
Intimamente
Sábados 22 a 23
Alejandra Rubio
El reconocido cantante, músico, compositor y arreglador orquestal, icono de “El Club de Clan”, realizó un intenso recorrido por su historia, recordó su sorpresivo comienzo y como se enteró que le habían cambiado su verdadero nombre: “Disfruté el éxito en la época de oro de Argentina. El Club del Clan fue una explosión impresionante. De un día para otro pasé de ser un chico común a una estrella con miles de fanáticos. Di una prueba con Ricardo Mejía, que estaba en la discográfica RCA Víctor, y en cuatro días cambio mi vida. Fui a una disquería a los dos días de haber grabado y escucho mi tema. Le pregunto al vendedor y me dice: ‘Es Fugitiva de Del Shannon por Nicky Jones’. Ahí me di cuenta que Nicky Jones era yo. Nadie me preguntó. Mi nombre es Norberto Camilo Fago, pero en aquella época era muy común que se pusieran nombre artístico. El tema que a mí ni me preguntaron jaja. A partir de ahí, hasta para mi familia fui Nicky.” Aseguró Nicky, que desde muy joven su éxito traspasó las fronteras y se convirtió en una leyenda viva de nuestra música.
Riverito: “Gracias a mi profesión conocí el amor”
El reconocido locutor, hombre de la suerte y creador del clásico ciclo de azar, La Danza de la Fortuna, realizó un intenso recorrido por su historia y reveló como su profesión trajo a su vida su gran amor: “Me siento un hombre de suerte. Comenzando por el matrimonio. Conocer a Elda Moreno, mi compañera de toda la vida, fue mi mayor fortuna. Ella era locutora, nos conocimos en la radio y no nos separamos más. Tuve la suerte de tener un matrimonio feliz por más de 50 años. Toda una vida juntos, hasta que partió. Fue mi gran compañera de más de medio siglo, mi gran amor, con quien tuvimos a nuestro hijo y formamos nuestra familia. Ella me hizo inmensamente feliz y agradezco infinitamente a Dios que la puso en mi camino.” Aseguró Luis Roberto González Rivero, más conocido como Riverito, quien a sus 92 años y con 77 años de carrera artística, decidió retirarse de su profesión y cuenta en su haber con cinco Martín Fierro en competencia y uno por su trayectoria.
El reconocido cantante canario que conquistó hace años la Argentina repasó en Íntimamente con Alejandra Rubio: su dura, pero feliz infancia. Sus comienzos desde niño, su timidez… los golpes y alegrías de su vida y sus ganas constantes de superarse, pese al paso del tiempo: “Era el hermano mayor, solo una hermana me superaba en edad, y la música nos salvó. Desde muy chico canté. Mi papá me llevaba, ya a los 7 años, todos los domingos a un concurso que hacia todas las semanas y ganaba 1000 pesetas el más aplaudido. Con eso ayudaba a mi familia. Ganaba todas las semanas. Era tan negrito, tan flaco, puro dientes, tan moreno…siempre con una sonrisa. Aparecía yo y el público no paraba de aplaudir. El ayuntamiento nos ayudó con una casa en San José de las Longueras sin pagar prácticamente nada por familia numerosa.” Aseguró José Vélez, quien recibió numerosas distenciones a lo largo de su carrera, un auditorio en España lleva su nombre, posee el título de ‘Hijo Predilecto’ de su ciudad natal y hasta una calle, en su lugar de origen, tiene en su nombre.
