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Liliana Napolitano: “Pappo tras esa fachada de hombre rudo, era un niño grande, un tierno”
Sábado, 19 Julio 2025 14:09

Liliana Napolitano: “Pappo tras esa fachada de hombre rudo, era un niño grande, un tierno”

En el mes del día internacional del rock, Liliana Napolitano hermana de Pappo Napolitano, habló en profundidad en íntimamente con Alejandra Rubio sobre su hermano y el Norberto que pocos conocen. Su infancia, sus primeros pasos en la música, su historia familiar… Como fue como hijo, como hermano, como tío, como amigo…La verdadera historia del ídolo, una leyenda del Rock Nacional, el gran Pappo: “Ese hombre rudo que parecía, todo vestido de cuero, era un tierno, un dulce de leche. Siempre fue un excelente hijo, excelente hermano, tío, amigo… Un loco lindo, un niño eterno.” Aseguró Liliana Napolitano, ex concertista de piano y organizadora de los multitudinarios homenajes a su hermano Norberto "Pappo" Napolitano en la Plaza donde descansan sus cenizas desde hace 20 años.

Popularmente conocido como Pappo, fue un músico, guitarrista, cantante, compositor y actor argentino. Fue una de las figuras más influyentes de la música argentina, además de ser uno de los precursores del rock argentino. Fue uno de los primeros en incursionar en los géneros blues, heavy metal y hard rock en el país. Es considerado por los músicos argentinos, el público y la prensa especializada, como el mejor guitarrista de la historia del rock de Argentina, mientras que B. B. King lo consideró como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.

Su historia comienza en su casa de toda la vida, donde nació y vivió hasta el día de su partida, y así lo recuerda su única hermana, Liliana Napolitano: “Nació en nuestra casa, en Artigas 1917, en Capital, más precisamente en Paternal. Aunque muchos dicen que nació en Santa Fe, en el pueblo de Santa Isabel, donde nació mi papá. Ahí hay una placa que dice: ‘Aquí nació Norberto Pappo Napolitano. Yo llamé por teléfono para decirle que no había nacido ahí, que ahí había nacido nuestro padre, Carlos Napolitano, hablé con el intendente, pero igual lo dejaron. Se dicen y se han dicho muchas mentiras de la vida de él, aunque nadie nunca habló mal de Norberto. Más allá de un gran músico, siempre fue mejor persona, hasta las ex novias y mujeres hablan maravillas de él. Todavía me visitan muchas de ellas, casi todas. Contamos anécdotas, lo recordamos… Hablan con tanto amor que creo que aún siguen enamoradas. Para mí es un orgullo. Más allá de lo mujeriego que fue, siempre se comportó como un señor con sus novias. Ese hombre rudo que parecía, todo vestido de cuero, era un tierno, un dulce de leche. Siempre fue un excelente hijo, excelente hermano, tío, amigo… Un loco lindo, un nene eterno.” Aseguró orgullosa su hermana Liliana Napolitano.

Sus padres eligieron el nombre de Norberto solo porque le gustaba. Norberto Napolitano nació el 10 de marzo de 1950. Sus sobrenombres tienen un por qué y así lo cuenta Liliana: “Cuando empezó a tocar tan bien, él la tocaba y empezaban a decirle: ‘Bien papá, bien, papá, papá, papá… y ese papá terminó derivando en Pappo. Y Carpo, que en principio era Carposaurio, fue por el hueso de la mano. Siempre fuimos muy unidos, toda la familia. Mamá tuvo tres hijos, pero desgraciadamente uno falleció. Primero nací yo, a los 3 años nació mi hermanito Carlitos, pero al año murió. El día que le cumplió el añito lo enterraron. Después, cuando yo tenía 5 años, mi mamá quedó nuevamente embarazada y nació Norberto. Era otra época, los chicos éramos más inocentes. Mi mamá me dijo: ‘Mirá Lily, Dios te va a mandar a tu hermanito de vuelta para que vos me ayudes a cuidarlo, porque vos sos muy buenita. Yo le creí y estaba feliz que mi hermanito estaba de vuelta. Nació cuando yo tenía 6 años. Así que le llevaba seis años y cuatro meses, yo cumplí 6 en noviembre y el nació en marzo. Lo increíble fue que hasta el año fue idéntico a Carlitos, eran dos gotas de agua. Hasta el año fueron igualitos. Hermoso, yo le decía que era un muñeco. Mi papá era el dueño de una metalúrgica, tenía una fábrica de calderas bastante grande y mi mamá ama de casa, escritora y poeta. El papá de mi mamá era tenor y cantaba en el coro en el Teatro Colón. De parte de mi papá, mi abuela era profesora de violín y maestra. Los primos de mi papá, Emilio y Pedro Napolitano, eran los primeros violinistas del Colón, del elenco estable. Y nuestra prima Mafalda era pianista. Así que tenemos bastantes genes musicales en nuestra familia.”

