Pablo es el actual vicepresidente de la Casa del Teatro, siempre tuvo y tiene una gran conciencia social por los que menos tienen. En su vida particular ayuda, desde hace años, a personas en situación de calle brindándoles un plato de comida y hasta ofreciendo su casa para que se bañen. Hoy más allá de esa misión que no abandona, ayuda activamente a la Casa del Teatro, colaborando en todo lo que puede y promocionando sus actividades: “Se viene Teatrísimo y es una oportunidad maravillosa para ver buen teatro y ayudar a la entidad. Este lunes 20 de octubre se realiza la primera obra ‘Mentiras Muertas’ con Georgina Barbarossa, Romina Richi, Julián Pucheta y Lala Rossi, con libro y dirección de Marcelo Caballero. El lunes 27 de octubre ‘La reina de la lluvia’ con Jorgelina Aruzzi, escrita y dirigida por Paula Marull. El lunes 3 de noviembre ‘Otoño’ con Patricia Echegoyen, Emilia Mazer, Mateo Chiarino, con libro de Peter Quilter y dirección: de Santiago Doria. Y el lunes 10 de noviembre ‘Una mujer invisible’ con Miguel Ángel Solá, Mercedes Funes, Sabrina Carballo, Sofía González Gil y Roberto Antier, con libro y dirección de Manuel González Gil. Todo con la coordinación general de Ernesto Medela y a total beneficio de la Casa del Teatro, una entidad hermosa que da albergue a muchos artistas que no pueden solventarse por sus propios medios. Ahí están todos muy bien, come, tienen un techo y pueden salir a trabajar si consiguen trabajo. Los cuatro lunes son en el Teatro Regina a las 20hs, y la entrada esta solamente 20.000 pesos. En estos momentos que muchas obras están más de 100.000 pesos, es una gran posibilidad de ver buen teatro y ayudar a la entidad.” Enfatizó Alarcón sobre La Casa del Teatro, una entidad argentina fundada en 1938 creada por la soprano ligera Regina Pacini como albergue de artistas jubilados con necesidades económicas o de vivienda.
Con respecto a su salud, el actor cuenta que ya se está totalmente recuperando, luego de sufrir una neumonía bilateral, una infección intrahospitalaria, someterse a una cirugía a corazón abierto y a la colocación de un marcapasos: “Estoy muy bien. Fue un susto muy grande que pasé. Me colocaron un marcapazos, así que soy medio robot ahora jajaja. Pero estoy muy bien. En el último tiempo tuve tres internaciones, las tres con neumonías y con complicaciones de corazón. Comencé con una neumonía bilateral, después una infección intrahospitalaria y el corazón. Pero gracias a los médicos y a las cadenas de oración ya estoy bien. Dicen que la neumonía bilateral me la agarré trabajando en la plaza a la gorra, pero pudo haber sido en cualquier lado, porque es una peste que se dice que viene de las vacunas anti covid, que nos han bajado las defensas y nos vienen millones de cosas. Yo nunca fui un tipo enfermo. Mi familia es longeva, mi hermana tiene 94 años y hace gimnasia, maneja, tiene vida social, está siempre con amigas. Yo no te digo llegar a esa edad, pero quiero estar arriba del escenario hasta que esté vivo. Soy un privilegiado que pese a cobrar la mínima no tengo deudas, pero no podría vivir sin trabajar. Soy muy inquieto, siempre estoy haciendo algo. Cuando estoy en mi casa hago albañilería, el jardín, lo que sea… no puedo quedarme sentado 5 minutos. Camino mucho, me cuido con la comida, no fumo hace 40 años, no bebo, como poco. La gente me dice por l calle: ‘¡Cuidate!’. Y tanto afecto lo agradezco muchísimo. La verdad que no hablo desde mi vanidad, de ninguna manera. Hablo desde mi agradecimiento. Estoy agradecido porque la gente en la calle me ve como una persona, no solo como actor. Me emociona cuando salgo del teatro, la gente me saluda y dice: ‘Que bueno, poder verte en un escenario, correr, reírte…’ Que se alegren que este bien. Es algo que me emociona.”
