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Matías Bagnato: “Si no fuera por la prensa, no tengo dudas que estaría muerto”
Sábado, 25 Octubre 2025 20:14

Matías Bagnato: “Si no fuera por la prensa, no tengo dudas que estaría muerto”

Matías Bagnato, el único sobreviviente de la "Masacre de Flores", abrió su corazón en exclusiva en Íntimamente con Alejandra Rubio contando su trágica historia y agradeciendo infinitamente al periodismo que lo acompañó durante 31 años y gracias a eso, aún está vivo: “Yo a la prensa le debo la vida. 31 años de acompañamiento es un montón, estoy totalmente agradecido por siempre. Desde los 16 años que habló con los medios de lo que me pasó y el periodismo me acompañó siempre, nunca me abandonó. El hijo de puta del asesino de mi familia nos habría matado a mí y a mí abuela apenas estuvo libre. A mí me salvaron los medios de comunicación y eso es una realidad. Solo tengo palabras de agradecimiento por cómo me cuidaron y me protegieron. No tengo dudas que no logró matarnos y salir en libertad por la prensa. Hasta su muerte vivimos con miedo." Aseguró Matías, que para sobrevivir luego de la tragedia logró visibilizar su dura historia, donde su familia: madre, padre, sus dos hermanos y un amiguito de uno de ellos murieron incendiados a manos de Fructuoso Álvarez González y hoy para cerrar el círculo, aceptó contar en primera persona el horror que sufrió en una producción dirigida por Juan José Campanella para Warner Bros y Discovery.

 

Desde que ocurrió la tragedia a Matías le llovieron llamadas y propuestas para contar su historia y él no había querido aceptarlas, Luego de la muerte del asesino de su familia, las propuestas volvieron y a dos años del final de la historia, decidió aceptar el ofrecimiento de Juan José Campanella, quien siempre lo acompañó en su lucha, para cerrar un circulo y realizarle un homenaje a su familia: "Me ofrecieron muchas cosas, desde hacer un libro, series, documentales pero yo no querías saber nada. Sabía que para mí iba a ser muy fuerte hacerlo, muy movilizante, fue contar la historia desde otro lugar. Yo sabía que no me iba a ser fácil remover absolutamente todo, por eso tarde mucho en decidirme. Pero era animarme a contar también un montón de cosas que antes no las conté por seguridad y quiero compartirlas con todos los que me acompañaron tantos años. Me llamaron varios productores para hacer la serie cuando falleció el hdp hace dos años. Nacho Viale, Tinelli, Marcos Gorban… Pero con Campanella tengo una historia de años de relación, de acompañamiento. Pese a eso, fue muy duro. Fueron tres días que estuvo en mi casa hablando de todo. Es decir, repasar todo cronológicamente, día a día, noche por noche del calvario que viví, fue muy fuerte. Se van a ver y escuchar testimonios que nunca aparecieron: mis amigos, otras personas que jamás hablaron. Encontraron al juez que lo condenó en el juicio del año 1995. También buscaron al primer bombero que entró... Testimonios de periodistas reconocidos. Material de archivo también inédito, porque hay muchas cosas que se encontraron después de todos estos años. Hablo de quienes fueron ellos, mucho de la abuela, muchísimo, de lo que fue ella como ser humano. No creo que haya… no porque era mi abuela, pero no creo que haya muchas personas con la entereza que tuvo, de enterrar a su única hija, nietos, quedarse con un adolescente solo y salir adelante como lo hizo. Contar más la historia de vida y resiliencia, que el crimen. Aunque el crimen obvio va a estar. Ya se terminó de grabar y ahora empieza la etapa de edición, todo el trabajo de los productores, editores.” Recalcó Matías sobre la serie documental sobre su vida Original de Warner Bros y Discovery, producida por 100 Bares Producciones. Dirigida por Augusto Tejada, con la producción ejecutiva de Juan José Campanella.