Nahuel Pennisi: “Soy un agradecido a la vida”
El reconocido cantante, compositor, guitarrista autodidacta, no vidente de nacimiento y uno de los artistas más ascendentes de nuestro país, abrió su corazón en Íntimamente con Alejandra Rubio y habló de su vida, su historia, su infancia y como, pese a haber nacido ciego, es un agradecido a la vida: “Siempre fui feliz. Tuve una infancia feliz. El ser ciego de nacimiento no fue ningún impedimento. Yo no sé lo que es ver, incluso me dijeron si me quería operar y no lo hice. No era seguro, pero quizás podría ver. Soy un agradecido a la vida por todo lo que me dio. Una familia hermosa, una carrera maravillosa y el privilegio de poder trasmitir con mi voz.” Aseguró el artista que pasó de cantar a la gorra, a ser artista de la SONY, revelación en Cosquín, ganar el premio Gardel, cantar y ser nominado a los premios Grammy, grabar un disco en Los Ángeles, emocionar hasta las lágrimas al cantar el Himno Nacional antes del partido de la selección Argentina y mucho más. Un artista que no tiene techo y sabe disfrutar el camino.
El reconocido cantante español de 84 años, icono de la música romántica de habla hispana, conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su vida, su historia, su infancia, su carrera artística y su amor por Argentina desde hace seis décadas: “Amo Argentina, es el primer país en el mundo que triunfe, incluso antes que en España. Mi primer disco de oro lo gané aquí y el público me dijo si desde el primer momento que pise este suelo en 1968. Desde ese año hasta hoy visité cada año este país, exceptuando solo los dos años de pandemia. Amo Buenos Aires, el tango, el asado… Las noches con amigos. Sé más de costumbres de este país que españolas y las disfruto. La gente me ha querido como de su familia, como alguien muy cercano a ellos. Amo a los argentinos, Argentina es mi lugar.” Aseguró el músico que además de vender más de 20 millones de álbumes en todo el mundo y recibir innumerables premios y reconocimientos, recibió más de 50 Discos de Oro y 40 de Platino.
Roly Serrano: “Amo a la vida más que a nada”
El reconocido actor, quien supo construirse desde los orígenes más humildes y el más profundo desamor, realizó un profundo recorrido en Íntimamente con Alejandra Rubio por su dura historia y como a pesar de haber tenido una vida difícil no guarda rencor y ama la vida: “Tuve una infancia difícil. Viví en la calle pero, pese a eso, pude construir una vida feliz. Pasé hambre y hasta llegué a comer cartón para calmarlo. Nunca mendigué o pedí. En esa época, intentaba ayudar o hacer changas por unas monedas o un plato de comida. No guardo resentimiento de lo que me tocó vivir. El haber sabido perdonar me cambio la vida. De muy niño tuve que aprender a perdonar, dar vuelta la página y seguir adelante. Amo la vida más que a nada. Hasta en los peores momentos siempre le vi su lado bueno. Hoy agradezco poder estar acá y el inmenso cariño de la gente. Las cadenas de oración por mi salud me llegaron hasta el alma.” Aseguró el actor agradeciendo el cariño del público después del accidente por el que estuvo 9 meses internado.
Javier Milei: “Nada, ni nadie podrá conmigo”
En Íntimamente con Alejandra Rubio el actual Presidente de la Nación Javier Milei, abrió su corazón, contó su cruda historia y como forjó su carácter para superar obstáculos y seguir adelante en la vida: "Soy consciente que otra persona con mi historia sería un resentido, yo aprendí a no serlo. Sufrí bullying, violencia física y psicológica, y eso me enseñó a ser más fuerte y hoy no temerle a nada. Aprendí a capitalizar las experiencias traumáticas a mi favor, no a usarlo de forma destructiva. En mi caso yo siempre elijo aprender la lección y, en función de eso, poder mejorar. Todos los que pasan por tu vida te enseñan algo, todos te dejan una enseñanza. Todos son maestros hasta aun los que te hacen mal en la vida. Cuando te pasa algo malo tenés tres opciones: dejar que te marque, dejar que te destruya o dejar que te haga más fuerte.”
