
Intimamente
Sábados 22 a 23
Alejandra Rubio
Antonella Menem: “Zulemita nunca agarró una pala para trabajar, vivió toda la vida de arriba"
Antonella Menem, hija del fallecido Carlos Menem Jr. habló en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio, sobre su desgarradora historia familiar, su lucha legal por su reconocimiento como parte de los Menem, su identidad y el derecho a la herencia dentro de una de las familias más influyentes de la historia argentina. Más allá que legalmente no puede nombrarla, le respondió a Zulemita, quien asegura que no le corresponde nada de dinero porque lo que ella tiene es fruto de su trabajo: “Yo trabajo desde los 13. Laburaba en una sanguchería. Nadie me mantuvo, nadie me ayudó. ¿Ella cuando agarró una pala?, si vivió toda la vida de arriba. Nació en cuna de oro y no sabe lo que es levantarse y viajar en colectivo todos los días a las 6 de la mañana. Yo laburé toda la vida, hasta el día de hoy sigo laburando. Su problema es la avaricia, no quiere darnos lo que nos corresponden a los demás herederos. De mi padre recibí deudas generadas por ellas, más que activos. Y de mi abuelo declararon en la sucesión solo 250 pesos líquidos. Justo que me cansé de sus mentiras y comencé a mostrar las pruebas, salió la fecha de la serie para tapar todo. No creo que sea casualidad.” Aseguró Antonella, una joven luchadora y por demás resiliente, a días del estreno de la Bio Serie “Siganme” que refleja la historia de su abuelo el ex presidente Carlos Menem.
El reconocido empresario artístico internacional, productor de cine, teatro y televisión, habló en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio, de su vida, sus éxitos, su familia, la relación con su “ex” y sobre la verdadera historia y pormenores desconocidos de la película “La Mary”, protagonizada por Susana Giménez y Carlos Monzón, donde los protagonistas terminaron enamorándose: “Me siento bastante responsable de lo que pasó con la película. Leí el libro, me entusiasmé mucho. Se lo llevé a Susana y a Susana le encantó. Salí a buscar financiación para hacerla y convencí a Daniel Tinayre para hacerla. La locura de poner a Monzón se la tenemos que adjudicar a Tinayre, fue su idea. Él quería hacer una película internacional y para eso necesitaba alguien que fuera internacional. Buscamos de todo, hasta el actor de western Terence Hill, fuimos a buscar afuera para que sea una figura internacional y de repente se le ocurrió Monzón. Susana no quería saber nada, después quiso jajaja –riéndose de lo que luego se convirtió en romance- . A Monzón hubo que doblarlo en toda la película, él no era actor y tenía las limitaciones que le corresponden a eso. Lo dobló un actor de apellido Castro, un muy buen actor. Cuando se enteró Carlos se enojó muchísimo.” Aseguró el productor teatral del musical ‘Cuando Frank conoció a Carlitos’, quien fue el responsable de traer a Argentina a principales artistas internacionales como: Liza Minelli, Armando Manzanero, Luciano Pavarotti y Michael Jackson, entre tantos otros.
Jean Carlos: "Argentina me dio todo, es mi país"
El reconocido cantante internacional, nacido en República Dominicana, argentino y cordobés por adopción, habló en Íntimamente con Alejandra Rubio de su dura infancia siendo el séptimo hijo de una familia de 14 hermanos. Como muchos, salió a trabajar desde muy niño para ayudar en su casa, hasta que un día le llegó la oportunidad de venirse de gira a la Argentina y con mucho esfuerzo la vida le cambió: “Tenía solo 18 años cuando llegue a la Argentina con un contrato de tres meses. A penas llegué a este país me enamoré de él y por muchísimos años no volví más a mi país. Al principio fueron años muy duros, pero con mucho esfuerzo y perseverancia todo cambió. De no tener un lugar para dormir y dormir en la terminal de ómnibus o un plato de comida para comer… me enamoré, logré formar acá una hermosa familia y una carrera musical maravillosa. Argentina es mi lugar, mi país, su gente me dio todo y yo trato de agradecerles dando todo arriba del escenario.” Aseguró el cuartetero ganador del premio Gardel, reconocido por el Concejo Deliberante de la provincia de Córdoba por su gran trayectoria y que este 22 de agosto en el Gran Rex festeja sus 29 años con la música.
Laura Fidalgo: “Tuve que aprender a caminar de nuevo”
La reconocida bailarina, actriz, vedette, cantante, conductora, productora, empresaria, profesora de danza, motivadora, pero por sobre todas las cosas artista, conversó en profundidad en “Íntimamente” con Alejandra Rubio sobre su resiliente vida: “Empecé a bailar a los 3 años y, después de mucho estudio, mi profesora me dijo que nunca llegaría a nada por ser muy alta y tener pie plano. No bajé los brazos y seguí. Con inconvenientes económicos y esfuerzo continúe la carrera y logré mi sueño. Después de mucho pelearla y cuando lo había logrado todo, una lesión hizo que no pudiera bailar y hasta que tuviera que aprender a caminar de nuevo. Como tengo un injerto, neuronalmente no me llegaba la información de cómo caminar. Así que arrastraba la pierna. Pese a eso yo no perdía las esperanzas y cría que algún día iba poder volver a bailar como yo quería, pero no. Hay giros y saltos que no pude hacer más. Tuve que re inventarme, hoy sigo dando clases en mi escuela en Lacroze 2113 y empecé “Tamos Juntos” un programa de streaming los martes de 14 a 17hs en vivo, por Radio Zeta Junto a Vos, con historias cotidianas, humor, mucha energía y ¡hasta el primer reality de talentos, vía streaming! Mi misión hoy es motivar a la gente a no bajar los brazos, no desanimarse por nada y cumplir sus sueños.” Aseguró Fidalgo.
