El sobreviente, comentó como fue que llegó al borde de un precipicio: "Estaba perdido y vi un arroyito. No sé de dónde saqué que todo arroyo lleva a un pueblo y lo seguí. Este llevaba a un precipicio. No me preguntes que pasó porque se me borró, lo último que registro es una caída enorme y que pegué contra algo sólido. Quedé completamente a oscuras. Fue una caída de casi 25 metros. En ese momento era pura adrenalina. Mi pensamiento fue una frase de una instructora española de autoconocimiento que tuve: "el momento presente es inevitable". A partir de esa frase empecé a tomar buenas decisiones. Pasé toda la noche. Cuando salió el sol, estaba sentado en una cornisa con 100 metros de precipicio. ¡Me agarró un pánico. No lo podía creer!"
Comentó lo que fue para él momento a momento: "No podía salir solo de ahí. Necesitaba buscar ayuda. En la mochila tenía un silbato y una manta de supervivencia que es como una especie de papel aluminio que te cubre del frío. Empecé a tocar el silbato y pedir auxilio. No pasó nada. Al atardecer escuché como un murmullo de una mujer arriba a la derecha, más tarde la voz de un hombre que le contestaba. Eran alucinaciones auditivas. Era el viento. También tuve alucinaciones visuales. Llegue a percibir la belleza de las sierras"
Para finalizar, contó como fue el rescate: "El segundo día amanecí tapado por una nube, en un momento se despejó el cielo. Eran como las 5 de la tarde, vi el cielo azul y unos pájaros volando. En uno de los silbatazos un perro que estaba con los baqueanos escuchóLos pájaros que vi eran parientes de los buitres y estaban esperando su comida que era yo. Los baqueanos se dieron cuenta que esos pájaros estaban ahí por algo y el perro me terminó encontrando. Llamaron a los bomberos y me rescataron".