Julián Weich: “Aprendí que no hay que compartir lo que te sobra. Se comparte lo que uno tiene”
El reconocido actor, conductor, y Embajador de UNICEF en Argentina, conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su vida, su historia, su infancia y muchísimo más. Desde "El Agujerito Sin Fin", su primera conducción, descubrió que podía ayudar mucho a otras personas desde ese lugar y comenzó a hacerlo. Al tiempo se convirtió en embajador de UNICEF, colabora con varias ONG, conduce eventos a beneficio y tiene su propia empresa solidaria llamada "Conciencia", con la que ayuda a muchos niños de todo el país: “Aprendí la solidaridad desde muy chico, en mi casa el ayudar a otro era moneda corriente. Mis viejos vivían haciendo gauchadas. Para ser solidarios no es necesario tener plata. Podes ayudar a cruzar una calle, tratar de alegrar a alguien que esta triste o simplemente intentar hacer mejor la vida de otros desde cualquier lugar. Muchos confunden el ser solidario con dar o compartir lo que te sobra, y no es así. Se comparte lo que uno tiene. Esa es mi forma de sentirme mejor conmigo mismo.” Aseguró el conductor que realizó los formatos más famosos. Que con "Sorpresa y Media" revolucionó la tele y le cumplió el sueño a cientos de televidentes. Cruzó los Andes, escaló el Aconcagua y hoy se convirtió en una marca registrada del compromiso con los que menos tienen poniéndole el cuerpo a la solidaridad.
Rafael Basurto Lara: “Es un gran orgullo ser la última voz del mítico trío Los Panchos”
El reconocido cantante mexicano y voz sobreviviente del legendario y emblemático trío "Los Panchos", que enamoró musicalmente a varias generaciones, habló en Íntimamente con Alejandra Rubio, sobre su vida, su historia, su infancia y como consiguió cumplir su sueño de niño incorporándose al legendario trió "Los panchos": “Aunque el mundo está convulsionado, el amor siempre prevalece y los jóvenes se enamoran y disfrutan de los ritmos nuevos. En cada gira que realizo me demuestran que no hay como el bolero para acercar cuerpos, almas y corazones. Desde muy niño amé y admiré al trío Los Panchos. El trío está cumpliendo 80 años, y sus fundadores los mexicanos Alfredo "El Güero" Gil y José "Chucho" Navarro, junto al puertorriqueño Hernando Avilés, se convirtieron rápidamente en el grupo de artistas latinoamericanos más influyentes de su época. El haberme podido sumar a ellos en mi juventud, fue tocar el cielo con las manos, fue lograr el mayor sueño de mi vida. Hoy seguir transmitiendo su legado es una bendición.”
El reconocido actor, director teatral, autor, dramaturgo, maestro de actores y docente hablo en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio de su carrera, su infancia y como conoció al ‘Che’ Guevara en su adolescencia y casi viajan juntos hacia Latinoamérica: “Desde los once o doce año ya sabía manejar motos, en las provincias es muy común. La moto la tenía en combinación con mi prima Chichina, la compramos y la usábamos los dos. Ahí lo conocí al Che Guevara porque él también tenía moto. Los motoqueros, que éramos ocho, nos juntábamos en el colegio Monserrat, en la provincia de Córdoba, donde yo vivía. Yo nunca supe los nombres de ellos, ni ellos el mío, pero ahí nos juntábamos. El Che paraba ahí con su moto que venía de Alta Gracia. Él era más aventurero que todos nosotros y no tenía ningún problema de prestarnos su moto, que era mejor que la nuestra. Yo en ese tiempo no sabía que era el Che y el tampoco jajaja. Siempre lo veía colgado del tranvía o arriba del tranvía, sentado en el techo del tranvía uno. Juntos nos propusimos ir a Mendoza y nunca me puse a pensar si era su viaje, ese viaje que hizo finalmente donde cruzo la cordillera y sigue a Latinoamérica. Yo lo que sé es que no iba a ir a Chile, ni lo iba a seguir en su osadía. Aseguró Briski que nació́ en Santa Fe, se crió en Córdoba. Vivió́ en Venezuela, España, Cuba y Estados Unidos. Fue exiliado y hasta estuvo detenido por defender sus ideas. Pasó una vida dura y hasta sufrió́ hambre al principio de carrera actoral.
