El gobierno entra en una semana decisiva. Si no se aprueba la Ley Bases, la incertidumbre será inevitable con los efectos que esto puede tener en una situación frágil como la de Argentina.
Lo que parecía un camino medianamente allanado se enrareció con la aprobación de un aumento a jubilados que impacta en el corazón del equilibrio fiscal sobre el que se sostiene hoy el plan económico.
La oposición acaba de demostrar que puede lograr, si se lo propone, una amenazante mayoría. Casi los dos tercios. Eso implica tener número para posibilidades inquietantes, como rechazar el DNU también en Diputados. Para empezar.
El gobierno no simula que no entiende. El ministro de Economía Luis Caputo afirmó en estas horas que la intención de la oposición con su resistencia a aprobar la Ley Bases es tratar de voltear al gobierno.
Parece adelantarse un pase de facturas feroz por las consecuencias que podría tener otra frustración.
Es cierto que el gobierno ha tenido falencias en la negociación con el Parlamento. Sobre todo le reclaman al presidente sus coléricos embates al Congreso a pesar de la necesidad de obtener apoyo. Esto sin embargo, no termina de justificar a diputados votados como representantes del cambio pero que terminaron votando con el kirchnerismo, en forma demagógica, bajo el paraguas de una causa justa. Era imposible no saber que en el camino de la Ley Bases, el aumento a los jubilados iba a entorpecer lo que ya era una escarpada cuesta arriba.
El gobierno inició la semana intentando retomar la iniciativa luego de sus días más difíciles por la crisis abierta en Capital Humano con la entrega de alimento. La administración parece decidida a enfocarse en su embate contra los gerentes de la pobreza y avanza con una auditoria sobre la construcción de 30 mil viviendas donde habría graves irregularidades.
Si el gobierno no logra la Ley Bases, las dudas sobre la gobernabilidad y el plan económico se harán sentir.
La demora inédita para aprobar una ley que ya llega desguazada no es el único problema. La Ley también perdió el timing que hubiera tenido de salir en el arranque del gobierno. Así y todo, sigue siendo un instrumento de cambio que hace sólo pocos meses hubiera parecido imposible. La reforma laboral y los incentivos a las inversiones serán palancas indiscutibles de la recuperación.
La recuperación es otro tema en discusión. El gobierno y algunos analistas ya notan en el análisis de los datos intermensuales una sugerente V corta. Pero del otro lado de la biblioteca siguen contabilizando el contraste interanual y abriendo dudas sobre lo pendiente.
Si la Ley es aprobada seguramente los mercados, el riesgo país y la cotización de los bonos expresarán optimismo. Si eso no sucede se espera una repercusión negativa.
Las declaraciones del ministro de economía que dosifica cuidadosamente sus apariciones buscaron cargarle al Congreso la presión extra de responsabilizarlos de antemano de no poder bajar el impuesto País.
Hoy, la oposición tantea si el apoyo de la gente al gobierno va llegando a su límite, pero parece difícil evaluar las consecuencias no deseadas de jugar al borde de una crisis. No hay oráculos efectivos para una sociedad hastiada y descreída que acaba de castigar a la clase política con el voto a un outsider.
¿Culparán a Milei o culparán a la casta si las cosas salen mal y se desperdicia otra oportunidad? Hoy las encuestas favorecen aún al gobierno. Y la baja en el índice de inflación le volverá a otorgar un resultado que puede mostrarle a la sociedad. Pero es indudable que sectores de la oposición supuestamente dialoguista apuestan a un permanente juego de desgaste.
Sin embargo, observar la situación solamente como una pulseada entre el gobierno y la oposición no alcanza. La desestabilización política del país sólo puede ser buena para quienes intentan sacar ventajas del caos. Para los argentinos que vienen sufriendo 12 años en un pantano económico de decadencia, otra chance malograda, es demasiado. Muchos parecen no tomar nota de las consecuencias de sus actos. Jugar corto es coquetear con el abismo. Un lugar del que sólo el kirchnerismo suele sacar ventajas.