Refiriéndose a la infancia de ambos, Liliana recordó: “Desde que nació y toda la vida fui como la mamá. Él era mi chiquitito, mi juguete, mi hermanito hermoso… Nos llevábamos muy bien. Yo jugaba mucho con él. Venían mis amigas, jugábamos a la mamá y él era el nene… Después cuando creció agarró la guitarra y no jugo más con nosotras. A mí siempre me gustó el piano y a los 11 años ya empecé a estudiar. Cuando estudiaba, mi papá enseguida me compró el piano y practicaba todo el día en casa. Yo siempre supe que Norberto iba a hacer algo grande en su vida, que iba a ser un grande. De muy chiquito tenía un oído impresionante. Yo practicaba piano en mi habitación y él, desde el patio, me gritaba cuando me equivocaba: ‘Nena te equivocaste’. Odiaba eso, yo me pasaba estudiando y él, que no sabía nada de música, me decía exacto cuando me equivocada. Yo tendría 12 y él 6 o 7 años nada más.”

“Desde muy chiquito fue un privilegiado con la música, porque él sin saber nada de música, ¿Mirá todo lo que logró? A él le gustó la música desde siempre, desde muy chico. A los 8 tuvo su primer guitarra, era una guitarra acústica. En el colegio, cuando estaba en un sexto grado ya tenía un grupo folklórico que se llamaba a Los Churitas. Ellos tenían 11, 12 años y yo que ya me había recibido de profesora de piano a los 17, los dirigía acá en mi casa a dónde venían a ensayar. Después, cuando terminó en la primaria, uno de los chicos se fue a vivir a Israel con su familia y se desarmó la banda. Ahí empezó a escuchar otra música, como a Little Richard, por ejemplo. Un chico de la vuelta de casa le prestó un long play de rock y ahí empezó a escuchar ese tipo de música, escuchar, escuchar, escuchar y se enloqueció. Amaba la música, pero no el estudio. Tenía 15 años y todavía estaba en primer año. No le gustaba estudiar, tres veces repitió primer año. Mis padres ya no sabían más que hacer. Mi papá lo mandaba a los mejores colegios. Colegios bilingües, colegios de mojas, de curas… Todos colegios buenos. Y él terminó de abandonar en el Santa Rita, que está cerca de casa.”

Continuando con el relato, la hermana de Pappo, relató: “El cura, llamaba primero a mi papá, después a mi mamá y le decía: ‘Mire señora se distrae mucho, tira papeles, tizas... Distrae a todos los compañeros’ Mi mamá se cansó de ir y me mandaba a mí, hasta que yo tampoco quería ir más. Un día fue mi papá y él cura, le dijo: ‘Míre, señor Napolitano, el mundo es muy grande. Hay muchas cosas para hacer. Búsquele lo que le guste, porque no hay caso, no le gusta estudiar. Entonces mi papá vino a casa y dijo: ‘Esta noche, hay reunión de familia’ La reunión de familia era: mi papá, mi mamá, mi abuela, yo, mi hermano y el perro sentado en una silla. Entonces mi papá dijo: ‘Bueno, acá hay un problema. ¿Norberto qué es lo que quiere ser vos cuando sea más grande?’ Y él, así como si nada, dijo: ‘Yo quiero ser músico de rock’ En esa época, decir músico de rock, era como decir no quiero hacer nada. Pero en mi casa hablábamos todo. Mis viejos se eran permisivos, pero sin alejarse de la realidad. Mi papá dijo: ‘¿Cómo músico de rock?’ Y Norberto le contestó: ‘Sí, me gusta la música, pero no como a mi hermana. Ella va por la vía del clásico. Yo voy por la del rock’ Entonces mi papá dijo: ‘Bueno, está bien. Yo te voy a ayudar’ Le compró un equipo, una guitarra eléctrica, pero le puso una sola condición: ‘Te voy a dar un tiempo. Te voy a dar hasta los 20 años, hasta que termines la colimba y vemos qué pasa. Si a los 20 no sos famoso, estudias para ser contador de la fábrica como quiere tu madre’ Pero a los 20 años, él ya estaba en Los Gatos. Ya era Pappo. El día de su cumpleaños estábamos todos en el patio y, cuando llevo la torta, él le dijo a mi papá: ‘Viejo, soy famoso. Gané’”