Con la actriz Claribel Medina, a quien conoció cuando vivía en Puerto Rico, Pablo convivió casi 10 años y fruto de ese amor nacieron dos hermosas hijas. Luego de la separación estuvieron enojados casi 15 años y aunque luego pasaban las navidades y años nuevos juntos, casi no se dirigían la palabra. Hoy a casi 30 años de separados, se reencontraron abajo y arriba del escenario protagonizando ‘Es Complicado’, una comedia maravillosa que llevan por todo el país: “Estoy feliz con la comedia y Claribel es una excelente compañera. Esta experiencia de trabajar con ella es enriquecedora. ‘Es complicado’ nos ha servido para reconciliar, nosotros estábamos muy alejados durante mucho tiempo, demasiado tiempo. Y habiendo hijos, creo que uno tiene que privilegiar la familia, el vínculo familiar, más allá de cualquier dolor, ofensa o agravio que hayamos sufridos. Esas son cosas menores frente al bienestar de los hijos. Uno tiene que intentar olvidar y perdonar, que es una herramienta que muy pocas veces usamos. Yo no puedo justificar de ninguna manera el alejamiento que tuvimos. No hay nada que lo justifique. No es que me clavo un puñal en el corazón, ni me arrancó un dedo o me pinchó un ojo… Las cosas malas hay que tirarlas a la basura. Hoy somos grandes compañeros y el público fantasea con que estamos juntos. Nos dicen: ‘¡Pero ustedes están juntos!, ¿No es que son amigooos…?, ¿Son amigos, pero que como...?, ¿Duermen juntos?, ¿Que están en la cama camera o tienen camas separadas o habitaciones separadas? Son más bravas que los periodistas. En el escenario, en el saludo, hacemos una especie de invitación a la reconciliación después que termina la obra, saludamos y hablamos con el público y los invitamos a reconciliar, a hacerse, amigos. Nosotros estuvimos mucho tiempo mal, pero por nuestras hijas decidimos que eso terminara. Pasábamos navidades y fin de año juntos, pero no nos soportábamos, hoy tenemos una hermosa amistad y disfrutamos muchos llevar ‘Es Complicado’ por todo el país Disfrutamos trabajar juntos, nos divertimos.” Contó el querido actor, que pese a estar cara a cara con la muerte, no deja de pensar en su trabajo, en noviembre vuelve junto a Claribel Medina a protagonizar la obra “Es Complicado” en gira por todo el país y posiblemente en el verano en Carlos Paz.
Rodolfo Francisco Marabotto es su nombre verdadero. Es actor, director, escenógrafo, titiritero, galán, aventurero, hombre comprometido con sus ideas. Amó la actuación desde que un circo llegó a su pueblo y algo en él cambió. Comenzó en cine con Luis Sandrini. En televisión, en La Nena, con Marilina Ross y Joe Rigoli. En teatro con Pepe Cibrián. Fue protagonista de éxitos televisivos como Rosa de lejos, Regalo del cielo o Alta Comedia. Hizo "mil” trabajos en la tele, el teatro y el cine. En pleno éxito, tuvo que irse de Argentina perseguido por el gobierno militar y empezar una nueva vida, después de haber salvado su vida de milagro. Vivió en Italia, un poco en Holanda, otro tanto en Puerto Rico y también en Nueva York. Su vida está repleta de anécdotas, vivencias y una sorprendente historia familiar: “Nací en Pellegrini, provincia de Buenos Aires, y pesé solo un kilo trecientos. En esa época no había incubadoras y habían hecho como un hornito de ladrillos, lo calentaban y me metían ahí como un chanchito jajajaja. Salvé mi vida de casualidad. Con tan poco peso era difícil que sobreviviera un recién nacido en 1946. Mi familia era una familia típica de emigrantes .Familia de españoles e italianos. Familia de italianos por parte de mi padre y mi madre gallega incierta. Incierta porque yo soy de Pellegrini, pero mi abuela nació en la época de los malones y los indios. En 9 De Julio, los indios pasaban, rompían, robaban, destruían… y todas las familias se protegían en las casas de material del pueblo. Los que pudieron se escondieron en una casa de la familia Tisera. Y cuando salieron, que ya habían pasado los indios, en la puerta de esta familia habían dejado un canasto con una criatura. Esa criatura era mi abuela Dominga. Abuela que creció sin saber sus orígenes porque nadie la reclamó. Fue criada por esa familia muy generosamente. La mandaron a la escuela y cuando cumplió 17 años pasó mi abuelo que era gallego, herrero, que estaba haciendo el tren y se enamoró de esta chica. Se casó y la llevó a Pellegrini y allí formó su familia. Mi padre por otro lado, vivía en bragado, era viajante. Vendía radios, baterías… vendía lo que podía, era comerciante. Pasó por Pellegrini, vio a mi madre, que era mujer hermosa, y se enamoró perdidamente. Viajaba constantemente a verla. Se casó y formo su familia. Ahí nací yo y mis 4 hermanos. Yo el menor de los cuatro.”
Su infancia fue en el campo: “En Pellegrini, cuando yo nací se había quemado la usina. No había luz y hasta los 5 0 6 anos míos, nos alumbrábamos con lámparas de querosene y sol de noche. Por supuesto no había cine y, por supuesto, no había radio. La radio era muy limitada. La onda no llegaba hasta mi pueblo. Llegaba solo los días nublados, porque había plafón. Cuando se inauguró el primer cine, iba todos los días. No me perdía ni una sola película. Veía dos o tres por día y lo veía a Don Luis Sandrini. Imagínate cuando ya en Bs.As tuve la oportunidad de hacer mi primer película y con él. Fue tocar el cielo con las manos. Cuando era niño, me imaginaba un mundo a partir de las cosas que tenía a mano. Tuve una niñez simple, con mi gallinero, mi caballito, Turbio, que era mi amigo... Yo me divertía con poco, me inventaba mis historias y decía que de grande iba a ser bombero, pero un día llegó un circo y me acerqué a ver cómo armaban la carpa y convertí en su ‘Che pibe’. Les iba a hacer los mandados y un día me preguntaron dónde podían conseguir muebles a cambio de entradas. Fui a casa y, sin decirle nada a mi madre, les llevé a escondidas una mesa ratona y dos sillas. Tendría 6 ó 7 años. Me dieron cuatro entradas, y me dejaron ir gratis los tres días que estuvieron. Cuando descubrí ese ambiente dije ‘Yo quiero hacer esto’. Me dio un sentido en la vida. Al otro día, con mi hermano, armé un teatrito en casa. Y ahí comenzaron mis sueños”. Rememoró el actor.