Martín Murano, el hijo de Yiya, conocida como "la envenenadora de Monserrat", la asesina más famosa del siglo XX en la Argentina, habló en profundidad en “Íntimamente” con Alejandra Rubio sobre su conmovedora historia, sus días con Yiya, el desamor de su madre, los asesinatos, ¿Que fue de ella luego de la cárcel? y el calvario que vivió en su infancia cuando su propia madre quiso envenenarlo cuando apenas tenía 10 años: “Yiya nunca me quiso, nunca quiso a nadie, incluso quiso terminar con mi vida, por pedido de un amante. Ella había comprado una torta en una confitería supuestamente para llevar a una cena. La dejó apropósito sin envoltorio sobre la mesa, corté un pedazo para comer. Ella lo vio todo y, justo cuando iba a llevarme la porción a la boca, me la arrebató de la mano y la tiró al incinerador. No se arrepintió, simplemente no se animó, pero la intención estaba. Quizás pensó que no iba a poder justificar mi asesinato.” Aseguró el escritor y doble de riesgo, que supo sobrevivir a su propia madre y transformar su trágica vida.
Roly Serrano: “Volví de la muerte, gracias a las cadenas de oración y el cariño de la gente”
El querido actor, quien supo construirse desde los orígenes más humildes y el más profundo desamor, realizó un intenso recorrido en Íntimamente con Alejandra Rubio por su dura historia y contó como el gran afecto del público lo ayudo a salir adelante en su peor momento: “Cuando después del accidente y despertar del coma, pude ver los mensajes, las cadenas de oración y el afecto que me dan hasta hoy, no podía creerlo. Sentirme tan querido me dio muchísimas fuerzas y estoy seguro que las oraciones y los médicos del IMAC, que son maravillosos, lograron que hoy este acá. Tres veces tuvieron que rescatarme de la muerte. Gracias a Dios no bajaron los brazos y sigo acá. Tengo la propuesta de hacer Yepeto en teatro, dirigido por Nicolás Cabré, y una miniserie basada en la película Capitán Menganno, con el Puma Goity. Estoy escribiendo un libro para poder ayudar. Si me dejaron en la tierra, es que todavía puedo ayudar a muchos y el no bajar los brazos ante ninguna circunstancia, es algo que quisiera trasmitir a tanta gente que me brindó su amor.” Aseguró el actor agradeciendo el cariño del público después del accidente por el que estuvo 2 meses en coma, 6 meses en terapia intensiva y 9 meses internado.
Paz Martínez: “Mi madre aceptó mi profesión solo antes de morir”
El reconocido cantante, autor y compositor, creador de más de 700 canciones de su autoría y de grandes éxitos propios y ajenos, habló en Íntimamente con Alejandra Rubio, sobre su infancia de pobreza, sus padres, sus comienzos y como llegó a componerle temas a Armando Manzanero, Dyango, Rodrigo, Mercedes Sosa, Los Nocheros, Miranda, Valeria Lynch y hasta la mismísima Madonna, aunque no con: “Me costó mucho dedicarme a esta profesión. Era mi sueño pero la oposición absoluta de mi madre me lo dificultó. Ella quería que fuese médico y nunca se resignó. Ni cuando ya, con familia propia, logré grabar mi primer disco y cuando se lo hice escuchar solo me dijo: ’Cuando volvés a la facultad’. Mi padre estaba orgulloso de mí y fue mi fans número uno, pero mi madre aceptó mi profesión, días antes de su muerte. Ni cuando le escribí una canción para Madonna me felicitó.”
Alejandra “Locomotora” Oliveras: “No existe el sexo débil, existe la mente débil. Siempre luché por la igualdad”
La reconocida ex boxeadora y actual motivadora social conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su dura infancia, sus comienzos, su duro pasado, sus sueños, como revirtió su destino para tener un hermoso presente de ayuda y motivación al prójimo y como, desde muy niña, lucha por la igualdad de género: "Mi sueño es la igualdad. No existe el sexo débil: existe la mente débil. Eso siempre lo digo en mis charlas motivacionales. Me considero una luchadora por la igualdad. La cultura piensa que la mujer es el sexo débil, pero no es así. Yo soy de las que piensa que cualquier deporte te levanta la autoestima y te saca de cualquier oscuridad. Aprendés a cuidarte, a quererte. En mi gimnasio vienen mujeres golpeadas, les cambiamos la mente y les salvamos la vida todos los días. La satisfacción está en poder ayudarlas. Tengo casos de mujeres que han sido violadas y que tienen ese dolor tan profundo. Acá aprenden a superarse, a respetarse y a valorarse. Yo me considero un ejemplo por todo lo que sufrí, por todo lo que pasé, porque salí para adelante, luché por mi lugar, yo soy un ejemplo y por eso me siguen y me quieren en todo el país. Nadie nació para sufrir. Tenés una vida, hay que aprovecharla, disfrutar, luchar por tus sueños, y en eso no hay diferencia de sexos.” Aseguró la pentacampeona en boxeo del mundo y Récord Guinness.