Pappo Napolitano, estaba negado a hacer el servicio militar y dispuesto a hacer cualquier cosa para evitarlo: “Él no quería hacer la conscripción. ¿Sabes qué hizo? Se fue corriendo de acá (Paternal) Hasta Palermo, donde tenía que presentarse para la revisación médica. Y cuando llegó, llegó con la lengua en el suelo y el médico le dijo: ¿Qué le pasa, amigo? Y él le contestó: ‘Es que soy asmático’ Entonces, le firmaron la libreta y se salvó. Después, se enteró que había sacado número bajo. Así que se salvaba igual. Se agarró una bronca bárbara. Dijo: ‘Casi me muero y al final igual me salvaba.”

“A los 20 años ya estaba en Los Gatos, había tocado con Carlos Bisso… Todo siendo autodidacta. A los 8 años vino un profesor a casa, solo dos o tres veces, y le dijo a mi mamá: ‘Mire señora, yo no tengo nada que enseñarle, porque él de oído toca todo’ Mi hermano tocaba cualquier cosa de oído. A mí me podías poner tres días seguidos un tema, que si no me mostrabas la partitura, no lo sacaba. En cambio Norberto era al revés, para él las partituras eran chino, pero le ponías un disco o tarareabas algo y el enseguida lo sacaba con la guitarra. Era especial.”

Pocos saben que el Carpo tuvo sus comienzos en el folklore cuando cursaba el colegio primario, y antes de integrar esta formación realizó su primera grabación: “Lo primero que grabó Norberto fue El Regalito, cuando era chiquito. Estaba en la primaria y con la guitarra acústica que tenía andaba rascando, rascando y un día empezó a cantarlo. Cuando lo cantó, yo le digo, porque no le decimos a papá para grabarlo. Y se lo regalas para el cumpleaños de mamá. Era un lindo regalo. Y así fue. Fuimos con mi papá y grabó El Regalito. Cuando mi mamá iba a apagar las velitas, pusimos el disco de sorpresa, lo escuchamos, y lloramos todos de emoción. Esa fue su primera grabación.”

Refiriéndose a cómo eran como hermanos, Liliana aseguró: “Éramos muy unidos, hasta la adolescencia, en los primeros años de Norberto, dormíamos en la misma habitación con nuestra abuela, y ahí mismo teníamos el piano. Cuando fue creciendo mi papá agrandó la casa, hizo un living grande para el piano y ya se fue Norberto a otra habitación. A Pappo de tanto escuchar le gustaba la música clásica. Mi mamá nos perforaba los oídos, toda la mañana escuchando las áreas de las óperas, tenía todos los long play. Y mi papá escuchaba todo el día tango y folklore. Después se hicieron todos rockeros. Iban a los recitales cuando eran en obras o en lugares importantes. Mi hermano nos fanatizó a todos.”

