Edda, ayornándose a estos tiempos, aprovecho las herramientas que dan hoy las redes sociales y YouTube y comenzó a generar contenido. Un hermoso “Anecdotario” donde cuenta las vivencias compartidas con los personajes más celebres de nuestro espectáculo: “Son capítulos únicos y hermosos. Los grabé con el apoyo de mi marido, que me ayuda en todo, y un gran equipo. El director es Hernán Barreda y los flyer los hizo Susy Gan. Son más de veinte capítulos y pueden verlos por YouTube poniendo ‘Anecdotario Edda Díaz’, ahí encuentran todos los episodios. Tengo un equipo hermoso que me ayudó. Surgió en pandemia, cuando no se podía hacer mucho y me da y me dio mucha satisfacción. Son homenajes a distintas figuras, contando mi relación con esa persona, cosas desconocidas y anécdotas muy divertidas. Es un artista por capitulo: China Zorrilla, Mercedes Sosa, Susana Giménez, José Marrone, Tita Merello, Borges, Sábato, Antonio Gasalla… Es mi pequeño homenaje a los grandes que pasaron de una u otra manera por mi vida. Por ejemplo cuento que con Antonio Gasalla fuimos pareja artística en el Conservatorio, pero había que avivarlo, era muy metido para adentro. Siempre nos llevamos muy bien, es una persona generosa, al punto tal que fue quien diseñó mi traje de novia. Es una persona a la que hay que conocer, como a todas. Todos somos mil y cien mil personas en una.” Aseguró la actriz entusiasmada.
Edda Díaz, cuyo nombre completo es: Esther Edda Díaz Lammens, nació el 4 de febrero de 1942 en Aguilares, provincia de Tucumán. A los tres años con su madre y hermana viajó a Buenos Aires, donde cursó sus estudios en la Alianza Francesa, el Conservatorio Amancio Williams y el Conservatorio Nacional de Arte Dramático del cual egresó en 1964: “Yo nací en Tucumán, en un pueblo que ahora es una ciudad grande. A los tres años mi mamá se separó de mi papá y se vino para Buenos Aires con sus dos hijas, mi hermana de 7 años y yo de tres. Mi mamá tenía solo 24 años, era muy valiente, muy brava, una adelantada total... Nada la detenía. Mi mamá me marcó mucho en mi vida, aunque mi padre también. Mis dos papás. Mi padre de crianza y mi padre biológico. Los tres fueron muy importantes para mí. En realidad toda mi familia, mi hermana y mi hermanito que nació después también fueron importantísimos para mí. Yo soy un milagro de Dios. Nací en mi casa de Tucumán un día de 45 grados de calor y con muy poquito peso, solo un kilo novecientos, pese a no ser prematura. Como subsistí con ese calor y sin incubadora, no lo sé. Pensaban que me iba, yo contaba esto con mucho humor en un espectáculo, pero mi familia no tenía muchas esperanzas en ese momento. Dios quiso que no partiera y, gracias a él y las oraciones de mis padres, me quedé. Los diez primeros años de mi vida fueron muy difíciles. Todo el tiempo decían: ‘¿Se nos va o no se nos va?’ Mi mamá se vino acá a Buenos Aires y consiguió otro tipo de médicos, otros tratamientos y más esperanzas. También tenía problemas de visión. Tenía diagnóstico de ceguera. Le dijeron a mi madre que yo a los 15 iba a quedar ciega y gracias a Dios no fue así. Mi mamá luchó tanto hasta que , cuando yo tenía 10 años, consiguió un médico que me operó. Perón había mandado 100 médicos a estudiar a Japón para aprender un método que se había creado allá. En la córnea se ponía un pedacito de placenta. Me operaron en el mismo año tres veces y solo salió bien la primera, pero me detuvo el avance de la miopía y el fantasma de la ceguera desapareció. Fui a la única persona que esa operación le dio resultado, pero a mí me cambió la vida,” Relató Edda, que se aferró a la vida desde el momento que comenzó a respirar.
Continuando con su historia, la actriz aseguró: “Mi mamá y su marido, quien también fue un verdadero padre para mí, tenían una panadería. Mi mamá nació en un pueblo en Santa Fé, tuvo una vida difícil, se quedó huérfana de madre a los 5 y huérfana de padre a los 14. A los 16 apareció mi viejo, le propuso casamiento y decidió casarse. Cuando cumplió 17 nació mi hermana y a los 21 de ella nací yo. Después nació mi hermano del segundo matrimonio. De mis abuelos maternos heredé el sentido del humor y el histrionismo de mi mamá. Mi abuelo iba a los velorios a divertirse, un loco hermoso. Mi viejo también era muy cómico. Mi profesión la descubrí desde muy chica. Desde chica sabía que iba a ser actriz porque con solo 5 años viendo a Charles Chaplin, en Tiempos Modernos, me había puesto a llorar a los gritos y me tuvieron que sacar del cine. Grataba y decía: ‘Yo quiero hacer eso’ En ese mismo momento supe que yo iba a ser actriz. Pasaron años por mis problemas de salud. Pero, a los 10 años me operaron y los 11 mi vida cambió. Empecé a estudiar, teatro, declamación, danza… todo lo que podía. El haber estado un año, por las tres operaciones, sin ir al colegio; hizo que quisiera estudiar todo lo que podía y comenzar a hacer por fin una vida normal. Hice hasta saltos ornamentales desde un trampolín, representando a Racing. Me convertí en una máquina de hacer cosas, muy activa y con mis padres que me dejaban hacer de todo menos de actriz profesional. No querían que trabajara de chica, por más que tenía propuestas. Me decían: ‘Los niños no deben trabajar y debes adquirir una cultura para respaldar lo que haces’ Los dos quisieron que primero estudiara y formara mi cultura. Lo mismo con mis hermanos. Yo después tuve la misma actitud con mis hijos. Mi hermana es una maravillosa artista plástica y mi hermano un maestro excepcional. Mis hijos se fueron del país, se fueron a España, porque acá solo eran los hijos de Edda y ellos querían ser ellos. Yo los entendí y los apoyé. Los extraño un montón, pero los apoyé.”