Cacho Buenaventura: "El humor es sanador"
El reconocido humorista cordobés Cacho Buenaventura, habló con Alejandra Rubio en Íntimamente, sobre su historia, su carrera artística, el amor de toda su vida, la importancia de la familia y de cómo luego de pasar por cuatro pancreatitis, un infarto y siete stents en su arteria derecha, utilizó el humor para ayudar a los demás: “Desde que me recuperé y luego de estar tanto tiempo en terapia intensiva, siempre me piden en mi espectáculo una anécdota sobre el tema, me vienen a escuchar para superar operaciones y distintas enfermedades. A mí me dieron hasta la extremaunción. Estoy acá solo porque Dios lo quiso y gracias a los médicos y el amor de mi familia. El humor es sanador y el público me lo hace saber en cada espectáculo. La idea en mis shows es que nos juntemos a reírnos de lo que nos pasa, pasar lo feo de la mejor manera y celebrar que estamos vivos.” Aseguró Cacho Buenaventura que ya pasó los 50 años con el humor y actualmente lleva su espectáculo por todo el país.
Alfredo Silva: "El humor me ayudó a superar el bullying"
El reconocido cómico argentino, nació con Síndrome de Crouzon, una malformación de cráneo que alteró la ubicación natural de sus ojos y transitó su niñez y adolescencia con la cruz de las burlas. A los 18 años lo operaron y su destino cambio. En Íntimamente con Alejandra Rubio, repasó su vida: su infancia, el bullying en su adolescencia, sus comienzos, el cariño del público y como superó sus complejos riéndosele de sí mismo: “Nací con el ojo izquierdo muy afuera además de desviado. Era muy impresionante para la gente verme, me miraban por la calle y me señalaban como un fenómeno. Mis padres me llevaron a infinidad de médicos en mi infancia, hasta llegaron a ofrecerle sacarme el ojo y ponerme uno de vidrio solo por estética. Aprendí a vivir con eso y pese a todo fui un niño feliz. Mis padres hicieron un gran trabajo para eso. El humor y aprender a reírme de mí mismo fue fundamental. El cariño del público fue sanador. Sentirme tan querido me curó todas mis heridas.” Aseguró el humorista que logró el cariño de grandes y chicos, con su humor para toda la familia.
Silva comenzó ganándose un nombre en el circuito de bares y pubs de Buenos Aires hasta llegar a presentar sus propios shows y ser uno de los cómicos más requerido en la actualidad. Conquistó al público en “Peligro Sin Codificar” y lo sigue haciendo en varios programas, incluido el legendario “Polémica en el Bar”. Rápidamente se convirtió en un fenómeno del humor en redes sociales y grupos de whatsaap, ganándose el cariño de grandes y chicos. Hoy es el humorista que más shows hace, trabajando para toda la familia, haciendo shows multitudinarios y hasta llevando su humor a fiestas familiares, realizando “Humor a Domicilio”: “Amo lo que hago, incluso voy yo con mi propio auto manejando. Recorro todo el país. Hasta mil kilómetros voy con mi auto. Me ha tocado de ir hasta Carmen de Patagones con el auto y hacer el show en una casa de familia, para solo 6 personas, terminé el show y me volví. Después he trabajado para más de 20.000 y te puedo asegurar que la emoción es igual. Contar chistes para una persona, para 10 o para 10.000 es igual, es como estar rindiendo un examen y no sabes si te va a ir bien o mal. Por eso yo voy probando en el escenario y hasta que no saco la risa generalizada. No paro.”
Alfredo Silva nació en Don Torcuato, partido de Tigre, el 6 abril de 1970 y así cuenta su propia historia: “Soy el mayor de tres hermanos. Tengo un hermano y una hermana menor. Con mi hermano nos llevamos solo 11 meses de diferencia. Mi hermana es dos años menor. Mi papá y mamá aún viven. Mi papá siempre se dedicó a la venta de autos y mi mamá es agrimensora, aunque ya son jubilados los dos, pero mi papá sigue vendiendo autos. Somos una familia muy unida y con mucho amor. Cuando nací, nací con el ojo izquierdo muy afuera además de desviado. Era muy impresionante como lo tenía para afuera, me miraban por la calle y me señalaban como un fenómeno. Mis padres me llevaron a infinidad de médicos en mi infancia, hasta llegaron a ofrecerle sacarme el ojo izquierdo y ponerme uno de vidrio para que me quedara la cara más estética. Lo que tenía se llama Síndrome de Crouzon y es una malformación en el cráneo. Aprendí a vivir con eso y pese a todo fui un niño feliz. Mis padres hicieron un gran trabajo para eso. Yo nunca necesite un psicólogo, mis padres y mis amigos del barrio fueron una gran contención. El humor y aprender a reírme de mí mismo fue fundamental. Uno aprende a crear sus propias herramientas. Yo era el gracioso en casa, en las fiestas familiares, en el colegio. Cuando la maestra faltaba yo pasaba al frente y me ponía a contar chistes para divertir a todos mis compañeros. La peor época fue en la adolescencia, ninguna chica me dio la oportunidad de conocerme como algo más que amigo. Yo intentaba tener una vida normal, salir, ir a bailar, lo que hace cualquier adolescente, pero era casi una utopía para mí. Iba a las discos con mi grupo de amigos y a mí nunca me dejaban pasar, siempre era una excusa diferente: ‘Con esos zapatos no podes entrar’ me decían. Me iba a mi casa, me cambiaba y me volvían a decir lo mismo. Me refugiaba en los recitales, ahí no había problemas de admisión, no hay discriminación, pasa cualquiera, igual que en las canchas de fútbol. Cuando me hice conocido y comencé a trabajar en boliches, más de una vez me encontré sacándome fotos en el Vip, de los lugares donde no me habían dejado entrar. Fue muy loco para mí, estar ahí como una celebridad, en ese lugar por el que tanto había sufrido por no poder entrar.”