“Cuando estaba en la primaria, nunca actuaba en los actos escolares. No lo hacía porque, aunque a vos te parezcan mentira, él era muy tímido. Después se le fue la timidez con el tiempo. Pero al principio él tocaba y se ponía casi atrás de los equipos y no quería cantar. El público lo obligó, prácticamente, a cantar. Fue en la época de Riff, él puso a Jaf a cantar y la gente le gritaba a que no, que quería que cantara él y, bueno, fue así. Empezó a cantar él y después ya le agarró la mano. No tenía una gran voz, pero tenía gusto para cantar. Yo le decía que él tenía un carisma especial, porque hacía cosas que nadie le podía enseñar y que nadie podía aprender. Y él me decía: ‘¿Qué cosas?’ Y yo le decía: ‘Que vos transmitís tus sentimientos a través de tu guitarra al público. Y eso es una cosa que nadie te puede enseñar. Eso nace de vos’ Él tenía eso, transmitía todos sus sentimientos a través de su guitarra y el público sentía a eso.” Aseveró orgullosa la ex concertista de piano.

Continuando con la historia de su hermano, Liliana relató: “Norberto estuvo en mucho grupos, tocó con los abuelos de la nada, con Miguel Abuelo y con varios más, pero sin contrato, sin nada. Hasta que Carlos Bisso, del grupo Conexión, lo contrató. Después vino Lito Nebbia a buscarlo para Los Gatos. Y después él viajó a Inglaterra y dejó grabado Pappo Blues N°1. Ese trabajo se vendió mucho y el representante le dijo: ‘Veníte porque tenemos que hacer un show personal. Y bueno, se volvió a Argentina y empezó ahí con Pappo Blues, después con Riff y más adelante con B.B. King.”

Poco se sabe de la primera esposa del querido guitarrista y la gran anécdota que fue su casamiento: “Cuando se fue a Inglaterra, él se casó por primera vez. Viste que cuando estas allá, tenés que estar seis meses y después te tenés que ir si no tenés los papeles. Estaba en Holanda, sentado en un café, en la vereda, tomando algo, y dice que venía caminando una rubia espectacular, hermosa. Su nombre era Ángeles. Hermosa. Y bueno, viste como era él de entrador, de chamullero… Se puso hablar con ella y terminaron conviviendo en Holanda. Un día ella le dijo que se iba a Londres porque cumplía años el marido de su mamá. Y él le dijo: ‘¿Como a Londres?’ y ella le contestó: ‘Sí, vivo en Londres. Acá estoy haciendo un curso, pero realmente vivo en Londres.’ Entonces Norberto le dijo: ‘¡Ah, entonces me tenés que hacer un favor!’ ¿Qué favor? ¿Qué pasa?, le dijo ella. Y él le contestó: ’Te tenés que casar conmigo, así tengo las papeles’ Un caradura. Y ella le dijo: ‘Bueno’ Y él le dijo así: ‘Nos casamos, pero después de los dos años -Que tenía que estar por los papeles- Nos divorciamos y me vuelvo a la Argentina. ‘Bueno, está bien, no es problema’, le dijo ella. Entonces, la llamó a su novia de Argentina y le comentó. Lo más loco es que la novia le dijo: ‘Bueno, está bien’ Y después cuando volvió se casó con ella, ese fue su segundo matrimonio. Al final se quedó sin los papeles, a los pocos meses empezó a extrañar y se volvió sin conseguirlos. Su segundo matrimonio duró solo 6 meses porque él era muy mujeriego. Le gustaban mucho las mujeres. Ese era su problema. Igual todas quedaron en buena relación con él. Incluso hoy me siguen llamando a mí, vienen a visitarme… y todas dicen lo mismo: ‘¿Qué divino?’ ‘Todavía lo tengo en el corazón’. Me atrevería a decir que aún hoy siguen enamoradas de él. Lo digo por la forma en qué hablan, con el cariño que hablan.” Aseveró Liliana.

“B.B. King dijo que él recorrió 67 países y nunca encontró un guitarrista como Pappo. Que tocara el blues como él. Decía que era un negro pintado de blanco. Que solamente un negro podía tocar así. Y era mejor persona que músico. Como hermano era el mejor. Era muy cariñoso conmigo, con mi mamá, con mi viejo, con mis hijos… Él quería que no faltara nada, que esté todo bien. Y él hizo toda su vida con nosotros, jamás nos dejó. Como hijo era el mejor. Era de escuchar los consejos de mi papá, de mi mamá. Y si lo retaban, se callaba la boca y agachaba la cabeza, ya siendo Pappo, ¿eh?. Para él mi papá era su ídolo. Él amaba a mis padres. Amaba a la familia. La música siempre estaba en su vida, iba creciendo como músico, pero siempre seguía siendo el mismo como persona. Nunca se la creyó, jamás se le subieron los humos. Le pasaban cosas maravillosas y más allá de disfrutarlas y maravillarse, nunca hicieron que mirara a alguien por arriba del hombro.”