 

La Masacre de Flores ocurrió el 17 de febrero de 1994, la casa en la que Bagnato vivía con su familia, ubicada en la calle Baldomero Fernández Moreno 1906, de Flores, comenzó a arder. Ese día, las llamas de un incendio intencional terminaron con la vida del matrimonio de José Bagnato (42) y Alicia Plaza (40); dos de sus tres hijos (Fernando de 14 y Alejandro de 9 años) y un amigo del más chico de la familia (Nicolás Borda) de 11 años, que se había quedado a dormir allí. Matías fue el único que sobrevivió aquella noche: “Mi abuela no estaba en casa, se había ido a Mar del Plata, gracias a Dios. Eran las 3.30 de la mañana. Me desperté casi asfixiado. No podía respirar. Quise ir con mis padres, abrí la puerta y la llamarada me tiró al piso. Se me prendió fuego la cara y el pelo. Estaba aturdido, creí que estaba soñando, que era una pesadilla muy real. De muy chico me gustaron los aviones y había hecho un curso de comisario de abordo, aunque no me daba la edad y con un permiso especial, que me salvó la vida. Recordé todo lo que me habían enseñado que tenía que hacer en caso de incendio y eso hizo que pudiera respirar mejor y no desmayarme. Cuando me asomé a la ventana, pude ver a mi vecino Norberto Corda. Me estaba quemando. Sentía el fuego en la espalda. Intenté saltar hasta un cantero que había en la vereda. Pero Corda me advirtió que no lo hiciera porque estaba todo rociado de líquido inflamable. Entonces, entre él y un bombero me guiaron hasta la terraza de la casa vecina y así pude salir. Me pusieron en una ambulancia, me compensaron y me llevaron a internar. No recuerdo cuanto tiempo estuve, solo que nadie me dijo que había pasado con mi familia. Me di cuenta solo de sus muertes, cuando nadie me hablaba de ellos y ninguno me vino a ver. Desde momento a casi un mes no recuerdo nada, solo cuando pude ir a la comisaria 38 después del incendio. Recuerdo que el comisario Arístides Agostini me preguntó quién podía haber cometido semejante acto criminal. No podía creer lo que me decía y le recordé la cantidad de denuncias que mi padre había presentado contra Fructuoso Álvarez González. Cada vez que nos amenazaba con prendernos fuego, denunciábamos. Primero me dijo que no había ninguna constancia. Luego que tomó estado público pareció recuperar la memoria y, de repente, aparecieron todas las exposiciones hechas contra él. Estoy seguro de que si la policía no hubiese subestimado las denuncias, los asesinatos de mis padres, de mis hermanos y de Nicolás se habrían evitado. Hasta hoy recuerdo sus palabras: ‘Vayan, vayan… Perro que ladra no muerde’. Desgraciadamente hasta hoy se siguen subestimando las denuncias de amenazas y muchísimos casos terminaron como el mío en tragedia.”

 

Todo comenzó cuando en un cumpleaños de Alejandro, hermanito menor de Mati, se reunió la familia y Fructuoso Álvarez González, familiar de Baganato, escucha que el papá de Matías estaba a punto de cerrar su fábrica de zapatillas por problemas económicos. Fructuoso se ofreció a ayudarlo y padre de Matías aceptó su ayuda, sin sospechar que era una artimaña para estafarlos. A muy poco tiempo de haber puesto dinero en la fábrica, Fructuoso comenzó a exigir el triple mediante amenazas: “A la noche sabiendo que estaban mis viejos, llamaba para amenazarlos a ellos. A la tarde, sabiendo que estábamos solos, distorsionaba su voz como un monstruo y nos amenazaba a nosotros, los más chicos. Mi hermanito de 9 años atendía y me decía: ‘Mati es el monstruo’. Todo empezó cuando, como mi abuela era contadora y estaba muy metida con los números de mi familia, Fructuoso la cita en la casa para hablar de la deuda y quiere obligarla a firmar unos papeles que decían una cifra totalmente diferente de la deuda. Mi abuela se opuso y comenzó a pegarle, le arrancó los pelos, la forzó a tomar cocaína mientras la golpeaba y hasta le paso el pene por su cara. Obviamente hicimos la denuncia y él quería que la sacáramos. Ahí comenzó el calvario, no nos dejó tranquilos nunca más y el 17 de febrero de 1994, nos prendió fuego la casa con fósforo líquido.”