Pero más allá que en su familia directa no había artistas, Pablo relata: “Mi padre amaba la música y como en mi pueblo no había bandas. Entonces nos puso un instrumento a cada hijo porque él quería tener su orquesta propia. Le dio a mi hermano Armando un bandoneón, a mi hermano Néstor un violín, a mi hermana Dolly un piano y a mí, como era el menor, también me mando a estudiar piano. Mi padre no era músico, pero venia de una familia muy musical. Mi tío Tito, que era comerciante, viajo un 9 de julio a Bragado y vio un desfile, en el desfile había una banda musical. Cuando volvió a Pelegrini dijo: ‘Pelegrini necesita tener una Banda Municipal’. Y se compró una tuba, un instrumento muy difícil, porque el sonido hay que construirlo, no es que vos tocas la tecla y sale, hay que construirlo al sonido. El solo aprendió y le enseñó a sus amigos percusión, trompeta, la tuba. Y en dos años armó la banda municipal de Pelegrini. Y el segundo año, el 9 de julio, salió por primera vez una banda construida y dirigida por un hombre que no sabía música. En mi casa se amaba la música. Cuando llegó el piano a Pelegrini, no fue solo un acontecimiento familiar, sino de todo el pueblo. Fue el primer piano de Peligrini. No solamente fue la familia a buscar el piano al tren, sino también los vecinos. Mi padre contrató una carreta, pusieron el piano y toda la familia detrás, junto con los vecinos, acompañaron la carreta hasta casa para ver el piano. Eso cosa milagrosa, nueva, que no había en el pueblo, lo único que había era un armonio en l iglesia y el cura solo dejaba tocar música para la iglesia, no música ‘pagana’ como le decía el cura a ‘La Cumparcita’.”
A 60 años de aquel momento, recuerda: “Ya a mis 12 años, un verano aburrido, me fui al club del pueblo y, entusiasmado porque había muchas chicas, me metí a formar parte de la comisión de arte escénico y de ahí no pare. Y estoy convencido que hoy soy actor, porque había chicas y no para hasta hoy. Cuando cumplí los 13 nos instalamos en General Pacheco. Ahí empecé a participar en obras de teatro, pero cuando podía, porque enseguida entré a trabajar a una fábrica de autos. Y ya ‘llevaba el pan’ a casa. Fui obrero de los 13 a los 20. Trabajé mucho y no pude terminar el secundario. A los 20, cuando me salvé de la colimba, dije: ‘No trabajo más en la fábrica, me voy a la capital a probar suerte como actor’. Me alojé en una pensión y me las arreglaba como podía. Llegue un viernes y el lunes ya estaba trabajando. Fue hace 60 años, era otra época y otro país. ¿Sabes que hacía? Me compraba una revistita de espectáculos y veía quién era el productor de tal o cual programa y cuando entraba a un canal decía ‘Buen día, me citó Fulano de tal’. Y ahí intentaba pasar. Como no me daba resultado, un día alguien se olvidó un libreto en el barcito de la esquina de canal 9 y con el libreto bajo el brazo, intente nuevamente y entré. Un caradura. Así recorrí varios canales Pero me dio resultado. Era otra época y otros tiempos”.
Con varios Alta Comedia en su haber, con Rosa de lejos y Nuestra galleguita entre sus muchas telenovelas, Rodolfo Marabotto se convirtió en Pablo Alarcón. Un actor que tuvo muchos éxitos y que pasó muchas: Su primera mujer falleció en un accidente automovilístico, Comenzó la vida de cero en varios países, después del exilio. Es padre de dos hijas -que tuvo con la actriz Claribel Medina, a quien conoció mientras vivía en Puerto Rico-. En su vida trabajo de todo: de albañil, pintor de casas, vendedor ambulante, artesano… Tuvo tres veces al borde de la muerte y lo salvaron los médicos, su voluntad y las cadenas de oración. Un hombre que no sabe lo que es bajar los brazos. Un estudiante eterno. Cada año se propone hacer un curso diferente: hizo escultura, máscaras en arcilla, arco y flecha, cine, fotografía, guión, dramaturgia, literatura, alimentación consciente, yoga, Tai Chi, religiones comparadas, semiología y todo lo referente al teatro que se puedan imaginar. Un hombre eternamente agradecido a cada instante vivido, con una vida Intensa y mucho aún para dar a sus 80 años.