El día que el Carpo conoció a B.B. King merece un capítulo aparte: “Él era telonero de B.B. King en obras, pero no se conocían. Mi hermano estaba tocando y entra la limusina con BB. King y le dijo al chofer: ‘¿Quién es? pare, pare, pare, pare ¿Quién está tocando?’ Y él chofer le dijo: ‘¡Es un músico argentino! ¡Se llama Pappo! Norberto terminó de tocar y se fue a bañar. Al rato viene Botafogo y le dice: ’Te llama B.B King que subas, que vayas al escenario con la guitarra’ Norberto estaba todo mojado de la ducha, se secó como pudo y no le subían los pantalones porque eran de cuero muy ajustados. Entre el Juance y otro muchacho, lo ayudaron a subirse el pantalón. Subió en el escenario y antes de salir, B.B. King dijo: ‘Ahora me va a acompañar un músico argentino, muy buen músico... Y sin que él lo nombrara, el público empezó a gritar: ‘Papo, Papo, Papo, Papooo’ Entonces, entra Norberto y él le dice: ‘Hola Pappo’ y le dio un abrazo. Tocaron ahí, después fueron a cenar y, como Norberto sabía inglés, enseguida comenzaron a charlar y se hicieron amigos. A los dos o tres días, Norberto, compró un vino y un quesito y lo fue a ver al hotel. B.B. King no lo estaba esperando, pero cuando se anunció igual lo dejó pasar. Cuando entró le dijo: ‘El queso sí. El vino no. Yo te voy a dar un consejo. El verdadero músico no puede tocar bien si toma. El verdadero músico tiene que subir al escenario con todas sus luces, porque el público se lo merece. Y, a partir de ahí dejó de tomar vino, tomaba agua en la mesa. Todos decían: ‘¿Qué le pasa a Norberto que no toma nada?’ No era borracho, pero tomaba cerveza, vino, algún whisky. Y dejó de tomar por consejo de B.B King.”

Con B.B. King cultivaron una relación muy intensa, se hicieron muy amigos y la amistad perduró en el tiempo: “Norberto, iba a todos los años a Memphis para su cumpleaños y cuando llegaba decía que el negro hacía un escándalo bárbaro: ‘¡Ahí llegó mi amigo de Argentina!’ y todos lo miraban. Era como un hijo para él. Cuando pasó la tragedia de Norberto, a los pocos días me llamaron, me llamó el secretario de B.B. King, en realidad su traductor. Atendí de casualidad, estaba sola en mi casa, no atendía el teléfono, estaba muy mal, durante ocho meses no sali de mi casa. Pero no sé por qué esas cosas lo atendí. Me dicen: ‘Soy el secretario de B.B. King. El maestro está acá al lado mío, yo le voy a traducir todo lo que él quiere que usted escuche. Entonces me dijo, bueno, acá el maestro dice que está muy triste, porque para él se le fue un hijo, que él lo amaba como un hijo.’ Me dijo que era el mejor... Todas las cosas increíbles y que si yo necesita algo, lo que sea, lo llame, que él siempre iba a estar cuando yo lo necesite. De repente, me dice: ‘Señora, el maestro está llorando.’ Y así terminó la conversación. Él en ese momento estaba tan mal que dijo que no quería volver a Argentina. Volvió acá después de muchos años. Me invito para que fuera a verlo, pero para mí era muy fuerte y no quise. Me contaron que terminaron todos llorando. Él se sentó y dijo que le costaba agarrar la guitarra porque al lado de él no estaba su hijo predilecto. Que era Pappo. Yo no podía ir, no hubiese soportado eso. Ay cosas que todavía me duelen y ya pasaron 20 años de su partida.”