 

Luego de miles de denuncias en la comisaria 38 y el hecho ya consumado, detuvieron a Fructuoso Álvarez González el 21 de febrero de 1994. Un año después fue el juicio oral, uno de los primeros de la Argentina, y el asesino fue condenado a prisión perpetua en 1995: “Fueron momentos muy duros. El encontrarme con él en un mismo lugar, estar con el asesino ahí presenciando todo, el tener que entrar por primera vez a mi casa después del incendio para la reconstrucción del hecho, la poca empatía de la justicia para preguntarle a un nene de 16 años, que era mi edad… cada detalle… Aún no sé cómo pude soportarlo. Cuando lo condenaron a cadena perpetua, respiré. Como intentó mi abuela desde el primer día después, habíamos logrado justicia y podíamos intentar tener una vida en paz. Por lo menos eso pensamos en aquel momento. Durante 10 años Fructuoso estuvo preso. En el 2004 pide terminar la condena en España. Un día y sin avisarnos, lo dejaron irse a España supuestamente a seguir si condena (él era español, aunque ni tenía familia allá). Allá logra la libertad, no sé cómo. Se toma un avión y volvió a la Argentina. Salta en migraciones. Juez no contesta un oficio y el entra finalmente en Argentina. Una madrugada tres y media de la mañana (misma hora que nos amenazaba de chicos y que prendió fuego la casa con mi familia adentro) suena el teléfono y era él, haciendo nuevamente el monstruo, diciendo que nos iba a quemar a mi abuela y a mi cómo a mi familia. Primero no le die nada a mi abuela, pero luego decidí hacerlo público para nuestra protección. Ahí nuevamente, ustedes los periodistas nos salvaron y en la justicia me empezaron a escuchar, a tratar de otra manera. Lo buscaron durante un año y no lo podían encontrar. Fue terrible el seguía con cadena perpetua, libre y mi abuela y yo presos en nuestro departamento por miedo a que nos matara. Estuve un año con policías en la puerta y sin ir a trabajar. No poder salir a la calle, vivir con custodia las 24 horas del día fue durísimo. En diciembre del 2011 fue detenido. Pero no termino todo ahí. Eran continuos sus pedidos de libertad cada seis meses.” Recordó Bagnato sobre el acoso que sufrió durante casi 30 años y las amenazas del asesino de su familia, hasta el fallecimiento de este.

Su calvario terminó 29 años, 2 meses y 13 días después de aquel 17 de febrero trágico. Cuando Fructuoso Álvarez González murió en el hospital de la cárcel de Ezeiza por un shock séptico. El asesino se había fracturado la cadera de exprofeso en su celda. Fue operado de la cadera y se había puesto materia fecal en la herida para infectarse y solicitar la prisión domiciliaria por cuestiones de salud y poder terminar con la vida de Matías y su abuela, como lo había prometido: “A los pocos días de su fractura, recibo un mensaje anónimo de alerta contándome que esta persona había sido operada de la cadera, que le habían puesto una prótesis, que la operación había salido muy bien y que, cuando lo mandaron al penal, se puso materia fecal en la herida para obtener la libertad. Por eso estaba internado en un hospital. Yo me entere de su muerte por una periodista que me llamó para chequear la noticia. Cuando me la confirmó el juez, los dos nos largamos a llorar. Ya mi abuela no estaba, desgraciadamente falleció en pandemia con 91 años. Pero pensé por fin todos pueden descansar en paz. Me hubiese gustado haber vivido ese momento con ella, que fue siempre mi gran sostén. Mi abuela me salvó en todos los aspectos. Cuando me vió después de la muerte de la familia, me dijo: ‘¡Vamos arriba! Yo quiero un nieto fuerte, no que este tirado en la cama llorando. Yo voy hacer que puedas seguir adelante. Al mes hasta volví al colegio y terminé en tiempo y forma. Ella quería que mi vida no se detuviera. Que pese a la tragedia intentara por todos los medios ser feliz.”

 

Murió el asesino y las redes sociales explotaron de alegría por Matías, los periodistas, la gente en la calle: “El cariño de la gente fue lo más emocionante que me pasa hasta hoy. Ese día me di cuenta que me había liberado de 30 años de angustia, de miedo. No podía creerlo. Había cosas que ya eran parte de mí de forma inconsciente. Dos días después de su muerte, me di cuenta que seguía durmiendo con el botón anti pánico agarrado en mi mano. Por fin fue libre de poder mostrar a mi familia. Durante estos años yo logré formar una familia. Muchas veces me preguntaban si había logrado tener una nueva familia y yo nunca lo dije, porque tenía pánico de que él me la quitara. Yo estoy en pareja con Nico. Nico perdió a sus papás, quedaron solos, son tres hermanos y uno de ellos tiene síndrome de down, que es Sebi, y mi familia son ellos dos hoy en día, me hacen sumamente feliz y nunca pude compartir esto con ustedes por miedo de que este monstruo me los quite como a mis viejos y a mis hermanos. Hoy ellos también van a ser parte de la serie de Campanella.”

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