El gran Norman –Naum- Briski hizo teatro hasta en la Villa 21. Tiene cinco hijos, varios nietos y (aunque pensó́ en el aborto) entro en el libro Guinness de los Records por ser el padre de gemelas con más edad hasta el momento.
Norman, ya pasado los ochenta años, reparte su emoción entre sus hijas gemelas que nacieron el 24 de agosto del 2015; su pasión por la enseñanza y la actuación. Contó que el embarazo los tomó por sorpresa y que no deseaban ser padres, aunque hoy lo transitan con total alegría: "Con Elina no queríamos ser padres, no era una prioridad para ella y pensamos en un principio en abortar; pero, como ya lo habíamos hecho, sentí́ que la decisión final tenía que ser de ella. Hoy celebro inmensamente tenerlas con nosotros. Me cambiaron la vida".
“Un bebé en los brazos es pura potencia -asegura Briski-, no hay en el universo como la potencia de un bebé. Es conmovedor. Con un bebé todo está́ por ser. Me dieron juventud. No podía decirles no te puedo alzar…y eso me dio disciplina. Cuando estoy con ellas me olvido la edad y me tiro al piso. Me cuesta un poco levantarme, así que a veces lo pienso dos veces, pero ellas me incentivan. Piden upa, caballito, oso pardo y miles de cosas más. Cuando eran más chiquitas les cambie los panales, ahora les hago el desayuno, les canto… En definitiva, el teatro es un juego infantil. Las amo profundamente. Soy un padre muy presente en sus vidas y superé los prejuicios de la edad".
Nació en Santa Fe, hijo de comunistas eslavos, tuvo una infancia muy feliz, con un padre muy presente:” Mi viejo, polaco, buen padre, me llevaba a unas islas frente a la ciudad Santa Fe, con cañita hecha de modo casero, alfiler doblado a modo de anzuelo, a sacar mojarritas o palometitas. Íbamos con mi hermano mayor, en el tranvía… Era un lindo plan de mi infancia. Mi hermano, se hizo basquetbolista y formó parte del seleccionado argentino. Yo en cambio era nadador. Era del Paraná, el río que viví desde que nací. Y, hasta hoy, sigue siendo mi lugar. Después mi familia se mudó a Córdoba y mi escenario pasó a ser la montaña, y también lo disfrute muchísimo".
El actor además es técnico electromecánico y ex campeón de natación. Maneja motos desde los 11 años y gracias a una conoció al mismísimo Che Guevara:”En Córdoba viví mi adolescencia y me convertí en motoquero jajaja. Tenía una moto Puma y siempre me escapaba a las sierras. Una anécdota que pocos conocen es el cruce fugaz con Ernesto “Che” Guevara. “Él venía de Alta Gracia en moto. No recuerdo claramente las fechas, pero en aquel momento me fui hasta Mendoza en moto. El Che era un pibe macanudo y muy generoso; si le pedías la moto no tenía problema en prestártela. También solía verlo arriba de los tranvías… Era un vago atrevido. Quedamos en encontrarnos en el Arco de Córdoba a una hora determinada, pero él no vino. Quizás llegó más tarde o al otro día, pero yo finalmente me fui hasta Mendoza”, recuerda Norman, en una de las tantas anécdotas que tiene de su vida.
En Córdoba, fue donde comenzó a interesarse por la actuación y debutó con la obra La farsa del señor corregidor. Luego llegó a Buenos Aires y ya solo en la ciudad se la vió muy dura: “Vivía en una azotea de la calle Combate de los Pozos. Realmente la mayoría de los días no tenía ni para comer. Llegué a robar pan en la Avenida de Mayo. Pero no fue la única época, que no tuve para llevarme algo a la boca. La sopa de kétchup, me alimentó mucho tiempo en Nueva York, en pleno exilio. Agua caliente y kétchup para engañar a las tripas. Pero valió la pena, logré formarme en el Actors Studio, tengo la escuela de Robert Altman, de John Cassavetes…”.