El 10 de marzo, día de su nacimiento, fue elegido nacionalmente como el día del guitarrista en su honor. En varios lugares, hay distintos homenajes, estatuas, pinturas con la imagen y el nombre del icónico guitarrista argentino: “Es emocionante para mí, un gran orgullo. Es una caricia para mí alma, como digo yo siempre. Hay tres escuelas con su nombre y yo soy la madrina. Esta la de San Luis, la de Chaco, la de Necochéa. Hay muchos, pero el más importante es el monumento en la plaza. Ahí están sus restos, ahí están sus cenizas y todos los años organizamos homenajes multitudinarios. Me ayuda una persona que es mi mano derecha, que es la que hace los papeles y todo lo burocrático. Yo me encargo de la parte artística. Yo soy la que hablo directamente con los cantantes, con los artistas, con las bandas...Nadie nunca me rechazó y te digo algo, ahí no corre una moneda, van todos de corazón.” Recalcó Liliana sobre las multitudinarias juntadas en la plaza de Paternal, que lleva su nombre.

Luego de su desaparición física Liliana tuvo un único encuentro con su hermano aunque siente que aunque no vea su presencia esta en muchos momentos de su vida: “Yo mucho no lo cuento porque hay gente que no lo cree, que piensa que uno está loco. Pero yo creo porque lo viví. Cuando pasó la tragedia, yo no quise que nadie lo viera. Estaba en la casa de mortuoria, acá cerca, a dos cuadras, pero estaba todo cerrado. Estábamos nada más que los familiares y algunos amigos muy íntimos, incluso pusimos policía en la puerta para que no pudieran entrar. Yo dije que no quería que lo viera nadie. Y así fue. Pasado unos días yo no podía dormir profundamente. Y me faltaba como el aire, no podía respirar bien. Entonces me ponía dos o tres almohadas y dormía semi sentada, pero dormitaba. No dormía profundo, dormitaba. Y cuando dormitaba, soñaba, que lo veía tirado en la ruta con la moto. Y yo no vi nada del accidente, ni una sola foto nunca, hasta ahora. No me dejaron ver nada. Pero yo lo veía en la ruta tirado y le decía: ‘¡Norberto levantate, levantate, por favor!’ y me despertaba ahogada. Llamé al médico y me dijo: ‘Usted tiene que descansar’ y me dio unas pastillas, a mí me gusta tomar partillas para dormir, pero solo tomaba un cuarto Para relajarme. Mi hija fue con el novio a comprar helado. Yo me quedé con Cactus, con el perro, y resulta que me tiré en la cama con mis almohadones, pero yo estaba despierta y de repente, entra a la pieza, era él. Y yo cuando lo veo, le digo, no Norberto, y él me estiró los brazos. Yo me levanté corriendo, corriendo, fui lo abracé. Lo abracé y lo toqué. No era una alucinación, no era aire, lo abracé, era él, era su cuerpo. Yo lloraba y el me decía: ‘No llores, no llores…’ Yo le decía: ‘¿Cómo voy a hacer? ¿Cómo voy a hacer?’ Entonces, me dijo: ¿Te querés venir conmigo? Y yo le dije: ‘Sí, hijo’ Pero él me contestó: ‘Todavía no.’ Me abrazó, me dio un beso y desapareció. No fue un sueño. Yo estaba despierta y ahogada en llanto. Me fui al baño, me metí abajo de la ducha. Y así mojada, toda chorreando, me viene al dormitorio, me tiré en la cama y me quedé dormida hasta el otro día sin pastillas sin nada. Al otro día, mi hija viene con el mate y me dice: ‘¿Mamá te tomaste las pastillas? No te pudimos despertar anoche para darte el helado. Ahí le conté lo que había pasado y lloramos las dos y nunca más lo vi, ni lo soñé. Eso sí, siempre siento que él me cuida. Siento su presencia. En mi casa hay ruidos sospechosos. A veces parece que se corrió una silla sola. La otra madrugada me despierto y estaba el televisor prendido del living y estábamos durmiendo. Yo le hablo, pero en voz baja, para mí, tenemos un dialogo interno.” Concluyó su hermana.