El humorista Yayo Guridi lo bautizó ‘la ametralladora del humor’ por su forma de contar mil chistes en pocos minutos. El desdramatizar las burlas y reírse de sí mismo, lo convirtieron en un gran ejemplo de resiliencia. En el programa de Johnny Allon en Canal 26 hacía una parodia de Chirolita: “Le puse Virolita, por el tema de los ojos, ¿no? Me gusta mucho jugar con mi aspecto físico, por no ser muy atractivo. En mi humor prefierp reirme de mi mismo, nunca de los demás. No me gustan las cargadas al otro, no se a quien le puede caer mal. Prefiero hacerlo conmigo, ese es mi estilo y a la gente le gusta. Sé lo que es la agresión y lo que duele. Sé cuándo la cargada es con ironía y cuando es con agresividad o hiriente. Me operaron a los 18 años. Siempre les voy a estar agradecidos a mis padres porque pagaron por la operación. Me mandaron el ojo para atrás, para que quede parejo con el otro me acomodaron bastante todo. Aunque el estrabismo me quedó. Después de todo eso empecé a jugar con mi aspecto en mis monólogos y hago una biografía de mi vida desde que nací hasta el día de hoy. Y me cargo mucho con la vista. La cara es el fuerte mío, reírme de mí mismo, fue mi gran acierto y algo reparador.”
Su vocación por el humor surge a muy temprana edad: “Mi vocación del humor surge desde chico, soy humorista desde la cuna. Hacer reír es lo más lindo que hay. Era el que contaba chistes en reuniones familiares, en el colegio, en rondas de amigos. Siempre fue mi forma de ganarme el cariño y la simpatía de los demás. En la época de los cassettes me compraba uno de música, me gustaba el rock, pero también me traía uno de Luis Landriscina, del “Negro” Álvarez o de “Cacho” Buenaventura. Ya a los 10 ó 12 años me compraba libros de chistes. El humor y el contar chistes era un vicio desde pequeño. Empecé (profesionalmente) en una radio de Gral. Pacheco, partido de Tigre, producía mi propio programa sin auspiciantes. El dinero lo obtenía de mi trabajo. Yo trabajaba en un astillero y, como vivía con mis padres, lo que ganaba lo usaba para sustentar mi espacio en la radio. Así con mucho esfuerzo, pero convencido que era lo que amaba, comencé. Sabía que tenía que invertir para ganar y no me equivoque. Hoy miro hacia atrás y entiendo lo necesario que fue para mis comienzos.”
Refiriéndose a sus inicios en televisión, Alfredo detallo: “Yo creo mucho en Dios. El destino y la suerte también tienen que ver mucho en mi vida. A mí me gustaba jugar mucho al fútbol, un día estaba jugando con mis amigos y me esguince el tobillo, sin poder continuar. Me fui a buscar mis cosas atrás del arco y estaba sonando el teléfono – en ese tiempo no existía ni whatsapp – y era un productor de parte de Anabela Ascar, ella me había escuchado en mi programa de radio que hacía en Tigre y quería invitarme a su programa. Si yo no me hubiese lesionado, nunca hubiese atendido el teléfono y me habría perdido la oportunidad. Esto fue un sábado y el lunes ya estaba debutando en Crónica. Fue un éxito, lo único que me dijeron, tanto Anabela como su productor: ‘Vos tenés pinta de loco, no te tenés que vestir serio. Buscate un estilo que llame la atención. Trajes de colores o ropa que no te convine’. Empecé a comprarme trajes de colores y a cortar el pelo de forma desmechada para que parezca que soy un muñeco o que tengo una peluca y funcionó. Su consejo me abrió las puertas del mundo del espectáculo. Les hice caso y acá estoy. Yo para ese día le había pedido el traje de casamiento a mi hermano y me había peinado con gomina. Después surgió este personaje. Luego comenzaron a llamarme seguido y eso hacía que me salieran muchos shows. Yo era operario de un astillero en Tigre. Cuando empecé a ir a Crónica, me tenía ir temprano del trabajo. Me pegaba una ducha y me iba al canal. Al otro día, recuperaba las horas. Con Anabela arranqué en el 2009. Estoy muy agradecido con ella.”
“Y así fui armando mi personaje – continuo Silva-. Gesticulo mucho. Con la cara, con la mirada, me río de mí mismo. Me cargo que soy feo, ese es el estilo mío (risas). Lo mío lo defino como un “humor paranoico”, porque represento a un personaje que está totalmente loco. De hecho en los eventos (muchas veces), me bajo del escenario, me subo a un parlante, trato de no pestañear. Parece que no estoy en mi sano juicio. Ese es mi personaje, entrar despeinado, ojos desorbitados, con la corbata torcida. Jugar con esa estética es mi fuerte. Ese es el personaje que fui creando y mi estilo. Cada humorista tiene un estilo propio y que yo respeto. Me río de mí mismo pareciendo alguien no muy cuerdo. Muchos piensan que tomo, que mi estética es porque estoy borracho, pero yo no tomo, ni fumo. Es solo un personaje.”