Pese al amor por el arte, desde muy temprana edad, sus profesores la desalentaron en sus comienzos, pero ella no bajo los brazos y continuo tras su sueño: “Mi profesora de niña le dijo a mi mamá que yo no servía para esto y que estaba tirando su dinero. Mi mamá le dijo: ‘¡No la voy a sacar, tiene que seguir estudiando con vos!’ Y la profesora le contestó: ‘Es que no tiene talento’ A lo que mi mamá le retrucó: ‘Pobre de vos que no sabes verlo’. Mi madre me contó lo que había dicho y a la próxima clase le demostré que si servía, le demostré quien era. Había estado seis meses haciendo lo mismo. No iba ni para atrás, ni para adelante. Después me enteré que a mucha gente talentosa le pasa eso. En escancia somos tímidos y muchas veces tardamos en poder demostrar lo que realmente podemos hacer. Mi madre siempre creyó en mí. Seguí pese a todo, estudié después en el conservatorio y vivo de esta profesión hace casi 60 años. Hice de todo, pero hacer humor es lo más grande. El primer beneficiado del humor es el que lo hace. Egresé del conservatorio en 1964, dos años después, junto a mis compañeros de conservatorio: Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle y Norah Blay protagonizamos ‘Help, Valentino’ con éxito impresionante. Ese espectáculo se convirtió en la piedra fundamental del café-concert, para todos los expertos.”
Edda, tuvo el privilegio de conocer varias veces el amor y disfrutar actualmente del definitivo: “Me he enamorado muchas veces. Y, cuando me enamoro, lo hago con todo. Hoy, a los 82 años, tengo el amor completo con Salvador. Con él es el amor que es paz, es un ser bondadoso, es mi amor definitivo y me hace muy feliz. Con Salva nos conocimos hace más de 20 años, en el 2002, a través de un cura sanador y el destino. Nos conocimos por mail. Estábamos los dos en el mailing de un curita sanador que está en el Partido de Costa, en Santa Teresita. El padre Elías, que lo recomiendo muchísimo como persona y como sanador. Cuando llegó el Día del Amigo, envió un mail (con todos los mails a la vista) saludando a los feligreses que él tenía en su lista de amigos. En el listado de destinatarios estábamos Salvador y yo, entre muchos. Ahí Salvador, quien tomó la dirección de mi correo y me escribió: ‘¿Vos sos vos? ¿Sos quien creo que sos? ¿Sos Edda Díaz?’ Y yo, enseguida supe que era él y le respondí: ‘Yo soy yo, ¿vos, sos vos?’ Al leer su mensaje, supe que sería una persona importante para mí. Le contesté enseguida con la certeza que iba a ser el hombre de mi vida. Fue muy loco, entendí que para eso había tenido que hacer esa temporada de teatro que no me gustaba. Ese año tuve una oferta para hacer temporada en Santa Teresita, donde Salvador tenía una casa. Para tomar la decisión, medité y fue el Espíritu Santo el que me dio la contestación afirmativa, ya que tenía que conocer al cura y viajar hacia allá. El proyecto laboral que me ofrecían no me entusiasmaba tanto, yo estaba muy indecisa y decidí preguntarle durante tres días al Espíritu Santo en mis oraciones. Viaje, conocí al sacerdote y las vueltas del destino quisieron que el religioso fuese amigo de Salvador. Hice la temporada, pero la terminé antes de tiempo, porque estaba incómoda con mis compañeros. Así que me vine a Buenos Aires sin conocer a quien sería mi futuro marido. Después de aquella charla por mail, empezamos a escribirnos, a hablarnos y a los quince días ya estábamos viviendo juntos. Un poco acá y otro poco en Santa Teresita. En 2015 nos casamos por la congregación de la que somos devotos y un año después por el Registro Civil. Es mi gran compañero, soy muy feliz que Dios me tuviese preparado un amor así para esta etapa de mi vida.” Aseguró la actriz.
“Hace mucho más de 50 años que me dedico al teatro, soy actriz en todas sus formas. Hice cine, la teve, la radio… Enseñé, escribí, dirigí, cree personajes… Todo tiene la misma madre: el teatro. Ejercí mi profesión desde el humor, el clown, la tragedia, el drama, el unipersonal, la dramaturgia, la revista, el grotesco… He hecho un poco de todo, desde Sofovich a Molière, pasando por textos de mi autoría y de otros. He iniciado la época del café concert con Antonio Gasalla y Carlos Perciavale. Hasta he dirigido en la Avenida Corrientes donde presenté 4 obras sanitarias de Pablo Albarello como también Cartonedda Díaz y El regreso de la pata. La gallina embarazada, El gallo cojo, El pollito erótico, La Pata Flora, siempre fue extraña mi relación con las aves y el Café Concert. He hecho cine, trabaje en éxitos inusitados como ‘Los Campanelli’, un programa que comenzó en 1969 y hasta el día de hoy me lo siguen recordando. Trabajé y amé a todos grandes de nuestra escena, me siento una privilegiada.” Concluyó la actriz, ganadora de infinidad de premios y reconocimientos, entre ellos el Konex y el Premio Podestá a la trayectoria, otorgado por el mismísimo Senado de la Nación.