En los años sesenta se dio a conocer al público masivo por su actuación en publicidades de televisión y sus presentaciones en el desaparecido Instituto Di Tella. La película La fiaca, de Fernando Ayala, coprotagonizada por Norma Aleandro, lo llevó al éxito. En 1975, amenazado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) debió exiliarse en España, donde fue convocado por el director Carlos Saura, obteniendo gran éxito con el film Elisa, vida mía. En 1983 regresó a Argentina, retomando su carrera y dedicándose también a la política.
Como actor realizó más de 70 películas en cine. En teatro las obras en las que trabajo y dirigió son incontables. Posee casi 20 obras escritas como dramaturgo y más de 50 cuentos y monólogos.
Es docente, tiene su propio teatro, su propia escuela y hasta se desempeño ensenando actuación en la universidad de Boston
Rodolfo Ranni: "Mi sueño era ser cantante, pero el destino me llevó a ser actor"
El reconocido actor conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su vida, su infancia, su carrera artística, la época de oro de nuestro espectáculo y recordó como cuando era niño soñaba con ser cantante y el destino lo llevó a ser actor: “cuando todavía estaba en Italia participaba del coro de iglesia, siempre me gusto cantar. Me he dado mis gustos, pero mi carrera la ganó la actuación. Empecé muy chico, en Argentina, en el teatro independiente y no paré hasta el día de hoy. El ser actor me dio todo. No solo una carrera, sino el respeto de mis colegas y el cariño del público.” Aseguró Ranni, que en la década del ‘80 llegó a aparecer en cinco películas en un solo año, trabajó en innumerables obras de teatro y participó en más de 50 éxitos televisivos y películas.
Rodolfo Ranni es un resiliente, vivió una dura infancia en medio de la segunda guerra mundial y se sobrepuso a vivencias e imágenes, que pocos podrían hacerlo: “Crecí en el medio de la guerra. Con mi hermano, cuando había bombardeo, salíamos a la vereda y mirábamos cómo caían las bombas. A la mañana me levantaba y desde la ventana de mi cuarto veíamos el mar y los cadáveres flotando. Íbamos y mirábamos. Si tenían las manos atadas con alambre de púa, sabíamos que eran partillanos fusilados por los alemanes y si no estaban atados, eran alemanes fusilados por los partillanos. Veíamos cadáveres como una cosa cotidiana. Uno se acostumbra. Imagínate, yo nací en el 37 y en el 39 empezó la guerra, yo soy un hijo de la guerra”. Recordó el actor que en su infancia sus juegos favoritos eran pescar en el mar, las carreras en bicicleta hasta el campo de su abuelo y buscar granadas en las zanjas para arrojarlas al fuego, sin comprender el peligro, hasta que un día a uno de sus amigos le estalló una en sus manos y murió.
Para sorpresa de muchísimos, Rodolfo empezó a fumar a los cinco años. “Soy un fumador genético. Pucho que encontraba en la calle, yo agarraba. Con papel de diario y hojas secas me hacía los cigarrillos. Para mis cumpleaños pedía puchos en vez de juguetes. Hoy ya hace más de 30 años que no fumo. Un día sentí una puntada y dije basta, no puede ser que 10cm me dominen la vida. Llegué a mi casa y no dije nada, pero nunca más volví a fumar”, relató el actor.
Ranni nació en Italia el 31 de octubre de 1937 y así lo recuerda: “Nací en un pueblo llamado Arcia, en Italia. Pueblo que no conocí porque me fui de allí cuando solo tenía 6 meses y me crie en un pueblo que se llamaba Fasana, frente al mar y en el campo de mi abuelo que estaba a 8km. Ahí pasé mi infancia en plena guerra. Aunque parezca mentira, uno se acostumbra a la guerra. Se acostumbra a la cosa cotidiana de los bombardeos, las sirenas… Te puedo decir que tuve una infancia muy feliz a pesar de todo eso y de lo que veía todos los días. Me levantaba a las cinco de la mañana para tocar las campanas que llamaban a misa, no me perdía ninguna celebración y cantaba en el coro, era tenorio. Yo en realidad quería ser cantante, pero se me dio lo de actor. La teatralidad de las celebraciones religiosas me marcó mucho”.