Siguiendo con su relato cronológico, el humorista detalló: “Seguí en el astillero hasta que me empezaron a llamar de Sin Codificar, se me complicó. Y llegué a un punto en el que tuve que elegir. Entonces hablé con mi jefe, con el que tenía una muy buena relación. Le expliqué la situación y me dijo: ‘Vos probá. Y si te va mal con el humor, acá tenés las puertas abiertas para volver’. Siempre le voy a agradecer. Fue una decisión muy difícil porque siempre fui muy responsable con el trabajo y no sabía que iba a pasar con el humor. Renuncié a mi antigüedad y me podría haber salido mal, pero me la jugué, era mi vocación. El aplauso del público y su cariño, me sacó de cualquier tristeza. Me la jugué y no paré más, aunque fui creciendo de a poco. La televisión me sirvió para que me conozcan y eso me trajo mucho trabajo. El humorista vive más que nada de los eventos que hace y, gracias a Dios, la televisión me sirvió mucho para que la gente me conozca. Hasta el día de hoy no puedo creer que me conozcan en todo el país y me quieran tanto. Me lo demuestran en l calle, me escriben a mis redes y hasta mi wpp a veces solo para decirme que soy un fenómeno, que los hago reír y eso para mí es impagable. Me siento tan querido que cualquier herida que pude tener el pasado por el bullyng que sufrí, quedó en el pasado. Hoy tengo un hermoso presente, estoy casado con Sabrina, que es un amor de persona y tengo mucho trabajo de lo que me hace feliz, más no puedo pedir.”
Y “el pibe de los astilleros” paso de una radio comunitaria, solventada por el mismo, hasta una presentación triunfal en la Cadena Caracol de Colombia: “Fue casi un sueño, estuve en Colombia, en la Cadena Caracol contando chistes, representando a la Argentina en un festival de humoristas. Fue un gran orgullo para mí estar y el recibimiento del público. Era otro país, otras costumbres, no sabía si se iban a reír de mis chistes, de mi humor. Cuando el público se empezó a reír y aplaudirme fue hermoso. Después me anime a ir a otros países: Uruguay, Paraguay, Chile. Estudio un poco su humor y después le pongo mi impronta. Todo surgió gracias al programa de Johnny Allon que se veía en todo Latinoamérica. A Johnny lo conocí porque había ido de invitado a Peligro Sin Codificar, donde a mí me invitaban muy seguido, me vió ahí, le gustó lo que hacía y me comenzó a invitar a su programa. Gracias al humor y a Peligro Sin Codificar también conocí a mi esposa, ella hace Stand Up e iba siempre a la tribuna del programa, ahí nos conocimos, nos enamorados y hoy llevamos casi 4 años de casados. Ella me acompaña mucho en mi trabajo y tiene dos programas de radio en los que trabaja.”
El futbol y el humor están unidos en el corazón de Silva. Cumplió el objetivo de hacer reír a Juan Román Riquelme y muchos clubes, no solamente disfrutan de su show, sino que lo han usado mucho como cábala. Y así lo cuenta el humorista: “Dicen que doy suerte jajaja y, no sé si es por la buena onda, pero algo se genera y las cosas mejoran siempre. Por ejemplo, fui a contarles chistes a los jugadores de Defensa y Justicia y a partir de ahí hicieron un campañón. Ferro venía perdiendo mucho y me llamaron el día en que le ganaron a Alvarado, cuando yo había ido a la concentración. Lo mismo en Dálmine, en San Lorenzo, también en Racing… Y da la casualidad de que como muchas veces que yo voy los equipos ganan, me siguen llamando. Pero en especial recuerdo una vez que me llamaron de Boca y fui el único que lo hizo reír a Riquelme. Ese fue uno de mis mayores logros. Yo toda mi vida fui hincha de Ferro, pero resulta que mi amigo Carna es de Boca y me contactó con la gente del club. En ese momento, Bianchi era el técnico y me llamaron para hacerles una sorpresa a los jugadores de Boca en Casa Amarilla. No me olvido más que Marcelo London, el dirigente, me dice: ‘Vos salí y contales chistes a los jugadores y no te preocupes si Riquelme no se ríe porque él es especial’. Dicho y hecho. Habían terminado de comer, yo entro al lugar y me empiezan a aplaudir todos menos él. Me miró de reojo. Hasta que empecé a contar chistes y, creeme lo que te digo, Riquelme fue el que más se rió. Le pegaba piñas a la pared… Riquelme quedó sorprendido y me preguntó cómo hacía para acordarme de tantos chistes. Nos quedamos charlando un rato, aunque de lo que menos hablamos fue de fútbol. Después de eso quedó muy buena onda y he ido a eventos particulares para amigos suyos, y lo mismo con otros jugadores.”
Entre sus logros más preciados se encuentra el haber revertido un abucheo de miles de personas en aplausos: “Hace tres o cuatros años, Boca jugó un amistoso contra el Villareal de España en la Bombonera. Me dieron un micrófono inalámbrico y me hicieron entrar en el entretiempo a contar chistes. Solo ante 40 mil personas. Había insultos, silbidos... No me daban pelota. Imagínate que el sonido en una cancha es una cagada y yo escuchaba que desde todas las tribunas me insultaban, me silbaban… ¿Y sabés cómo lo solucioné? Se me ocurrió empezar a cantar: “Y ya lo ve, el que no salta, se fue a la B’. Después del cantito empecé a contar chistes en contra de River y la gente ahí me empezó a aplaudir, empezó a escucharme. Parecía un barra brava. Sabía que no podía irme abucheado y logré la ovación. Gracias a River, me los puse a todos en el bolsillo. Y me fui aplaudido. Después de eso, no le tuve miedo a nada más.”
