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Miércoles, 12 Junio 2024 13:19

"Ley Bases: la hora de la verdad"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

El día amaneció neblinoso como el panorama en el Congreso. Ni siquiera el quorum parecía asegurado cuando entrada la noche los dos santacruceños en quienes el gobierno depositaba su esperanza se rebelaron poniendo condiciones difíciles de cumplir para dar su apoyo o siquiera asegurar el quorum.

Así, fue Martin Lousteau quien luego de un día plagado de críticas por su dictamen en soledad y su acuerdo con el kirchnerismo, confirmó que se sentaría en su banca. Es que se espera que todos los senadores radicales menos él, votarán a favor del dictamen del gobierno. Si se convertía en el responsable de que la ley se cayera habría provocado un daño irreversible también con los gobernadores de su signo político que ven en la Ley Bases la solución a gran parte de sus problemas fiscales.

A las 10.15 el gobierno lograba el quorum que había parecido escurrirse entre sus dedos sólo horas antes.

Todos se preguntan de quién fue la mano negra que hizo cambiar de opinión a los santacruceños que de pronto se desmarcaron de lo que parecía un acuerdo. Es imposible soslayar que durante casi tres décadas la familia Kirchner manejó ese terruño. Aunque no la veamos, Cristina siempre está y hará lo que sea por ver fracasar al gobierno.

La presión de la oposición más dura también se siente afuera del Congreso. Columnas de los gremios más combativos con Moyano a la cabeza y también de movimientos sociales se aprestaban a rodear el palacio legislativo. La memoria de las toneladas de piedras siempre acecha. Cristina Kirchner había intentado que la CGT se una en forma oficial a la marcha en contra de la Ley Bases pero hay gremios que aunque disimulen, no quieren quedar en pie de guerra.

Y si bien altos funcionarios del ejecutivo aseguran que si la ley no se aprueba el gobierno no cambiará el rumbo, todos saben que abriría una situación de incertidumbre. De máxima, los analistas auguran una crisis política bajo la incógnita de cómo puede seguir la administración si el Congreso le impide llevar adelante su plan de gobierno.

En el gobierno las respuestas son variadas. En Economía remarcan: “No vamos a cambiar el rumbo. Si no sale la ley no vamos a dejar de tener superávit”. Reconocen que “mejor si sale porque es un acelerador de la recuperación”, pero niegan que sea una situación límite.

En áreas más políticas de la administración son optimistas pero realistas a la vez. Creen que la ley saldrá con modificaciones. Consultados sobre qué pasaría si no sale, unos no descartan que el Presidente convoque a un plebiscito y otros en cambio ven un escenario en el que Javier Milei gobernará por decreto. “La Ley Bases se convertirá en varios decretos”, dicen.

Pero todo luciría demasiado tenso y desgastante. El impacto de no lograr una ley a seis meses de gobierno, lo cual es un récord desde el regreso de la democracia, dejará también en evidencia a la clase política. En estas horas, lo peor de la política emergió a la superficie. El kirchnerismo acusa al gobierno de repartir para conseguir las leyes, mientras no pueden ocultar que están haciendo todo para impedir que Milei gobierne.

El avance del día puede traer incluso un empate y en caso de que el presidente haya partido al G7, se presentará la discusión sobre si el Presidente provisional del Senado puede votar dos veces: por su banca y en reemplazo de la vicepresidenta que estará en ejercicio de la Presidencia. El constitucionalista Felix Lonigro asegura que como la Constitución no dispone el asunto, esta posibilidad queda bajo la potestad del reglamento del Senado que permite el doble voto y por lo tanto no resultaría inconstitucional.

Las negociaciones más inconfesables seguirán en bambalinas durante todo el día. Los gobernadores, acuciados por sus necesidades fiscales, también presionan por resolución.

A pesar de los malos augurios, la administración Milei salió predispuesta a cruzar el Rubicon y a enfrentar los presagios oscuros. Como en una partida de jugadores de truco, votaciones tan tirantes y decisivas requieren actitud de ganador y habilidad para la impostura. Pero las negras también juegan. Cuando Martin Lousteau anunciaba que iba a dar quorum, permitiendo la sesión, los militantes kirchneristas que ayer lo elogiaban, hoy lo tildaban de traidor. Hay que tener talento para traicionar a todos al mismo tiempo.

El senador dio un panorama desolador de la actual recesión comparándola con la de 2001 durante su intervención.

En el escenario más viable, una ley Bases suavizada puede ser hoy factible.

En el peor escenario sería un ruidoso fracaso para el gobierno y un triunfo para el kirchnerismo la caída de la ley.

En un escenario de batacazo, el gobierno sueña con mantener en pie lo más posible y será un hito considerando su debilidad legislativa.

A la par de la sesión el presidente volvió a prometer la baja del impuesto Pais si se aprueba la Ley Bases, pero no se privó de volver a llamar delincuentes a los políticos.

También se quejó de que llevan aún seis meses discutiendo la ley y que lo único que les importa es seguir haciendo negocios con las de la gente.

Es de imaginar que el jefe de gabinete se debe agarrar la cabeza cada vez que el presidente desanda con algún insulto sus esfuerzos diplomáticos. Pero ese es el juego al límite de Javier Milei. Hoy dijo que lo deberán sacar muerto de la Rosada para lograr quebrar el déficit fiscal.

Si alguien esperaba mesura por parte del mandatario en estas horas de incertidumbre, se equivoca. Pero a la par de sus declaraciones altisonantes, su gobierno aceptó seguir haciendo concesiones como sacar de las empresas a privatizar Aerolíneas Argentinas para poder lograr la ley.

En la política, que es el arte de lo posible, no hay mejor domesticador que la realidad. Veremos al final del día, cuánta realidad le cabe a cada uno.