Zulma, la bailarina clásica que se convirtió en vedette. Nació en Buenos Aires, en Capital Federal, más precisamente en la Maternidad Sarda, en un matrimonio de recién casados. Fue la primera hija, la primera nieta, la primera sobrina y ese amor la marco para el resto de su vida. Pero no todo fue color de rosa, la frustración de su madre como artista la llevo a comenzar con el baile, primero con una maestra particular a los 5 años, para seguir con la exigencia del Teatro Colón: “Mi madre, quiso ser bailarina, admiraba a Alicia Alonso y me mandaba a estudiar, me gustara o no. Danza, solfeo, teoría, piano, pasé por la Escuela Nacional de Danzas, después por el teatro Colón. Y no pare de estudiar y exigirme en una carrera muy dura. Realmente yo no tuve niñez y muy poca adolescencia, porque siempre estudié. Pero igual aprendí a amar esta profesión." Aseguró la actriz.
En su corazón Faiad no guarda rencor y si mucha comprensión hacia su madre: “Mi mamá era una bailarina clásica frustrada, bailaba y cantaba en casa, pero no pudo estudiar, y me acompañaba a estudiar a lo de Beatriz Ferrari, porque al Colón no podía entrar nadie. Es una historia muy sufrida la de mi madre, quedó huérfana de muy chica y mi abuelo se la dio a su hermana para que la críe, y separó a toda la familia. En mí, mi madre trató de cumplir su sueño hasta que a los 12 años le confesé que quería ser actriz. Papá me dijo: ‘A la bailarina clásica se la banco’, lo que no se bancó fue cuando me fue a ver al Nacional, no aguanto verme en el teatro de revistas. Se puso a llorar y se fue. Yo pensé que se había emocionado por verme y no, lloraba de la tristeza, el soñaba otra cosa para mí. Él quería que yo siguiera la carrera de economía. Él era contador y administrador de empresas y quería eso para mí. Pero yo nunca me lleve bien con los números y el siempre respeto mi decisión.” Recordó Zulma.
“Yo creo en muchas cosas y, entre ellas, en las causalidades. Y en que el éxito está en uno. Yo había hecho toda la carrera del Colón, de los 9 a los 17 años, y participé de todas las óperas: como paje del Don Juan y hasta de negrito en Aída. Pero en realidad no quería eso, deseaba ser actriz y estudiar con Hedy Crilla, que era una gran maestra. Como mi mamá no me daba la plata, fui y hablé con Hedy Crilla, y ella me becó. Después me hizo debutar en La princesa y el pastor, en el teatro Smart, que hoy es el Multiteatro. Ahí me rebelé y dejé de ser dominada por mi madre, que pretendía que yo cumpliera con su sueño de ser la nueva Alicia Alonso. Luego, empecé a presentarme a castings y quedé como una de las tres chicas que cantaba el jingle de Canal 13. Yo era la b…. del medio, la del flequillito. Como tenía un contrato de exclusividad también me enchufaron en Risas y sonrisas, el programa de Juan Verdaguer. Él, más tarde, me convocó para hacer en teatro el papel de “la bailarina” en Blum, la obra de Enrique Santos Discépolo que protagonizaba junto a Silvia Legrand. Ahí me vio un productor del Maipo y me ofreció un contrato para debutar en la revista. Mis padres sólo me dieron permiso cuando les prometí que no saldría con poca ropa ni participaría en cuadros de índole sexual. Así que empecé participando sólo en sketches y ocultando el traste en el saludo final.” Rememoró Zulma sobre sus comienzos.