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“Lo importante en el humor es renovarse todo el tiempo, un cantante por ejemplo tiene una buena canción y se la van a pedir 200 mil veces, el chiste sirve una vez nomás. Se acabó la paciencia de escuchar. Salvo el que hace stand up. Es otra cosa, es humor americano. Muy bueno pero para cierto público, selectivo. En cambio, el chiste es universal, no pasa de moda. No tiene derecho de autor, va de boca en boca. Inventé chistes que andan por todos lados y no quedan registrados, como una canción que tiene un autor. Yo tengo la suerte que no se me olvida ningún chiste. Vos me lo contás una vez y listo. De hecho, eso me da la capacidad de no repetir ningún espectáculo y de adaptarme a todos los públicos. Es una cosa increíble porque a veces no me acuerdo donde dejé las llaves pero me cuentan un chiste una vez y no me lo olvido más. Para mí el secreto del humorista es saber seleccionarlos. No cuento los que me gustan a mí sino los que quiere el público. Voy a hacer un show y según el público o la cara que ponen cuando empezó a contar os chistes, los voy cambiando. Ningún shows es igual a otro, trato de darle al público lo que viene a buscar y todos son muy agradecidos. Yo también soy muy agradecido al público por sus demostraciones de afecto y a gente como Gustavo Pavan, que fue mi gran consejero, a Esteban Mirol, Pichu, Pachu, Yayo (Que me puso la ametralladora del humor), Carna, Pablo Muney, Diego Korol, Alacrán, Mariano Iúdica, Gustavo Sofovich, Anabela… Todos me ayudaron mucho a crecer y ganarme humildemente mi lugar.” Detalló el humorista.
Refiriéndose a su futuro y confesando su sueño más íntimo como artista, Alfredo Silva aseguró: “Mi sueño es seguir creciendo, la carrera del humorista no tiene fin, como la de un futbolista que se retira y puede hacer su carrera como técnico. El humorista mientras esté bien de salud, se puede subir a un escenario y si tiene bien las neuronas para desarrollarse y renovarse, puede contar chistes todo el tiempo. Lo lindo de la carrera del humorista es la longevidad del oficio. Mi sueño es estar siempre en la TV. (la pantalla ayuda mucho), las redes sociales y los videos también. También me gustaría hacer ficción. Tuve una participación en la miniserie que se realizó sobre la vida de Carlos Menem, donde lo interpretó Leo Sbaraglia, y me encantó. Me encantó hacer ficción, aunque mi fuerte son os chistes y no quiero dejar de contarlos jamás. Nunca soñé vivir de esto sinceramente, fue un regalo de Dios que agradezco infinitamente. ” Concluyó el humorista que no se quedó en el lamento, se reinventó a sí mismo, y ganó la popularidad y el cariño de la gente.
Locomotora Castro: “Fui un pibito desnutrido y agradezco hoy poder ayudar a que muchos no pasen hambre”
El reconocido ex campeón mundial de boxeo, Jorge “Locomotora” Castro, habló con Alejandra Rubio en Íntimamente sobre su dura infancia, su inspiradora historia de vida y de cómo convirtió su gimnasio en un comedor comunitario para asistir a los más necesitados y administra, sin ayuda del gobierno nacional, varios comedores en Temperley y diferentes puntos del conurbano bonaerense: “Yo fui un pibito desnutrido, por eso me importa ayudar a los que más pueda para que no pasen hambre. No quiero que pasen hambre como pasé yo. La pasé fea en mi infancia. Hoy tengo la bendición de poder ayudar y lo hago. Apenas iba a inaugurar, tuve dieciocho meses cerrado el gimnasio por la pandemia y se me ocurrió hacer una olla popular para ayudar a treinta personas, vinieron sesenta, y empezamos repartiendo el alimento. Hoy tenemos catorce comedores y 9 merenderos que abastecemos con ayuda de la gente y distintos empresarios.” Aseguró Jorge “Locomotora” Castro, quien realizó 146 peleas, 3 empatadas, solo 11 perdidas, 130 ganadas y 90 por nocaut.
Jorge “Locomotora” Castro, conocido cariñosamente como “El Roña”, decidió convertir su gimnasio en un comedor comunitario para asistir a sus vecinos más necesitados en plena pandemia, inspirado por su propia experiencia de hambre y desnutrición durante su infancia: “El comedor comenzó a funcionar en 2020, cuando la pandemia de coronavirus me obligó a cerrar. Abrí en marzo y en abril tuve que cerrar por la pandemia. Ahí hice una olla popular, después dos, después seis ollas… la gente primero venía con un tupper, después con una olla y se llevaban para comer toda la semana. Yo fui un pibito desnutrido, por eso me importa ayudar a los que más pueda para que no pasen hambre. La demanda cada vez es mayor y nosotros, por suerte, vamos creciendo. Hay mucha necesidad, pero también mucha gente buena que ayuda. El ser conocido me facilitó mucho las cosas. Empecé yendo a pedir al mercado central y fue increíble como todos me llamaban desde los puestos para ayudarme. Fui muy pobre, pero gané mucha plata y supe administrarla. Peleaba y compraba casas. Le di un techo a cada uno de mis 15 hijos, a mi mamá, a todos mis hermanos. Tuve la posibilidad de ganar mucho dinero y de repartirlo con los que quería también. Yo no necesito nada, pero hay mucha gente que sí y, el poder darles un plato de comida, me llena de satisfacción. Arranqué intentando dar de comer a 30 personas y después empezó a venir más gente. Llegamos a tener 628 personas. Me levanto a las cinco de la mañana para ir al Mercado Central, ahí me dan choclo, morrón, zanahoria, papa, cebolla, limón, calabaza, tomate, verduras… Yo mismo lo reparto, tengo veintiuna personas trabajando conmigo. También reparto: pan (más de 500 kilos) leche, azúcar, té, yerba, puré de tomate, harina, fideos, arroz, lenteja, polenta y hasta hamburguesas, patitas, medallones. No es que vienen con una bolsita, traen un carro o una bolsa grande y se los lleno. Repartimos guardapolvos y útiles para los pibes del barrio porque hay muchos que no tienen los elementos para ir al colegio y nosotros se los damos. Tengo un montón de cosas para repartir, gracias a la ayuda de muchos, donaciones de fábricas, mayoristas y el apoyo de la provincia y la Municipalidad de Lomas también.”