Fue monaguillo en Italia, su tierra natal. Jugó entre granadas y armas. A los 10 años llegó a la Argentina profugándose con su familia del mariscal Tito. Primero estuvieron 10 meses en Bari, luego en Génova y después su padre decidió venir a la Argentina donde estaban dos de sus hermanos. Su padre falleció al año de llegar a este país y , desde muy chico, Salió a trabajar para ayudar en la casa. Soñaba con ser cantante, pero se volcó a la actuación. Con 15 años, fue uno de los fundadores y hacedores del teatro Payró, de donde su madre lo sacó de la oreja castigado y prohibiéndole regresar. Cuando con una gran actuación convenció a su madre de levantarle el castigo, descubrió que su profesión: “Tenía 15 años, llevaba tres días de penitencia encerrado en mi cuarto y no sabía cómo hacer para que mi madre me levantara el castigo. La llamé a mi pieza y le dije Mamá, quiero salir, por favor. Te quiero pedir perdón. Mi vieja me escuchaba, me senté en su regazo y llorando le di la razón, le reconocí que me había portado mal... Me mandé una escena tan grande, tan conmovedora, tan verosímil, que se le cayeron las lágrimas, me levantó la pena y me dejó salir. Fue una verdadera puesta en escena. No estaba para nada arrepentido... pero ella se lo creyó. Ese día me di cuenta de que iba a ser actor. No tuve dudas”.
Con poco más de 70 años de carrera, el Tano recuerda que en 'Una cita con la vida' tuvo su primer trabajo cinematográfico: “Hasta los 20 trabajé en una compañía de seguros. Me fui porque un día me comentaron que Hugo del Carril estaba por filmar y había que mandar fotos. Yo sólo tenía una que estaba cortada por la mitad, porque una novia enojada la había partido para llevarse su parte. Y fui con mi pedacito y me llamaron. El gerente de la compañía me dijo 'Vaya y cuando termine con la película me avisa si sigue o no con nosotros'. Ese tipo se llamaba Modesto Torcida y le debo mucho con ese gesto".
Autodidacta, la carrera de Ranni es tan extensa como ecléctica: empezó en cine con Hugo del Carril, fue dirigido por Armando Discépolo, su primer exitazo en televisión fue 'Muchacha italiana viene a casarse', que consto de 1000 capítulos y estuvo en el aire tres años y medio. Realizó innumerables ciclos televisivos, películas y obras teatrales, estuvo cerca de ganar un Cantando por un sueño, condujo un programa de cocina, fue el primer galán seductor con pancita de nuestro país y el protagonista del primer beso gay en la TV argentina junto a Gerardo Romano y así recuerda ese momento: “Hubo un antes y un después en mi carrera después de Zona de riesgo. Fue el puntapié inicial para que empecemos a ver parejas del mismo género en la ficción argentina. El mejor recuerdo que tengo de ese trabajo es ver a todos los técnicos del canal esperando la escena, ellos también sabían que íbamos a marcar una época y un antes y después en la televisión. Estábamos haciendo historia.”
Charlando sobre el pasado y los recuerdos el querido Tano aseguró no añorar el pasado y concluyó: “La nostalgia es una cosa que uno tiene que dejar para cuando te encontrás con unos amigos y te tomás un vaso de vino. Uno tiene que tratar siempre de estar cuatro pasos adelante, no atrás. Creo que mañana todo puede ser mejor, siempre. En lo que se te ocurra: en la comida que no te salió bien, en un trabajo nuevo... Así vivo yo. Para mí, siempre es mejor lo que viene, no lo que fue”.