“Todo en mi vida se fue dando de forma natural, debute en canal 7 con el Ballet Infantil de la Profesora Beatriz Ferrari, después el mismo Ballet lo transformo de infantil a juvenil y después algunas que las chicas que estábamos con ella, entramos en La Revista de Jean Cartier en Canal 11. Después salió un casting que estaba buscando chicas para ser la cara de Canal 13 y quede con dos chicas más para cantar el jingle del canal con un contrato por dos años y de ahí me llamaron de varios programas del canal. Yo solo tenía 16 años y ya me empezaron a llover las ofertas de teatro. Después de haber trabajado con varios grandes y ya estar en El Maipo, recién llegó la propuesta del aceite La Malagueña y La Lechuguita. Todo me fue llevando. Yo no busque nada. Yo tenía una carrera de años antes de La Lechuguita, lo que no tenía era popularidad”
“La Lechuguita cambio mi vida. Todo ocurrió cuando estaba en el Maipo y la productora Alicia Norton me propuso hacer el aviso de ‘La Lechuguita’, y lo primero que pensé fue: ‘¿pero qué van a decir en la calle?, ¡que soy una p… con una lechuga colgando!’ A mí nunca me gustó que me ridiculicen, aunque reconozco que conmigo se pueden hacer un festín… No lo quería hacer. Hoy tiro besos al cielo para que le lleguen a Alicia Norton. Gracias a su insistencia mi vida cambió para siempre. A la semana yo iba por la calle y todo el mundo me gritaba: ‘¡Lechuguita, Lechuguita!’ Cuando me di cuenta de que me había convertido en una persona popular fui a pedirle aumento al productor del Maipo, que era Alberto González, el hermano de Zully Moreno. Yo aún no tenía 18 años y se me rió en la cara. Ya hacía un año que estaba trabajando ahí y no me pagaban tan bien porque Dringue Farías se quejaba de que yo hacía agregados en los sketches y pedía que me castigaran por eso. Yo insistía con que era famosa y que por eso me había venido a ver el señor Carlos Petit (el otro gran productor de revistas de la época) para llevarme a El Nacional; que me quería ya en su teatro y por eso me ofrecía el 10 por ciento de toda la recaudación. Entre carcajadas, González me dijo: ‘Mirá, nena, la estrella del Maipo es el Maipo. ¿Y sabés qué? Ahora andá a trabajar que vas a entrar tarde’. En fin, me sacó como rata por tirante. Ahí lo llamé a Petit y debuté en su teatro como protagonista de la revista ‘La lechuguita y el Pato volador’, junto a Rafael ‘Pato’ Carret. Después Petit me prestó para hacer con Ángel Magaña ‘Mí querida negrita’, que fue volver a lo mío, al teatro de texto, maravilloso. La gente decía: ´Mirá a esta chica que surgió en un aviso, luego fue vedette y ahora es buena actriz, che’. Y yo quería eso, quería sorprender, que la gente viera que era una actriz, no sólo una bataclana. Luego me fui a México, quería probarme que podía triunfar en otro lado sin ser “La lechuguita”. Agregó Zulma recordando su historia.
Cuando la popularidad llegó, la actriz quiso viajar a probar suerte en un país donde no la conocieran, donde el popular aviso no hubiese llegado y donde la contrataran por todo lo que ella había estudiado y sus dotes de actriz. Así llegó una propuesta de México por 40 días y fue tal el suceso, que finalmente se quedó en el país azteca por 7 años. Filmó treinta películas junto a las figuras más importantes de México. Trabajó en teatro en todos los géneros y hasta en televisión tuvo su propio programa en Canal 2 de Televisa. País que aun la recuerda y que ama como su segunda casa: “Viajé por 45 días y me quedé en ese país que amo con locura durante siete años.
Refiriéndose a su vida sentimental, la actriz reflexionó: “Yo no tuve amores tumultuosos, pero sí apasionadísimos. He sido mujer de pocos pero grandes amores. Tuve cuatro en total a lo largo de toda mi vida: [el ganadero y arquitecto] Melchor Arana, que fue el gran amor de mi vida, y que al fallecer, hace ya 10 años, sentí su muerte como si fuera su viuda; [el locutor y actor] Daniel Guerrero, con el que me casé y tuve dos hijas (Daniela y Eleonora); un médico oncólogo y el último, el abogado Alejandro Marquestó, al que le llevaba 17 años y con el que conviví 16. Con cada uno he estado muchos años. Yo no tengo alma de amante, nunca tuve amoríos. A mí no me enamora cualquiera. Cuando me enamoro tengo que ponerme en pareja, sí o sí, nunca tuve un hombre con cama afuera. No sé qué se debe sentir, ni me interesa saberlo.”
Abriendo su corazón la actriz habló muy sinceramente del amor y reflexionó: “En el amor me arrepiento de una sola cosa en toda mi vida. Por inexperiencia no pude sobrellevar una infidelidad y me separé del amor de mi vida. No pude soportar el dolor, no pude volver a confiar… Ese día morí.” Refiriéndose a su relación con Melchor Arana quien fue su primer hombre, la acompañó a México y vivieron en pareja 7 años.
Zulma, es una de los sex simbol más importante de nuestro país y una de las mejores vedettes que dio la Argentina. Trabajo en cine, teatro y televisión en varios países del mundo. Comenzó en la danza a los 5 años y su carrera profesional con solo 8 añitos. A los 10 comenzó a estudiar arte dramático y siendo muy jovencita se recibió de Profesora de Danzas en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Se hizo famosa tras un aviso donde aparecía vestida de lechuguita, y su fama fue tan grande que decidió irse del país para triunfar como actriz sin que la reconozcan. En televisión gano el Martín Fierro como Revelación…En teatro realizó en toda América innumerables éxitos y en nuestro país compartió cartel con la gran Nélida Lobato y otras importantísimas figuras del espectáculo… Cosechó éxitos desde principio de su carrera, dedicó su vida entera a la actuación y recibió el premio mayor que cualquier artista anhela, el reconocimiento y cariño incondicional del público.