"Locomotora" Castro comenzó a pelear de muy chico y se convirtió en uno de los boxeadores más emblemáticos de Argentina. Pero detrás de los guantes y los reflectores, se esconde un hombre con una historia de vida digna de una película. Nació en Caleta Olivia, Provincia de Santa Cruz, el 18 de agosto de 1967, y fue a vivir a Catamarca tras la separación de sus padres. “El Roña” sufrió hambre y violencia durante su niñez: “A mí nadie me la va a contar. Yo sé lo que es pasar el hambre, pasar el frío.... Mis padres se separaron cuando yo era chico. Nosotros éramos seis hermanos varones, yo soy el segundo, y a veces no había para comer. Mi mamá fue siempre portera del colegio N 6. A mis 9 años mi vieja me mandó a mí y mi hermano Emanuel (los dos mayores) con mi papá a Catamarca y estaba contento porque nos íbamos a Catamarca, pero no la pasé bien, la pasé muy mal. Mi viejo era alcohólico y me re cagaba a palos. Mi viejo chupaba, el alcohol lo perdía y me molía a trompadas, no sabés las necesidades que pasé, no comía, estaba como raquítico, algo así como le pasó a Carlos Monzón cuando era chico. Me acuerdo que mi vieja, cuando ya tenía 13 años, vino a visitarnos, se asustó cuando nos vio tan flacos, nos cargó en el colectivo y nos llevó nuevamente a Caleta Olivia con ella. Gracias a ella estoy vivo y soy quien soy. La pasé muy mal. Desde ahí no puedo ver en la calle gente que pase hambre, especialmente a los chicos. Yo estoy muy agradecido a mi mamá por haberme llevado y no fui rencoroso con mi papá. Incluso lo llevé a que vaya a ver mis peleas."
"En casa había que ayudar. Yo lustraba botas y vendía diarios, estuve ocho meses en el campo trabajando, era ovillador. Y cuando volví al pueblo, a Caleta Olivia, a los 14 años me puse a pelear. Yo me peleaba en la calle, por eso me decían: ‘busca roña’. Con solo dos días o de entrenamiento, me dijeron: ́Roña, ¿Querés pelear?’ y les dije que sí. Era un corajudo bárbaro. No le tenía miedo a nada. Mi mamá tenía que firmar el permiso, pero en ese momento ella quería que estudie. Yo le pedí a una señora que vivía atrás de nuestra casa, mintiéndole que era un permiso para ir al gimnasio y como mi mamá no estaba no lo podía firmar, y Dora me firmó el permiso para pelear. Mi vieja no sabía nada. Después de hacer esa primera pelea me pagaron como si hubiera limpiado botas por un mes y quería pelear todos los días. Ahí comenzó mi historia con el boxeo. A los casi 15 años, y con 55 kilos, hice mi primera pelea como amateur. Fue contra el “Trompa” Arce, que tenía 21 años, y así empezó mi carrera. Esa pelea la empaté. Con lo que me pagaban estaba feliz y quería pelear todos los días. Como uno mismo no podía pelear todos los días, yo me cambiaba el nombre y me ponía el nombre de todos mis hermanos, pero era todos yo. Mi mamá sufría mucho cada vez que subía yo al ring, no quería que me pegaran. Como amateur, sólo perdí dos peleas. Una en Chile y otra acá en la Argentina con Machado. Hice 128 peleas en cuatro años. Perico Duarte fue el primer técnico que tuve. Él me enseñó las nociones básicas. Siempre dije que fui tocado por la varita mágica porque cuando yo entré al gimnasio no sabía pegarle ni a la pera, no sabía saltar la soga, pero algunas cosas ya las tenía incorporadas. Los primeros cuatro meses, los boxeadores de Caleta me cagaban a piñas, pero después los superé a todos. Al Lana Park llegué recién en el 89, por que el Luna estuvo 17 años cerrado, sin boxeo. Peleé con el Puma Arroyo y ese fue el boom, porque éramos dos argentinos que veníamos muy bien. Le gané por nocaut en el noveno round con el Luna Park lleno y después empecé a recorrer el mundo.”
