en ‘El Vitral’ donde trabajaba uno de los representantes de Niní, la llevó al teatro la hizo subir al escenario y me dice: ‘Mira quien esta acá’ Yo me quedé paralizada y ella hablando muy delicadamente me dijo: ‘Me gustó mucho la obra y ¿Sabes que me gustó de tu personaje? Que un momento me hiciste acordar a mí ‘Catita’. Para mí fue ganarme el ‘Oscar’ esas palabras. Fue el mejor elogió que me hicieron en la vida. Después la vi un par de veces más y era tal la emoción que, cuando la veía, me ponía a llorar de tanta admiración. Tengo el espectáculo en carpeta para hacer Niní. No pude hacerlo en teatro porque la hija de ella no me cedió los derechos. Ahora que ya no está la hija de Niní, ya podría hacerlo.”
 
Remontándonos a sus comienzos como actriz, Liliana rememoró: “Cuando trabajé como maestra jardinera, como te decía, hacíamos obras de teatro con los papás y los maestros del jardín para los chicos ¡Y ahí surgió! Una mamá que me convoca a que vaya al Teatro San Martin a hacer una prueba para una obra de teatro que había escrito la hermana, para un espectáculo infantil y están buscando a la protagonista. Yo le dije: ‘¡Es que yo nunca estudie teatro!’ Y ella me dice: ‘Pero tenés talento, tenés habilidad. Sos muy buena’ Y allí fui con todos mis miedos y sabiendo que no tenía formación, pero con esa impronta que te da la juventud. Yo tenía 23 años y me sentía una niña que estaba saliendo del cascarón! Fui y con mucho miedo me presenté… Bueno… ¡Me tomaron! Y a los 4 meses ya estaba debutando en el Teatro Municipal General San Martin, en la sala Casacuberta, una sala semicircular, y cuando pisé el escenario y vi todo lleno de gente ¡Creí que me moría del susto! Era como el circo romano y dije: ‘¡Ahora me van a tirar el león y me va a comer! O me come el león o me lo como yo’ Y me lo comí yo. Jajajja. Fue una mezcla de vértigo y placer y me dije: ‘¡No me bajo más de un escenario!’ Fue instantáneo. El aplauso me conquistó. Y a partir de ese momento, ya hace 50 años, me dedico a ser actriz. Empecé a estudiar teatro, expresión corporal, foniatría… y, cada vez, iba dejando más la facultad que estaba estudiando psicología. Y, cuando llegue a la mitad de la carrera, en el medio de un examen decidí no continuar y dedicarme de lleno al teatro y la actuación. Mis padres lo aceptaron porque no les mucho gustaba que estudiara psicología. Me fueron a ver a todas las obras infantiles, ya después cuando hice ‘La lección de anatomía’ no. El teatro con desnudos, no era para ellos. Jajaja.” Recalcó la actriz.
“Después del Teatro Municipal General San Martin todo fue maravilloso. El mismo director me llevó a otra obra y fue una época de mucho trabajo. Me venían en una obra y me llamaban para otra, era muy común en esos tiempos. Me venían en una obra y me recomendaban para otra, de la misma manera me pasó en televisión. Empecé en la tele en ‘Las 24 horas’ y me veían ahí y preguntaban cómo me llamaba para contratarme. Y así me iban viendo de un programa a otro y me iban llamando de distintos programas y canales. Cuando no me llamaban, eras épocas donde uno iba con su carpetita, golpeabas las puertas y te abrían los productores, hablabas con el productor y te contrataban. A mí nunca me tomó ningún representante. Todos los representantes me dijeron que no. Siempre intenté con los buenos y siempre me dijeron que ya tenían muchos representados.  Eso me hizo más fuerte y siempre arreglé yo misma mis contratos. Arreglé contrato con TELEFE con la estación de Landrisina que estuve dos años. Ahí me eligieron por una publicidad que hice de tomates, que se hizo muy famosa y comenzó una racha linda en mi carrera. Después de ahí empecé a ‘Jugate conmigo’. Después a ´Los Benvenuto’… Todo es estar. Uno nunca sabe de dónde te pueden contratar.”
 
“Con mis alumnos de ‘Teatro con humor’ estamos por hacer la muestra de fin de año con ‘Docentes Jubiladas’ y estos momentos me llenan orgullo. Estoy ensayando ‘Hamblet Tango 2030’. Me dijeron que hay un plan mundial que va en detrimento del ser humano, que se llama 2030. Un plan para que tiene que ver con toda la destrucción del ser humano para que cada vez haya menos población, que cada vez la gente tenga menos hijos, haya menos nacimientos, etc, etc. En este espectáculo voy hacer un personaje que se llama Polonio, un personaje que es un hombre, pero como mujer. Voy a estar de traje, pero seré mujer y es la mano derecha de los reyes. Haay cantantes y una chica que baila muy, pero muy bien. Actualmente los productores están buscando sala en calle corrientes, porque es recién para estrenar en julio. Ahora sigo con el ‘Taller de la risa’. El próximo es el sábado 23 de noviembre de 11 a 13hs en Medrano 485 en CABA, todavía pueden inscribirse. En mis redes @pecoraliliana están todos los datos.” Concluyó la actriz.