Refiriéndose a su presente Ex campeón mundial de boxeo, asegura: “Ahora va a salir una serie mía de siete capítulos, sobre toda la historia de mi vida. Va a estar muy buena. Hay otro actor que hace del Roña. La mía es como la historia de Rocky, que terminó todo cortado, nada más que lo mío fue verdadero. A mí me cortaron todo y pude ganar la pelea contra John David Jackson. Lo que muchos dicen que fue la mano de Dios del boxeo y lo recuerdan como un hecho histórico… Gané la pelea a puro huevo, pero cuando me vi en el espejo me puse a llorar. Estaba totalmente destruido, los ojos casi completamente cerrados de los golpes y me dolía absolutamente todo. Hoy vuelvo a ver esa pelea y hasta yo me emociono de ver mi guapeza. Gané muchas peleas por nocaut, en el primero, segundo, tercero y cuarto round. Yo le decía al fotógrafo: ‘Ponete acá, que ahí te lo voy a noquear’ Para que sacara la foto. El boxeo fue mi vida, desgraciadamente tuve que dejar porque mi cuerpo, después de un accidente muy grande que tuve (El 18 de junio de 2005 sufrió un accidente automovilístico en Buenos Aires, con un colapso de pulmón y varias costillas), no dio más… Pero peleé en todo el mundo, viví afuera, aprendí idiomas… Yo de chico no tenía nada. Trabajé en el campo durante meses y aprendí mucho. También lustré botas, fui chapista, vendía diarios… Mis hijos se cagan de risa cuando les muestro cómo gritaba cuando vendía diarios. Lo que pasa es que ellos no vivieron lo que me tocó a mí. Con el boxeo les pude comprar la casa a cada uno, motos... Les pude dar todo. Ellos no sufrieron. Muchos deportistas que también ganaron dinero no lo supieron cuidar. La fama te marea, el dinero también y hay que saberlo invertir. Gané mucha. Compré varias casas en Caleta Olivia. Compré casa acá. Vivo bien. No me falta un mango. Tengo plata ahorrada y puedo vivir con lo que generé. Yo no tuve los amigos del campeón. Mis amigos son mis hijos y mi pareja Gianinna. Esos son mis amigos. Son los que conozco y me conocen de verdad, los que siempre van a estar al lado mío. Conocidos del campeón hay todos los días, pero yo me doy cuenta enseguida. Muchas veces me ofrecieron droga, pero nunca acepté. Supe tener conducta en eso. A los 28 años vi que mi técnico no me enseñaba nada y lo llevé a mi hermano para que me asistiera. Para que el técnico me llevara agua, lo prefería a mi hermano. En vez que el técnico se llevara la plata, prefería que se la llevara mi hermano. Así me acompañó por 28 países y siempre estuve bien acompañado. Peleé en el Madison Square Garden y gané por nocáut en el cuarto round, en Las Vegas, Montecarlo, Francia, Alemania, Italia, África, Sudáfrica, China, Japón, Tailandia, toda Latinoamérica y EEUU… Estuve viviendo en Los Ángeles, Filadelfia, Montecarlo, Francia, Génova, en Japón… Aprendí varios idiomas para hacerme entender. Hablaba medio atravesado, pero los hablaba. Viajaba con mi mujer, de la que enviudé cuando tenía yo 32 años o con mis hermanos. Hoy mi vida es sencilla y feliz. Tengo salud a pesar de los golpes que recibí. Muchos dicen que las consecuencias no se ven a los 20, sino después de los 50. Que empiezan con problemas neuronales, que se les traba la lengua… Gracias a Dios a mí todavía no me pasó nada de eso. Me siento muy bien de salud y pudiendo ayudar. Que la gente confié en mí para hacerlo, no tiene precio. En el alias locomotora.castro22 y por Mercado Pago Jorge Fernando Castro, nos ayudan mucho y, aunque muchas veces la donación sea mínima, ayuda. Tenemos a varios chicos con patologías neurológicas degenerativas que necesitan de tratamientos muy costosos y que desde lo más profundo de mi corazón los ayudo como puedo.” Aseguró el querido boxeador.
Locomotora, en el gimnasio que lleva su nombre, en la Avenida Eva Perón 4730 en Temperley, además de ayudar, también enseña boxeo: “Doy clases de boxeo, pero no me gusta dirigir al boxeador. Acá es todo recreativo, no es competitivo. Acá viene el gordo, el flaco, el viejo, la vieja, el nene. Yo les enseñó a todos, pero no me gusta ser técnico, no me gusta vivir del esfuerzo de otro. De mí han vivido un montón y yo no quiero vivir de los pibes. También trabajó mucho en las cárceles, dando clínicas deportivas. Y les aconsejo a los pibes que cuando salgan, hagan deporte, agarren un trabajo. No es lo mismo la época mía que ésta que nos toca vivir. Hoy te pinchan los guantes o te pegan un tiro. Por eso les digo que hagan un deporte, para que el día de mañana puedan ser lo que fui yo”.
Jorge “El Roña” Castro, realizó 146 peleas, 3 empatadas, solo 11 perdidas, 130 ganadas y 90 por nocaut. Recibió el Premio Konex - Diploma al Mérito en el año 2000, otorgado por la Fundación Konex, como uno de los 5 mejores boxeadores de la década en la Argentina.
Fue campeón mundial en 1994, ganándole al campeón Reggie Johnson en Buenos Aires. Después retuvo el título ante Alex Ramos por nocaut, y viaja a Monterrey, para defender el título contra el campeón mundial de la WBO y de la WBA John David Jackson de Filadelfia. Hubo dos peleas posteriores en el programa Pago por visión en inglés pay per view (PPV): Félix Trinidad versus Oba Carr y Julio César Chávez versus Tony López… Pero quedará definitivamente en la historia por sus guapes ante Jackson. Cuando Castro comenzó bien en el primer asalto e hizo tambalear al retador con una buena combinación, pero Jackson se recuperó rápidamente en el segundo asalto y fue tomando el control de la pelea, mostrando superioridad técnica a medida que avanzaba el combate. En el tercer asalto dominado por Jackson, Castro sobre el final del asalto lanzó un potente derechazo y otras combinaciones que removieron a Jackson pero la campana salvo al retador de la furia de "Locomotora". Castro peleó de igual a igual hasta el cuarto y quinto asalto, demostrando que cuando llegaba podía hacer daño, llegó el sexto asalto donde fue vapuleado, ya en el séptimo y octavo asalto, estaba recibiendo una dura paliza, pero seguía de pie, luchando como podía, además de estar abajo en la tarjetas claramente, pero Jackson se confió de su poder y entró al "in fighting" para terminar la pelea, esto le costó caro, Castro en defensiva le lanzó un zurdazo a la sien y Jackson cae al piso... Este logró erguirse, pero sufrió dos caídas más y KO: Así fue la pelea más heroica de retención de un título, por un boxeador "demolido" que noqueó en el noveno asalto.